I'm Your Crime

Una conclusión

Matt:

-¿Desde cuándo lo sabías?- pregunté limpiando la sangre de mi boca.
-Desde hace unos días... sólo que no había querido admitir que era verdad.- se colocó un tapón de pañuelo desechable en su poro izquierdo, que no paraba de sangrar.
-Por eso estabas raro ayer, ¿cierto?...- sobé por última vez mis adoloridas bolas pateadas por Zacky.
-Sí...- miró al suelo. -¿Por qué lo hiciste?- preguntó yendo al grano.
-Sé que no tengo justificación, pero aún así mereces saber la historia...- comencé. Contar esto para mí seguía doliendo como la primera vez. Con la excepción de que podía controlarme más.
-¿Por qué no dijiste nada?- sus ojos se tornaron cristalinos. Jamás en mi vida creí ver llorar a alguien como Zacky. Desde que era un puberto, siempre fue un tipo duro. Ni siquiera las peores humillaciones escolares lo habían hecho derramar una sola lágrima. -¿Por qué no buscaste ayuda?- preguntó.
-Porque soy un cobarde. Jamás pude dar la cara a lo que había pasado hasta que Courtney llegó a mi vida.- masajeé mi adolorida y punzante cabeza.
-¿Has vuelto a asesinar?- limpió sus lágrimas.
-Sólo a Monty.- confesé.
-¿Qué le hizo a Courtney?- tragó saliva sonoramente.
-Intentó abusar de ella...- él me miró con detenimiento. -Si no me crees pregúntaselo...- interpreté su mirada.
-¿Miros sabe de esto?- agaché la cabeza y después de pensarlo, respondí.
-Sí... yo se lo confesé. Lo único que no sabe es lo de Montgomery.- Zacky sólo negó con la cabeza.
-Quiero irme...- se levantó del sofá.
-Zacky, aguarda...- lo seguí. -Estoy muy arrepentido de mis actos y estoy en un proceso de cambio... No sabía lo que hacía, ni el daño que causaba... Pero, si vas a ir por la policía... no es necesario, puedes llevarme ahora mismo si quieres.- extendí mis muñecas hacia él.
-No...- negó mirando mis muñecas a su merced. -No, no, sólo quiero irme...- salió de la casa con lágrimas en los ojos y cerró de un portazo. Solté el aire y mi mirada se fue hasta abajo. Sin importar lo que hiciera, sin importar lo mucho que me esforzaba, siempre terminaba odiándome.

Subí a la habitación de Courtney, donde la encontré sentada sobre los pies de su cama, con la mirada perdida al frente, lágrimas deslizándose por sus mejillas y la revolver de Zacky entre sus manos. Me senté a su lado y retiré lentamente el arma. Necesitaba que sus bellas manos estuvieran libres de esa maldita cosa. Ella no puso resistencia. Coloqué el arma en el piso y limpié su humedecido rostro con mis pulgares.

-¿Irás a la cárcel?- preguntó con la voz rota.
-Sí...- hubiera deseado poder tener una razón para mentir. -Zacky no me lo dijo, pero sé que lo hará. Después de todo, hizo todo esto para encontrarme...- el rostro de Courtney se arrugó y de sus labios emergió un quejido que anunciaba su llanto.
-Abrázame...- me miró. -Sólo abrázame...- imploró. Enseguida hice caso a su petición, la cogí con ambas manos de la cintura y la hice sentarse sobre mis piernas. En donde fundí su cuerpo con el mío y mi nariz inhaló el delicioso aroma de su cabello. Su llanto era tan fuerte, a pesar de que se esforzaba por no producir ningún sonido.
-Llora, preciosa... no tienes por qué reservarte ni una lágrima conmigo...- Courtney estrujó mi chaqueta con ambas manos y siguió llorando. Esta vez como de verdad quería y necesitaba hacerlo. Lo hizo hasta que se había quedado dormida. Me recosté con ella en brazos y me dispuse a esperar hasta que llegaran por mí de esta manera. Pero cuando el sueño estuvo a nada de vencerme, escuché que el padre de Courtney llegó. Abrí los ojos como platos, pateé el arma de Zacky debajo de la cama y opté por hacerme el dormido.

-¿Courtney?- la llamó mientras abría la puerta de la habitación. -Oh...- sabía que había llegado la hora de irme, pero hubiera deseado quedarme todo el tiempo que me quedara. El señor Anderson carraspeó falsamente llamando nuestra atención.
-¿Padre?- ambos nos incorporamos.
-Hola, hija... y hola, Matthew.- saludó incómodo.
-Señor, Anderson, qué pena... yo ya me voy.- dije avergonzado.
-No, no, tranquilo. Me tranquiliza haberlos encontrado con ropa.- rió nervioso.
-Papá...- Courtney rodó los ojos.
-Sólo nos quedamos dormidos, señor.- reí con él.
-Sí, entiendo, ehm... Sé que ya es casi medio día, pero, ¿quieren desayunar? Les puedo preparar smores o crepas...- propuso.
-No, yo...- Courtney interrumpió.
-Sí, por favor, quédate...- su mirada de súplica me quebró.
-Está bien...- temía que el padre de Courtney pudiera ver cómo venían por mí. Pero yo también quería pasar el mayor tiempo posible con mi chica.
-Genial, entonces iré a preparar todo...- regresó al percatarse de que nos estaba dejando solos de nuevo. -¿Dejo la puerta abierta?- era una pregunta pero sabía que no tenía opción.
-Por mí no hay problema, señor.- sonreí.
-Bien...- bajó satisfecho.