Mi pobre Matt

52 8 2
                                        

Courtney:

Comía de una enorme bolsa de cheetos, esperando a que Matt llegara. Me preguntaba en dónde estaría, normalmente era muy puntual y era seguro que ya había salido del banco. Mi celular comenzó a sonar y no dudé en responder al ver su nombre en la pantalla.

-Hola, cariño, ¿dónde estás?-
-Courtney, habla Zacky...-
-¿Zacky?... ¿qué pasa?, ¿por qué tienes el teléfono de Matt?-
-Traje a Matt al hospital, está herido.-
-¿¡Qué!?-
-Lo golpearon. Dallas y Monty lo golpearon, está muy herido, tuve que traerlo al hospital. Sólo quería avisarte, él dijo que tú lo estabas esperando y estaba preocupado.-
-Maldición, voy para allá...-
-No, no, Courtney, no es seguro que salgas sola.-
-No voy a quedarme aquí de brazos cruzados, Zacky...-
-Pero estás castigada, no puedes salir, ¿recuerdas? Matt estará bien, yo...-
-No me importa, veré como me las arreglo...-
-Courtney...- colgué.

Rápidamente me coloqué unos jeans, una sudadera rosa corta y unos tenis blancos. Caminé con paso apresurado hacia las escaleras, pero recordar la cámara de la entrada de mi padre, me hizo detenerme en seco. Maldita sea... detestaba que se metiera en mi vida. Como sea iba a ir a ver a Matt, sin importar lo que tuviera qué hacer. Regresé a mi habitación y cerré con seguro. Pedí un uber, que me recogiera justo atrás de mi casa y una vez que estuvo a pocos minutos de llegar; abrí la ventana.
-Ok...- dije después de un suspiro para mí misma. Con cuidado salí por la ventana y empecé a bajar sosteniéndome de la tubería adherida a la estructura de la casa, tal y como Matt lo hacía. Joder, lo hacía ver tan fácil. Debí de haber considerado que no tenía los sus fuertes brazos. Cuando estaba por llegar al suelo mi mano derecha se resbaló haciendo que cayera.
-¡Agh!- me quejé adolorida al caer al suelo. La caída no era la que me había dolido en realidad. Sino la uña que se me acababa de quebrar, en un intento por no resbalar. Miré mi dedo ensangrentado y me levanté del piso. -Pero sigue poniéndote uñas, Courtney...- dije para mí misma, mientras rodaba los ojos. Sacudí mi ropa y en ese mismo momento mi uber llegó. Me sentí afortunada de que el chofer no hubiera presenciado mi penosa situación, hace sólo algunos segundos.

Después de algunos minutos llegué al hospital, al que entré prácticamente corriendo. Tomé mi celular y marqué el número de Zacky. Por suerte, la respuesta no se hizo esperar.

-¿Sí?-
-Zacky, soy Courtney, estoy en el hospital, ¿dónde estás?-
-Courtney, te dije que no vinieras.-
-Zacky, dime dónde estás, ahora.-
-Ok, ok... estoy en urgencias, en la sala de espera.-
-Bien.- colgué.

Al llegar a urgencias busqué a Zacky con la mirada, hasta que lo encontré, cuando él agitó su brazo llamando mi atención.

-Zacky, ¿cómo está Matt?, ¿qué le pasó?, ¿qué fue lo que te dijeron?- pregunté alterada.
-Courtney, tranquilízate, por favor, no puedo responderte todas tus dudas al mismo tiempo...- colocó ambas manos en mis hombros.
-Sólo dime que Matt estará bien, por favor.- supliqué con los ojos llorosos.
-Sí, él estará bien, te lo prometo. Está herido, pero por fortuna lo atendieron en cuanto llegamos. Verás que no será nada grave, linda.- me abrazó. Correspondí a su abrazo y suspiré tratando de calmarme.
-¿Ustedes vienen con el joven Matthew Sanders?- preguntó una doctora acercándose a nosotros.
-Sí...- enseguida me acerqué a la mujer. -Doctora, por favor, dígame cómo está...- imploré.
-Ya logramos parar la hemorragia.- respondió.
-¿La hemorragia?- pregunté angustiada.
-Sí, el joven Sanders llegó con la nariz fracturada, aparte de los numerosos golpes en la cara y el cuerpo, señorita.- cubrí mis labios con mi mano derecha.
-¿Pero ya está mejor, cierto?- preguntó Zacky.
-Sí, tuvimos que enderezar su tabique y también le mandamos a hacer una radiografía, sólo para asegurarnos de que no tenga más huesos rotos.- explicó. -Según lo que nos dijo se siente mejor, pero de cualquier forma nos gustaría tenerlo en vigilancia un par de días más, así que ya lo trasladamos a piso. ¿Hay alguien que se pueda quedar con él?- preguntó.
-Sí, yo...- dije al instante.
-No, tú no, tú tienes que volver a tu casa o tu padre te matará al ver que escapaste.- sermoneó Zacky. -Iré a la casa de su abuela y le avisaré que su nieto está aquí, ella se encargará.- concluyó.
-Pe-pero...- Zacky no me dejó decir más.
-Nada, ya dije... cierra boca.- ordenó, para después irse.
-Si gusta puede pasar a verlo.- me dijo la doctora.
-Claro, quiero verlo...- asentí ansiosa.
-Dígame su nombre, señorita...- tomó un bolígrafo y una libreta.
-Soy Courtney Anderson.- respondí.
-¿Qué es usted del paciente?- preguntó.
-Soy su novia...- expliqué.
-Bien... tenga este pase, con él la dejarán subir. Su novio está en la habitación 402.- me entregó una pequeña tarjetita con los datos de Matt y mi nombre.
-Se lo agradezco...- enseguida subí por el elevador y entregué mi pase al guardia de control de seguridad.
-Puede pasar, la habitación está al fondo del pasillo a la izquierda.- explicó.
-Gracias...- caminé con paso apresurado por donde el hombre me dijo, hasta que encontré la habitación. Abrí la puerta lentamente y asomé mi cabeza encontrando a mi pobre Matt en una camilla. Con varios golpes en la cara y una pequeña bandita alrededor de su moratada nariz. Al parecer estaba dormido, así que entré silenciosamente, cerré la puerta detrás de mí y me coloqué justo enfrente de su cama. Quería acariciar su rostro, pero era imposible buscar un lugar en el que no tuviera una herida. Me dolía tanto verlo así. Me incliné hacia él y deposité delicadamente un beso en la comisura de sus labios. Él inmediatamente abrió los ojos y sonrió.
-Preciosa...- dijo con una adolorida, pero alegre voz.
-¿Así que estabas fingiendo estar dormido, ah?- pregunté con una sonrisa, secando mis húmedos ojos.
-No, sólo dormitaba...- rió.
-Mira nada más cómo te dejaron...- dije angustiada pasando mis dedos por su despeinado cabello.
-Hmm... descuida, bonita... estaré bien. Esos bastardos son unos cobardes.- dijo parpadeando varias veces de manera pesada. -¿Y usted qué está haciendo aquí, señorita?... ¿es que acaso olvida que está castigada?- preguntó coqueto.
-Hahaha calla, no podía quedarme tan tranquila sabiendo que estabas así...- me senté en el sofá, justo enfrente de su cama.
-¿Cómo lograste salir?- preguntó.
-De la misma forma que tú lo haces...- me encogí de hombros. -Y vaya que lo haces ver fácil. No tienes idea del trabajo que me costó lograrlo. Inclusive me costó una uña...- levanté mi mano a la altura de mi rostro. Matt soltó una risita.
-Oh... mi pobre niña linda...- dijo con una adorable voz, mientras tomaba mi mano y la acercaba a sus labios para besarla.
-Pero mírate a ti... en verdad me preocupas, cariño...- dije al borde del llanto.
-No, no... no llores, mi amor... ven aquí...- hice lo que dijo y besé sus labios tiernamente. -Auch...- se quejó.
-Lo siento...- dije apenada.
-No te preocupes... sólo sigue...- tomó mi rostro con ambas manos y acercó sus labios a los míos nuevamente. Trataba de deslizar mis labios sobre los de él, de la manera más suave que podía y evitando rozar su nariz. -Hmm... a la mierda los medicamentos. Esta es mi verdadera medicina...- dijo sonriendo de lado. Solté una carcajada y seguí con los delicados besos. Dejé de besarlo unos segundos y mis ojos se fueron hacia abajo, donde por debajo de las sábanas ya se comenzaba a marcar su erección.
-Vaya, alguien está muy activo a pesar de la paliza...- dije traviesa.
-¿Cómo no estarlo con esos labios tuyos?- preguntó. -Si no me doliera todo, ya te habría dicho que te montaras...- interrumpí.
-¡Matt!- dije sonrojada.
-¿Vas a decirme que no lo pensaste tú también?- preguntó pícaro.
-Cierra la boca ya...- reí. -Tu abuela no tarda en venir, Zacky fue por ella.- me senté de nuevo en el sofá.
-Oh no, ahora de verdad estoy en problemas...- resopló.
-Matt, ¿por qué te hicieron esto?- pregunté seria. Él suspiró y se puso igual de serio que yo.
-No quiero hablar de eso ahora, linda...- negó con la cabeza.
-Dijiste que ya no ibas a ocultarme nada.- me crucé de brazos.
-Y no lo haré, te lo contaré todo... pero no ahora, ¿sí? Me duele todo el cuerpo y llenarme de rabia de nuevo no ayudará en nada.- tal vez tenía razón.
-Es verdad... sólo descansa, ¿sí?- acaricié su cabello.
-Gracias, cielo.- rozó mi mejilla con sus dedos suavemente. En ese momento la señora Miroslava entró a la habitación.
-¡Oh, por Dios, Matthew!- dijo angustiada al verlo. Matt sonrió mostrando los dientes y agitó su mano en modo de saludo. -¡Pero mira cómo te han dejado!... ahora mismo me vas a explicar qué carajos...- un doctor entró a la habitación e interrumpió.
-Shh... señora, aquí hay otros enfermos que también intentan descansar, así que le suplico que se tranquilice.- pidió amablemente.
-Doctor, ¿qué tiene mi nieto?, ¿no le sucedió nada grave, cierto?- preguntó la señora Miroslava.
-De hecho, señora... venía a enseñarle a Matt su radiografía...- abrió un sobre y sacó de él un par de radiografías. -¿Puede ver esto de aquí, joven Sanders?- preguntó el doctor señalando con su dedo índice los huesos plasmados en la placa.
-Sí... tengo una costilla rota...- dijo Matt de forma tranquila. Abrí la boca sumamente preocupada. Dios, en verdad lo habían lastimado.
-Así es, una de sus costillas del lado derecho está fracturada.- afirmó el doctor.

I'm Your CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora