Demasiadas dudas

34 8 0
                                    

~

Tirado en mi cama, con la mirada al techo me disponía a dormir, hasta que mi celular comenzó a sonar.

-¿Sí?-
-¡Hola, Matt, soy Milly!-
-Hola, Milly, qué sorpresa.-
-Siento molestarte. Robé tu contacto del teléfono de Zacky para contactarte.-
-No, no, no molestas. ¿Qué puedo hacer por ti?-
-Bueno, pues ahm... el viernes será el cumpleaños de Zacky y si te soy sincera no tengo idea de qué regalarle, soy pésima... ¿Crees que puedas ayudarme?-
-Claro que puedo... no sabía que sería su cumpleaños... ¿Por qué no le preparamos una fiesta?-
-¿Hablas en serio?-
-Sí, sí, ¿qué te parece si le hacemos algo aquí en mi departamento? Ya sé que no es muy grande, pero me encantaría pasarla con él.-
-¡Es una excelente idea! ¡Una fiesta sorpresa!-
-Sí, una fiesta sorpresa era exactamente lo que pensaba. ¿Te parece?-
-¡Sí, sí, es estupendo! Yo prepararé el pastel...-
-Excelente. Y si aún quieres comprarle algo... comprale un videojuego para la nueva consola que le conseguiré.-
-¿Le comprarás una consola?-
-Sí, siempre jugamos en mi casa, porque el me contó que la suya se averió.-
-Eso es verdad, pero, ¿no crees que es demasiado, Matt?-
-Para un amigo como Zacky, claro que no, Milly.-
-Tienes razón. ¡A Zacky le va encantar!-
-Como sea, mañana pasaré a verlo para asegurarme que no se ha conseguido ninguna hahaha.-
-Es genial. Gracias, Matt.-
-No agradezcas, Milly. Que descanses.-
-¡Buenas noches, Matt, qué descanses!- colgué.

Zacky:

Después de varios días de seguir a Dallas por todos lados, ahora sabía con exactitud los lugares que frecuentaba, dónde dormía y cómo curiosamente espiaba a Matt cada que podía. Cada día parecía estar más enfurecido con el problema de su desaparecido socio. Curiosamente ni siquiera la policía había podido dar con ese imbécil. Sabía que hoy Dallas acudiría a la casa de Montgomery, en busca de alguna respuesta y decidí que antes de que él pudiera entrar a encontrar cualquier cosa... yo sería el primero en llegar. Después de darme una ducha, vestirme y peinarme, tomé mi chaqueta negra de cuero y abrí la puerta de mi casa, en donde justo afuera, encontré a Matt, con el puño cerrado a la altura del rostro, listo para golpear la puerta.
-Matt...- dije sorprendido.
-¡Oh, hola, viejo!- rió.
-Hola, ¿qué te trae por aquí?- dije después de darle un corto abrazo.
-Ahm, fui a dejar a Courtney a la escuela y no había desayunado, así que compré unas donas y un poco de café, quería ver si querías un poco...- dijo sosteniendo una bolsa de plástico y un cartón con dos vasos de café.
-Oh, sí... ehm...- mierda, llegaré tarde.
-Genial...- Matt entró directo a la sala y se acomodó en un sofá. -Lo siento, ¿tenías alguna entrega o algo así? Porque si es así puedo acompañarte...- supe que sería mejor callar y guardar mis planes para cuando Matt se fuera.
-No, no, no... de hecho iba a ver qué desayunaba.- reí nervioso.
-Genial, entonces, ven...- dio un par de palmaditas en el lugar a su lado y encendió el televisor.
-¿No irás a trabajar hoy?- pregunté rascando mi cabeza.
-Ahh, no... esta semana están haciendo una remodelación en el banco, así que nos dieron días libres.- se encogió de hombros.
-Oh, pues... genial...- solté una risita.

Varado en mis pensamientos, sólo desayunaba, miraba la televisión y aparentaba no estar ansioso por irme ya, antes de perder mi oportunidad.

-Estás muy callado, ¿estás bien, hombre?- preguntó Matt, sacándome de golpe de mis pensamientos con una palmada en la espalda.
-Sí, sí, todo bien...- sonreí.
-¿Seguro?- ¿cómo es que Matt ya me conocía tan bien? -¿Todo está bien con Milly?- cuestionó mirándome con los ojos entrecerrados.
-Sí, ya sabes... ella ya está yendo a terapia. Creo que vamos mejor...- me encogí de hombros.
-Eso me alegra mucho, sé cuánto quieres a esa chica. Y yo sabía que Howard podría ayudarle.- guiñó el ojo. -A mí me ha ayudado mucho...- dio un sorbo a su vaso de café.
-Sí, hablando de eso, ¿qué tal tus terapias?- tal vez podía sacar algo útil de todo esto.
-Muy bien, excelente... Incluso Courtney tuvo una sesión con él el otro día, porque...- se calló en seco. -Ya sabes...- noté como se tornó nervioso.
-¿Ella se encuentra bien?- pregunté preocupado.
-Sí, sí, ella está bien. A veces se siente culpable por lo de la muerte de su madre... Supongo que ya te lo habrá contado.- esto era sin duda una mentira. Había otra razón más de peso, pero aprovecharía esto de cualquier forma.
-Oh, sí... sí me lo dijo... fue muy fuerte...- miré al suelo. -Pero el que no me ha contado ni media palabra acerca de su madre eres tú, viejo... ¿Dónde está ella?- le di un golpecito en el hombro. Necesitaba que Matt se abriera conmigo. Mucho más de lo que ya lo había estado haciendo.
-No sé, quisiera decir que está en un mejor lugar ahora, pero después de las cosas que hizo, lo dudo mucho.- ¿acaso entendí bien lo que dijo?
-¿Ella esta...- Matt no me dejó terminar.
-Muerta, sí.- por unos escasos segundos sus ojos me miraron, para después volver a donde solían estar.
-¿Por eso es que vas a terapia?- pregunté buscando su mirada puesta directamente en el suelo. Matt suspiró, tomó el mando del televisor y apagó el mismo.
-No fue sólo por su muerte...- negó con la cabeza. -Ella era drogadicta... Murió de una sobredosis de heroína.- abrí los ojos como platos y de inmediato me arrepentí de haber sacado todo esto a la conversación.
-Joder, Matt... no tenía idea, lo siento. De haber sabido no habría preguntado.- dije avergonzado.
-No, está bien. Eres mi amigo y confío en ti.- Dios, Matt, no sigas. -Me tuvo a mí en un descuido de su adolescencia y Miros la corrió de la casa. Vivió un tiempo con mi padre, pero luego él la abandonó y pocos meses después murió de una congestión alcohólica. O al menos eso fue lo que me dijo ella.- se encogió de hombros. -Cuando el bastardo la abandonó, Miros dejó que regresara a la casa, pero fue justo después de tenerme que empezó a consumir como si no hubiera un jodido mañana.- yo sólo escuchaba boquiabierto. -A mi abuela por supuesto que no le parecía ni un poco. Así que cuando cumplió los dieciocho años se fue de la casa y se independizó... Pero como no había terminado ni siquiera la secundaria, comenzó a prostituirse...- abrí aún más la boca. -Viví los primeros años de mi vida con ella y... eran un verdadero infierno... Me golpeaba por cualquier cosa. Si lloraba porque tenía hambre o frío, ella me golpeaba... e incluso cuando no había razón alguna. A veces sólo estaba enfadada por que no conseguía clientes y se desquitaba conmigo.- masajeó su frente unos segundos y continuó. -Esos años la única pregunta que me podía hacer a mí mismo era por qué no podía quererme. ¿Qué había hecho yo para que mi madre me detestara tanto?... Pero era demasiado pequeño para averiguarlo por mí mismo.- me dieron ganas de llorar. Maldita sea, nada puede salierme como yo espero. -Cuando ella se hartó de mí, fue y me dejó con Miros. Ella me aceptó en su casa como si fuera su hijo, ya que mi verdadera madre jamás sería lo que debía ser... Y fue ahí cuando la única responsabilidad que le quedaba se fue. Ya nada le importaba... entró en depresión y se hundió en las drogas hasta a acabar con ella misma.- limpió una lágrima corriendo por su mejilla izquierda. -Recuerdo las últimas veces que la visité. Intentaba hacer que fuera a rehabilitación, pero ella sólo seguía pidiéndome dinero. Me cansé y no quise darle un centavo más. Poco después de eso murió... inyectándose de una sola vez lo último que le quedaba.- concluyó.
-Cielos, Matt...- ¿y ahora qué podía decir? Carajo, me sentía fatal por Matt. En verdad la había pasado verdaderamente mal desde tan temprana edad. -Tú... tú hiciste bien en ya no darle dinero. Querías ayudarla, pero ella no quiso. Fue su decisión, no fue tu culpa. Y pienso que fue muy noble de tu parte apoyarla económicamente aún después del infierno que atravesaste con ella cerca.- dije dando unas amistosas palmadas en su espalda.
-Tal vez jamás debí hacerlo... Trabajaba desde los catorce y siempre le daba algo para que pudiera comer, pero ella sólo lo gastaba en drogas... Lucía tan desnutrida y acabada... mi preocupación pudo más que mi raciocinio de saber que con esa drogadicta ya no había esperanza alguna.- a este punto sus lágrimas salían sin parar de sus ojos.
-Ven aquí, amigo...- lo abracé y él enseguida correspondió con fuerza. ¿Por qué todo esto había llegado tan lejos? Maldición, debo admitir que quería que se abriera conmigo, pero jamás hubiera imaginado esto. Sentía su dolor en cada una de sus palabras, y a pesar de que traté de encontrar algún indicio de que mentía, todo fue inútil. Matt no estaba mintiendo. Todo lo que acababa de salir de su boca había sido real y para mi desgracia la empatía me había hecho sentirme aún más encariñado con él. -Hey... tranquilo. Trataste de ayudarla. No fue tu culpa, ¿de acuerdo?- Matt asintió con la cabeza y limpió sus lágrimas con un pañuelo desechable. -Eres un gran tipo, viejo y eres más fuerte de lo que imaginé... Te admiro, en verdad.- di una palmadita en su pecho.
-Te admiro a ti por escuchar mis problemas.- dijo con una sonrisa.
-Eres mi amigo, hombre, para eso estamos, ¿no?- reí.
-Gracias, amigo, en verdad te aprecio mucho, nunca tuve un amigo como tú.- suspiró. -Pero como sea, ya no quiero molestarte más.- se levantó del sofá y recogió la caja de donas vacía.
-No, no, no es molestia, sabes que me agrada tu compañía.- ¿por qué eso último no pudo haber sido una mentira?
-Lo sé, sólo... quisiera ir a descansar un rato para despejar mi mente de todo esto, ya sabes...- dijo limpiando por última vez sus irritados ojos.
-Sí, sí, entiendo, no te preocupes. Anda, ve y duerme un rato... te ayudará.- lo abracé.
-Gracias, viejo, eso haré...- caminó hacia la salida. -Te veré luego.- dijo antes de salir dedicándome una gran sonrisa.
-Claro, hasta pronto...- levanté la mano en gesto de despedida. Esperé a que Matt se alejara lo suficiente y salí a toda prisa hacia la casa de Montgomery.
Al llegar eché un vistazo a las ventanas, asegurándome de que Dallas no me hubiera ganado la oportunidad. Pero al parecer todo estaba en orden. Rodé la casa y encontré una pequeña puerta que llevaba al pequeño patio trasero. Por fortuna, no estaba asegurada. Discretamente la abrí, cerré detrás de mí y procurando que nadie me viera saqué mis herramientas, dispuesto a abrir la cerradura de la puerta trasera. Habría sacado mi arma con silenciador para volarla en menos de un segundo, pero debía ser cauteloso. Nadie debía saber que yo había estado anteriormente aquí. Después de un par de minutos, di con la herramienta adecuada y abrí. Cerré lentamente, saqué mi magnum revolver y recorrí toda la casa hasta estar seguro de que ahí no había ni un alma. La casa era pequeña. Con una pequeña sala abajo y una habitación con baño arriba. Después de colocarme un par de guantes de látex, empecé por su habitación en donde había un viejo ordenador y un televisor como de los años noventas. Encendí el ordenador decidido a buscar cualquier cosa que me llevara al por qué de su desaparición y al por qué de las sospechas de Dallas hacia mi más grande objetivo. Los historiales estaban vacíos, no había documentos, imágenes o videos. Y la maldita máquina no podía ser más lenta. Al no tener éxito... comencé la búsqueda de algún teléfono móvil en cada parte de su habitación. Retiré las sábanas de la cama y busqué por debajo del colchón, pero nada. Revisé la sala en los sillones, e incluso en el baño. Pero en definitiva no había ningún celular aquí. Regresé a la habitación e intenté dejar las sábanas como estaban, hasta que un sobre amarillo salió disparado de la funda de almohada, cuando cogí la misma. Levanté el sobre, lo abrí y de él, saqué al menos unas doce fotos impresas de Courtney. No fotos tomadas de sus redes sociales, sino fotos capturadas mientras ella estaba descuidada. Saliendo de la escuela, caminando a su casa, cambiándose de ropa en su habitación. Joder, ¿por qué este imbécil tenía fotos de Courtney?, ¿qué tanto tiempo tuvo que haberla espiado para conseguirlas?, ¿y por qué a ella? En ese instante, escuché un fuerte golpe. Dallas y Andy habían derribado la puerta principal.

-Mierda...- dije en voz baja para mí mismo, metí las fotografías al sobre y guardé este último en el bolsillo interior de mi chaqueta.
-¡Monty!- escuché a Andy gritar.
-Cierra la boca, si él está aquí ya está más muerto que nada.- escuché la voz de Dallas, mientras nervioso, me encerraba en el baño. -Aunque si así fuera la casa apestaría y todo parece estar en orden.- añadió.
-Sí, y eso es extraño, la casa de Monty siempre es un asco.- rió Andy.
-Excelente punto.- admitió Dallas. Joder, podía escuchar a ambos a la perfección. ¿Acaso esta casa estaba hecha de papel? No podía hacer ni el más mínimo ruido o me escucharían. Pero debía idear un plan ahora mismo, ya que me encontrarían de cualquier forma. -Un punto más que pierde ese bastardo de Shadows... Revisa aquí abajo, yo iré arriba...- ordenó. Rápidamente saqué mi arma, abrí la puerta y a penas sacando el brazo, disparé varias veces justo en la ventana al otro lado de la habitación. -¿¡Pero qué carajos!?- escuché sus apresurados pasos subir, cerré la puerta y considerando que estarían lo suficientemente distraídos con el ruido, la ventana rota y saber de dónde provenían los tiros, ni siquiera notarían que me escabulliría por la pequeña ventana del baño.
-Demonios... ¿esto es alguna clase de francotirador?- preguntó Andy atemorizado mientras yo daba un salto al suelo.
-No...- esta vez podía escuchar sus voces más bajas. -No hay ninguna bala aquí...- aseguró Dallas.
-¿Y?- no podía correr ahora o me verían.
-Que los disparos no vinieron de afuera...- maldita sea, el malnacido era bueno. Si Andy hubiera ido solo jamás se hubiera percatado de eso. Escuché como la puerta del baño se abrió y me tiré boca abajo, justo debajo de la ventana de la cocina, evitando así ser visto.
-¿Dices que había alguien aquí?- preguntó Andy desde la ventana de la habitación.
-¡Sí, idiota, despierta !... ¡Busquemos a ese bastardo, debe estar afuera!- sus voces le alejaron. Era mi oportunidad. Me levanté del suelo y corrí lo más rápido que pude hacia mi camioneta. Subí, cerré la puerta y me agazapé evitando ser identificado.
-¿¡Dónde está!?- preguntó Dallas, sacando un arma de su bolsillo.
-¡Dallas, aquí no hay nadie!- respondió Andy.
-¿¡Crees que soy imbécil!? ¡Había alguien aquí, ahora ve a buscarlo, retardado!- dio una fuerte patada en el trasero de Andy, quién se fue a toda prisa a revisar los alrededores de la casa. Cuando ninguno de los dos pudo encontrarme, arranqué la camioneta para irme de ese maldito lugar.

Debía aclarar tantas dudas. ¿Será posible que con decir "la perra de Shadows", Dallas se refería a Courtney? Ahora las probabilidades de que Matt fuera quién buscaba eran del 70%.

I'm Your CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora