Lesión

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El entrenador hizo sonar su silbato llamando así nuestra atención.

-Buenos días, chicos. Bueno, antes de empezar vamos a calentar, así que quiero que den cinco vueltas al campo trotando.- explicó para después volver a tocar su silbato, en señal de que empezaramos. Rodé los ojos y comencé a hacer lo que el entrenador había dicho, junto con los demás. Shanon me alcanzó corriendo y me hizo detenerme con un empujoncito en mi hombro.
-¿Cuál es tu problema?- pregunté irritada deteniéndome.
-¿Qué cojones pretendes zorreando con Jordan?- puso ambas manos en su cintura.
-¿Zorrear?... ¿es que acaso no te diste cuenta que él fue el que me habló primero? Además, yo no tengo la necesidad de zorrearle a nadie, porque a diferencia de ti, a mí sí me hacen caso los chicos.- dije con una sonrisa sarcástica.
-¿No te contó tu noviecito cómo me miraba?- preguntó antes de que siguiera con lo mío.
-No, pero sí pude notar su gesto de repulsión cuando me contó que una perra se le acercó.- respondí con una risita.
-Te voy a...- Shanon se aproximó altanera hacia mí.
-¡Olivera, Anderson!... ¡No las veo trotar!- nos llamó la atención el entrenador.
-¡Ella fue la que me molestó, entrenador!- dijo Shanon con una voz chillona.
-¡Claro que no! ¡Ella empezó!- grité enfadada en mi defensa.
-Basta ya, o les bajaré un punto a ambas.- amenazó el entrenador. Bufé y me puse a trotar.

Cuando el calentamiento terminó, el entrenador nos puso a hacer una serie de ejercicios, para finalmente dejarnos jugar lo que quisieramos.

-¡Courtney!...- Jordan me llamó a unos metros de distancia. -Vamos a jugar básquet, ¿quieres estar en mi equipo?- preguntó al lado de sus amigos, quiénes también se notaba que yo les gustaba bastante.
-Seguro...- respondí.
-¡Yo también quiero estar en tu equipo!- Shanon se levantó de la banca en la que estaba y fue a atosigar una vez más a Jordan.
-Pero ya estamos todos, Shanon.- dijo uno de los amigos de Jordan.
-Ash... pues tú salte, idiota y déjame jugar a mí.- respondió con los ojos en blanco.
-¿Por qué voy a hacer eso? Yo quiero jugar. Además tú eres pésima, perderíamos por tu culpa.- reí por lo bajo al oír su respuesta.
-Jordan, ¿le puedes decir a Dylan que me deje jugar una ronda, por favor?- le preguntó coqueta.
-Ahm...- Jordan miró un tanto apenado a su bolita de amigos. -Vamos viejo, sólo una ronda. Podrás entrar tú después.- le dijo a Dylan, quién alzó los brazos indignado. Jordan era demasiado amable como para enfrentar su ya notoria molestia con Shanon.
-Bien, pero si perdemos es culpa tuya.- Dylan se fue a la banca que estaba cerca de las canchas.

A penas el juego empezó y pude anotar una canasta. Estaba sorprendida, ya que tenía demasiado tiempo que no jugaba a esto y seguía siendo igual de buena. Y Shanon... bueno, ella sólo estaba presente en el juego, mirándome con envidia, huyendo del balón y soltando gritos. Hubo un momento en el que sólo nos quedamos Shanon y yo cerca de la canasta. Mientras los demás chicos perseguían el balón.
-¿Cómo cojones lo haces?- preguntó molesta.
-Cállate...- dije casi más para mí que para ella.
-¡Courtney!- uno de los amigos de Jordan me pasó el balón. Enseguida lo tomé, me di la vuelta y rebotando el mismo en el piso, corrí camino a la canasta.
-¡Suelta eso yo quiero anotar!- gritó Shanon corriendo atrás de mí.
-¡Halze un favor al equipo y sal de aquí!- dije sin detenerme. Tuve sólo un par de segundos para procesar que responderle así a Shanon de esa manera en ese preciso momento, no era buena idea. Lo siguiente que pasó, fue el pie de Shanon pateando fuertemente mi espinilla derecha, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Rodé un par de veces por él, hasta que me quedé boca arriba, sosteniendo mi adolorida espinilla con ambas manos.
-¡Agh!- me quejé apretando los ojos.
-¡Courtney!- Jordan y los demás chicos se acercaron a ayudarme. Incluido Dylan, que seguía en la banca.
-¡Ay por Dios, lo siento tanto!- dijo Shanon fingiendo sentirse culpable y pretendiendo que había sido un accidente.
-¡Eres una tonta, tú la tiraste!- dijo Dylan un tanto molesto, mientras se ponía de cuclillas a mi lado.
-Calma, viejo, sólo fue un accidente.- respondió Jordan en cuanto llegó.
-Claro que no, yo vi cuando ella pateó intencionadamente la pierna de Courtney.- Dylan señaló a Shanon. Quería hablar para dejarle claro a todos que lo que Dylan había visto era verdad. Pero estaba muy adolorida para esbozar palabra.
-¿Qué pasó aquí?- el entrenador se acercó.
-Shanon tiró a Courtney...- respondió uno de los amigos de Jordan.
-¡No es cierto!- gritó Shanon.
-¿Courtney puedes levantarte?- preguntó el entrenador un tanto preocupado.
-Creo que sí...- respondí mientras ponía mis manos en el suelo, para intentar ponerme de pie.
-Ayúdenme a levantarla...- ordenó el entrenador. Jordan y Dylan me tomaron de los brazos y con delicadeza me levantaron del suelo.
-¡Auch, auch, auch!- el pie que Shanon había pateado no sólo habia sufrido el impacto de su golpe, sino que también se me había torcido al caer.
-¿No puedes apoyar tu pie?- preguntó el entrenador.
-No, me duele...- respondí.
-Chicos, por favor, llévenla a la enfermería, iré a la dirección para que llamen a tu casa.- ordenó el entrenador.
-No hay nadie en mi casa...- aclaré.
-¿Alguien que pueda venir por ti?- preguntó.
-Le llamaré a mi padre, pero dudo que pueda venir.- respondí.
-Estás toda raspada, debemos llevarte ya a la enfermería.- dijo Jordan preocupado. Los chicos me llevaron hasta la enfermería y no se fueron hasta que la doctora me atendió. Habían sido muy amables, claro que sabía que sólo lo hacían porque les agradaba.

-Linda, estás llena de raspaduras y por lo visto tu pie tiene un esguince. Definitivamente tienes que irte a casa.- dijo la doctora mientras ponía algunas curitas en mis heridas, después de haberlas limpiado con alcohol.
-Pero... tengo examen de álgebra hoy...- dije preocupada.
-Creo que tendrás que hacerlo después...- respondió mientras retiraba sus guantes de látex. -Llama a tu padre y dile que necesitas irte...- me pasó un teléfono de base.
-Agh... está bien...- tomé el teléfono y marqué el número de mi padre. Varios tonos después, hubo respuesta.

-Hola, cariño.-
-Padre, estoy en la enfermería de la escuela...- él no me dejó continuar.
-¿Ahora qué has hecho?-
-Yo nada... una estúpida me tiró en clase de gimnasia y estoy jodida.-
-Courtney, tú maldito lenguaje, por el amor de Dios.-
-¿Cómo no quieres que responda así si lo primero que haces es juzgarme?-
-Es culpa tuya, niña. Esa fama te la has ganado tú solita.-
-¿Vas a venir por mí o no?-
-Sabes que no puedo, estoy atareado, Courtney.-
-Bien, gracias por nada...- le colgué.

La doctora sólo me miraba sorprendida por mi atrevimiento al responderle de esa manera a mi padre y por haberle colgado el teléfono.

-Sabía que no podría venir.- rodé los ojos.
-Si quieres, puedes quedarte aquí hasta que de la hora de salida.- dijo la doctora amablemente.
-No... mi casa no está muy lejos de aquí. Me iré sola.- me levanté cojeando.
-¿Estás segura? No creo que sea buena idea, te puedes caer. ¿No hay alguien más que pueda venir por ti?- preguntó preocupada.
-Ahm...- enseguida pensé en Matt. -Tal vez... pero me apenaría un poco...- suspiré.
-Inténtalo, linda, no me gustaría que te fueras sola.- dijo la doctora para después dejarme un momento a solas.

Con gran trabajo fui a mi casillero, tomé mi celular y después de pensarlo varios minutos llamé a Matt, pero no hubo respuesta. Aún era muy temprano y era probable que siguiera dormido. La doctora tenía razón, irme a casa sola en este estado era peligroso. Así que tomé mi cuaderno de dibujo dispuesta a aguantarme hasta la hora de salida en la enfermería, pero cuando iba de regreso mi celular sonó. Me senté en una pequeña banca al lado de los casilleros y respondí la llamada.

I'm Your CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora