Courtney:
-¡Courtney!- los gritos de mi padre me hicieron saltar como un resorte, cuando ya me encontraba profundamente dormida.
-Joder...- coloqué la mano en mi pecho, sintiendo mi taquicardia.
-¡Courtney!- entró a mi habitación sin previo aviso.
-¿¡Por qué gritas!?- pregunté irritada.
-¿¡Quién cojones fue el vago que metiste a la casa hoy!?- oh genial, otro idiota con eso.
-Sólo era un amigo, le invité una taza de café.- respondí.
-Te dije que estabas castigada.- dijo furioso.
-Sí, lo dijiste...- me levanté y me paré enfrente de él. -Pero dijiste que no podía ver a Matt ni salir sola y no vi a Matt, ni tampoco salí sola. Así que no te desobedecí.- me crucé de brazos. Mi padre apretó los labios, al parecer admitiendo internamente que tenía razón.
-¿Quién es ese muchacho?- preguntó serio.
-Se llama Zacky, lo conocí el otro día, sólo somos amigos.- rodé los ojos.
-¿Sólo amigos?- ¿no había sido ya lo suficientemente clara?
-Sí, ya te dije que es sólo un amigo.- respondí molesta.
-Bien... ya veremos eso...- dio media vuelta y se retiró.Cuando mi padre terminó de preparar la cena, bajé por ella y regresé a mi habitación. No quería compartir ningún momento con él ahora mismo. Me trataba como si fuera una niña estúpida. Yo sé lo que hago, es mi vida y él no tiene derecho a meterse en ella. Ahora como si no fuera suficiente estar enfadada con mi padre, también lo estaba con Matt. Maldita sea, Matt, ¿por qué habías dicho eso? Se había comportado como un verdadero patán.
Eran casi las tres de la mañana y yo aún no podía dormir. Sólo podía pensar una y otra vez en lo que Matt había dicho. Yo sólo lo amo a el, ¿qué tengo que hacer para que lo entienda?, Zacky no me interesa, a pesar de que es un gran y atractivo chico. Mi celular, que se encontraba en la almohada a mi lado, sonó.
Matt: Sé que ya estás dormida, pero sólo quiero decirte que te amo. Soy un idiota, jamás debí hablarte de ese modo. De cualquier forma ya te dije que no dejaría las cosas así. Pero eso ya lo verás mañana.
Matt: Descansa, bonita.
¿Por qué tenía que ser tan lindo? Su mensaje me había parecido tan tierno, que estuve a punto de responder. Me había quedado suspendida con los dedos a un par de centímetros del teclado.
Matt: ¿Estás ahí, linda?
Mandó ese último mensaje al percatarse de que estaba en línea. Enseguida me salí del chat, apagué la pantalla del teléfono y lo boté un tanto molesta. No sólo con él, sino conmigo misma, por estar a nada de caer. Solté un suspiro y me levanté de la cama, dispuesta a buscar un vaso de leche tibia, que me ayudara a dormir. Mientras mi leche estaba en el fuego, vi que mi padre había dejado su celular en el comedor. Lo tomé, para así poderlo llevar a su habitación, pero la curiosidad pudo más conmigo. Encendí la pantalla y lo primero que vi, fue un par de mensajes de una mujer con el nombre Ingrid.
Ingrid: Gracias por llevarme a mi casa hoy, guapo.
Ingrid: Que tengas bonita noche.
Enseguida hice una mueca de repulsión. ¿Quién cojones era esa mujer? Sabía que su nombre lo había escuchado antes, mi padre ya la conocía desde hace tiempo, pero no podía recordar exactamente quién era. Serví mi leche en un vaso, dejé el celular de mi padre en su habitación, en la que él ya se encontraba dormido y regresé a la mía. Mañana era viernes, pero aún así tenía clases y debía dormir.
~
Me había levantado en la mañana más que muerta. El insomnio en verdad me había jodido y yo sólo pensaba en dormir. Compré un café americano en la cafetería de la escuela y fui a mi casillero a buscar mis libros para la primera clase. Lo primero que vi al abrirlo fue una enorme y preciosa rosa roja, justo encima de una pequeña hoja de papel. Con el entrecejo fruncido, tomé la rosa y posteriormente la nota.
"Te amo. Por favor, perdóname."
Apenas había terminado de leer la nota, cuando sentí a alguien a mis espaldas.
-Luces preciosa a pesar de haber tenido insomnio anoche.- dijo Matt, cuando aún ni me giraba para verlo.
-¿Qué haces aquí?- pregunté seria y haciendo un gran esfuerzo por no demostrar que su sorpresa me había dejado fascinada.
-Lo leíste anoche, no iba a dejar las cosas así...- acarició mi mejilla. Estaba tan cerca de mí que me hacía sentir aún más vulnerable ante sus encantos. Y más cuando se veía tan bien. Con esa camisa blanca, ese pantalón negro de vestir y su cabello perfecta y elegantemente peinado con un poco de cera.
-Sí, ¿ahora ya no soy una puta que se acostaría con cualquiera que se le atraviesa?- azoté mi casillero y caminé tratando de alejarme de él.
-Courtney, ven acá...- ordenó de una forma tan delicada, mientras sostenía mi muñeca, para evitar que me fuera. -No digas eso, yo nunca te dije así...- negó con la cabeza.
-Pero lo diste a entender...- dije al borde del llanto.
-Mi amor, yo no quería decir eso, lo sabes...- tomó mis manos entre las suyas y me miró a los ojos. -Estaba muy enfadado, no sabía las estupideces que decía. Me cegaron los celos y actúe como un imbécil, pero te aseguro que yo no pienso así de ti.- sus ojos mientras se expresaba de esa forma era la debilidad máxima para mí. Bajé mi mirada y mordí mi labio inferior para evitar llorar.
-¿Por qué no crees el hecho de que sólo te amo a ti?- pregunté con la cabeza gacha.
-No, no, no...- puso sus dedos en mi barbilla y levantó mi cabeza. -Linda, perdóname. Claro que creo eso. El idiota fui yo. Tú nunca me has dado razones para que desconfíe de ti. Fue mi maldita inseguridad la que me hizo pensar de todo...- explicó avergonzado. -Por favor, perdóname.- suplicó, para después sostener mis manos a la altura de su cuello.
-No quiero que vuelva a pasar.- enseguida sonrió victorioso.
-Claro que no...- su hermosa sonrisa casi llegaba hasta sus orejas.
-Y tampoco que vuelvas a gritarme de esa forma. Yo tengo derecho de tener amigos...- Matt comenzó a dar saltitos, como niño pequeño estallando de felicidad. -Y tú no tienes por qué enfadarte.- dije seria.
-¡Lo que digas!- depositó numerosos besos en mis manos.
-Quiero que controles tus celos de ahora en adelante...- continué.
-¡Está bien, está bien!- su sonrisa y su actitud eran lo más adorable en este mundo de mierda.
-Matt, no me estás escuchando...- dije tratando de mantener mi seriedad.
-Sí, sí te oí.- aseguró.
-¿Qué te dije?- arqueé una ceja.
-Dijiste que no quieres que vuelva a pasar, que tú tienes derecho de tener amigos y que yo debo controlar mis celos...- respondió calmando su euforia.
-Correcto.- estaba sorprendida de que de verdad hubiera escuchado. -Y otra cosa más... quiero una caja de chocolates para compensar tu cagada.- dije con un puchero.
-¡Sí, claro!- tomó mi rostro con ambas manos y besó mis labios durante varios segundos.
-Por cierto, ¿cómo entraste aquí?- pregunté al separarme de sus labios.
-Oh... me hice amigo del conserje de tu escuela y lo convencí de que me ayudara.- guiñó el ojo de forma pícara.
-¿Lo convenciste de abrir mi casillero?- sonreí de lado.
-Bueno, en esa parte sí tuve que darle para su comida de hoy.- susurró. Solté una carcajada.
-Eres un idiota, ¿lo sabías?- pregunté divertida.
-Sí, preciosa, pero tú eres la que me trae así.- su respuesta me hizo ruborizar. -¿Te gustó el detalle que te hice?- preguntó volviendo a su carita de niño inocente.
-Claro que sí...- saqué la nota junto con la rosa de mi casillero y la olí. -Me encantó... sólo que no podía demostrar que me había gustado.- guardé la nota en mi mochila.
-¿Por qué no?- preguntó coqueto.
-¿Por qué no, preguntas?, tal vez porque me hiciste enojar, fortachón.- hice un puchero.
-Y por cierto qué sexy te ves enojada...- colocó sus manos en mi cintura y me pegó más a él.
-Cállate...- di una palmadita en su pecho y volví a besarlo con pasión. -Ahm... Matt...- dije entre besos.
-¿Qué?- preguntó.
-Creo que ya debes irte... la gente ya se está percatando de tu presencia.- dije viendo cómo varios chicos veían con confusión a Matt y las chicas cómo me miraban con envidia.
-Me da igual. Anoche me quedé con ganas de quedarme más tiempo contigo.- hizo un puchero.
-Lo siento guapo, pero tengo clases y tú tienes que ir a trabajar...- reí.
-Bueno, ¿pero podré ir a verte hoy, cierto?- sonrió de lado.
-Sólo si ya no va a actuar como un cretino, señor Sanders.- dije sarcástica.
-Hahaha ya no más, mi amor.- besó mis labios cortamente.
-Entonces te veré en la tarde.- lo empujé lejos de una forma juguetona.
-Hey... no hagas eso, me provoca tener más ganas de estar cerca de ti.- dijo seductor.
-Largo ya.- ordené con una risita.
-Te amo...- dijo antes de marcharse.
-Y yo a ti...- sonreí como boba. Me mandó un beso, para después caminar hasta la salida.
-Vaya... ese chico sí que es atractivo...- dijo Amber atrás de mí.
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I'm Your Crime
Fanfic¿Alguna vez te has preguntado qué tan peligroso puede ser el amor?, ¿te has puesto a pensar en qué personalidad hay detrás de cada individuo que conoces?, ¿haz acaso imaginado en algún momento que eres cercana(o) a alguien peligroso?, ¿Y alguna vez...