Pequeño accidente

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Courtney:

-Linda...- escuché la voz de Matt llamarme entre sueños. -Bonitaaa...- pude escuchar esa palabra con más claridad. -Preciosa, ya despierta...- abrí los ojos y me encontré con Matt, parado justo a un lado de la cama, con mi toalla de baño enredada en la cadera y acariciándome la cara.
-Buenos días...- sonreí.
-Buenos días, señorita sexy.- dijo coqueto haciéndome soltar una risita.
-¿Qué haces con mi toalla, fortachón?- pregunté somnolienta.
-Me di una ducha en tu baño, espero que no te moleste.- respondió. Inmediatamente razoné lo que había pasado anoche, mi padre pudo habernos visto al regresar. Enseguida me incorporé sobre la cama.
-Santo Dios, Matt, mi papá...- dije angustiada.
-Descuida, se fue temprano. No me vio cuando llegó.- pasó una pequeña toalla por su cabello húmedo.
-¿A qué hora llegó?- pregunté un poco más tranquila.
-La verdad no sé. Llegó minutos después de que terminaramos, linda. Te quedaste dormida sobre mí, así que tuve que pensar rápido.- rió divertido.
-Joder, ¿no sospechó nada?- volví a acomodarme boca a abajo sobre la cama.
-Nah... debo decir que tu padre es bastante distraído, linda.- dijo mientras preparaba su ropa.
-Es un hombre muy ocupado. Lo comprendo...- aparté el cabello de mi cara. -Creí que ya no te vería en la mañana.- recosté mi cabeza sobre la almohada.
-Ahm... la verdad no quería irme.- dijo un poco apenado.
-¿Por qué?- sonreí de lado.
-¿Quiere dejar de hacer preguntas y ya levantarse de ahí, señorita?- tomó mi mano y tiró delicadamente de ella.
-Tengo sueñooo.- hice un puchero y puse la cara contra la almohada.
-Arriba.- ordenó Matt mientras corría las cortinas.
-Ño.- negué con la cabeza. Matt tiró de la sábana dejándome desnuda de la cintura para arriba.
-No querrás que te quite la sábana completa...- dijo pícaro.
-¿Por qué no?, ya no hay nada que no hayas visto antes.- reí.
-Tienes razón, entonces lo haré...- terminó de bajar la sábana y dio un azote en mi trasero desnudo.
-¡Auch!- me puse sobre mis rodillas y lo miré indignada, con la mano en mi glúteo derecho.
-Grrr...- gruñó de una divertida forma, al tener una mejor vista de mi cuerpo desnudo.
-¡Me nalgueaste!- cubrí mi busto con la sábana.
-Sí, qué delicia.- guiñó el ojo. Empecé a reír, roja como tomate. -Anda, ponte algo de ropa. Te voy a preparar el desayuno.- dijo mientras ajustaba el cinturón de su pantalón. -Más te vale que no tardes...- bajó por las escaleras.
-Ya voy...- rodé los ojos. Busqué unas bragas limpias y una camiseta ancha para estar cómoda. Cepillé mis dientes y limpié con agua micelar los restos de maquillaje de anoche. Mientras hacía mi cama, pude ver que debajo de ella se asomaba el anillito del preservativo que habíamos usado anoche. Lo levanté, le hice un nudo y fui al baño para poder tirarlo en el cesto. Pero antes de que esto sucediera, sentí como el contenido del condón empezaba a derramarse en mis manos. Preocupada miré mis manos, apreté la punta del preservativo y pude ver de dónde provenía la fuga.
-Ahh... joder, no puede ser...- había sido en definitiva mi culpa. Yo había sido la que había sacado el condón de su envoltura y muy seguramente lo había dañado con las uñas. Maldita la hora en la que decidí ponerme estas malditas uñas postizas. -Bien hecho, Courtney...- dije arrojando el condón al cesto de la basura.

Lavé mis manos y bajé a la cocina. Enseguida el aroma a huevos revueltos con tocino y café negro invadió mis fosas nasales.

-Qué bien huele eso...- abracé a Matt por atrás.
-Espero que te guste, linda.- respondió Matt sonriendo de lado.
-Más que tú dudo que vaya a gustarme.- acaricié su fuerte y ancha espalda.
-Y espero que nada ni sobre todo nadie... pueda gustarte más que yo, bonita.- puso una porción igual de huevos revueltos en un par de platos.
-Imposible...- fui a sentarme a la mesa. Matt puso los platos en la mesa y sirvió un par de tazas de café.
-Oye, Matt...- ¿cómo le decía lo que había pasado con el preservativo?
-Dime, linda...- tomó asiento y dio un sorbo a su café.
-Hace un rato encontré el preservativo que usamos anoche...- froté las palmas de mis manos una contra otra.
-Ajaa...- dijo Matt con la ceja arqueada, invitándome a proseguir.
-Y me di cuenta de que lo usamos cuando estaba roto.- hice una mueca sintiéndome avergonzada.
-Carajo, ¿enserio?- sus ojos se desorbitaron. Sólo asentí con la cabeza.
-Debí de haberlo rasgado sin querer con las uñas...- dije apenada.
-Bueno... no te preocupes, bonita...- acarició mi mejilla. -Antes de que me vaya te compraré la pastilla del día siguiente. Estarás bien.- suspiré aliviada.

I'm Your CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora