Cómo ser un novio

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Dios mío, como deseaba regresar el tiempo para poder haberlo conocido en ese entonces. Decirle que lo que hacía estaba mal. Que esa chica era la persona equivocada, que era demasiado pequeño para todo eso. O al menos, para darle un abrazo y decirle lo mucho que valía a pesar de que lo habían sometido al peor de los castigos que un humano podía experimentar. Castigo que no se merecía en lo más mínimo. Su único error había sido entregarle su corazón a una persona tan desalmada. ¿Acaso se le puede llamar "persona" a alguien así? Joder, sólo era un niño al que habían exprimido como naranja en todos los aspectos. Un niño que a falta de amor, comprensión y atención de su drogadicta madre; buscó todo esto en la mujer equivocada. La empatía me hacía ponerme ahora mismo en los zapatos de Matt. Estaba ahora mismo sintiendo su dolor. Sin embargo, no lograba conjeturar lo que hubiera hecho yo en su lugar. Supe que no lograría hacerlo, a menos que pasara por esa misma atrocidad. Y por ese mismo hecho, no iba a juzgarlo por ello. Sí, la situación de Matt era más que complicada, pero tal vez cualquier persona en su lugar habría hecho lo mismo. Incluida yo. Sabía mejor que nadie que había una persona buena en él, podía verlo a pesar de todo lo que había hecho. Pudo haberme asesinado tantas veces. Tuvo infinidad de oportunidades de hacerlo y no lo hizo. Le dije en su cara que era un enfermo y un cobarde. Y no hizo ni el más mínimo intento por lastimarme. Es lógico que es porque de verdad está enamorado de mí. Pero él no sentiría ni un mínimo porcentaje de este sentimiento si fuera un psicótico sin remedio.
-Tal vez tengas razón... pero estás aquí, aquí y ahora conmigo. Y yo sé que tú me amas, a pesar de que nunca me lo dices. ¿Cierto?- Matt me miró con los ojos irritados.
-Sí, sí, por supuesto...- respondió al instante.
-Entonces por ese simple hecho, Matt, está claro que no todo está perdido. Siente tu corazón... ese pequeño niño que creció tan rápido, aún está dentro de ti.- sostuve su mano derecha entre las mías. -Lo sé porque puedo sentirlo, a pesar de que nunca lo conocí.- coloqué su mano sobre mi pecho. -Matt... por favor, dime que al menos lo vas a intentar...- supliqué con los ojos cristalinos. Matt estuvo perdido en ellos por varios segundos, hasta que tomó mi rostro con dulzura y besó mis labios.
-Te lo prometo. Y tengo que admitir que no lo haré por mí. Porque no tienes una idea de lo mucho que me odio. Pero por ti ahora, Courtney, daría hasta mi vida.- susurró con su frente pegada a la mía.
-Estoy segura de que lograrás amarte tanto como yo te amo a ti.- dije con una sonrisa. Matt sonrió conmigo y acarició las puntas de mi cabello.
-Sólo alguien tan bondadosa como tú, podría ver algo bueno en un monstruo como yo.- negué con la cabeza.
-No digas eso...- acaricié su atractivo rostro masculino.
-Siento en verdad interrumpirte. Sé que estás ocupada, será mejor que ya me vaya.- tomó su chocolate caliente velozmente y se levantó del sofá.
-No, no, espera...- tiré de su mano haciendo que se sentara de nuevo. -¿Ya comiste?- pregunté.
-Ahm... no...- rió nervioso.
-Quédate. ¿Te sientes bien conmigo, no es así?- me crucé de brazos y me puse falsamente seria.
-Como si de verdad estuviera vivo.- esa respuesta acompañada de un suspiro, fue lo más adorable que pude haber visto hoy.
-Entonces quédate. Ve a lavarte las manos que te serviré.- besé su mejilla de manera traviesa y me levanté del sofá.
-Está bien, linda.- respondió Matt con una risita.

~

Sentada en mi escritorio con mi ordenador portátil enfrente, libretas y algunos libros alrededor. Estudiaba para mi examen de álgebra de mañana. De vez en cuando miraba lo jodidamente tierno que Matt se veía durmiendo, acurrucado en el lado izquierdo de mi cama como si fuera un bebé. Estaba exhausta, había estudiado por varias horas. Así que apagué el ordenador, guardé mis cosas y subí a la cama procurando no despertar a Matt. Levanté con cuidado su brazo izquierdo, que reposaba extendido sobre la almohada que estaba al lado, me recosté y coloqué el mismo sobre mi cintura. Desafortunadamente mi movimiento hizo que despertara.
-Hola, hola, colegiala sexy...- dijo adormilado.
-Hahaha siento haberte despertado.- reí apenada.
-No, no hay problema, mientras seas tú...- sonrió pícaro, pegó mi cuerpo al suyo y me besó. -¿Terminaste?- preguntó cerca de mis labios.
-Sí, espero que me vaya tan bien como espero.- me encogí de hombros.
-Claro que te irá bien.- retiró cuidadosamente mis anteojos, que me había olvidado quitar y los dejó en medio de las almohadas.
-Por cierto... ¿cómo te fue en tu entrevista?- pregunté entusiasmada.
-Agh... ni me lo recuerdes, preciosa, fui un desastre...- hizo un puchero.
-¿Por qué lo dices?- pregunté con mi entusiasmo por los suelos.
-Siento que no di lo que debía de dar, sólo pensaba en lo mucho que te necesitaba para no perder la cabeza.- rodó los ojos.
-Descuida, ya tendrás otra oportunidad.- pasé los dedos por su cabello.
-Sí, eso espero...- suspiró. -¿Puedo preguntar algo?- preguntó cambiando radicalmente de tema.
-Por supuesto.- respondí.
-Ahm... ¿ya somos novios o algo por el estilo?- su pregunta me hizo sonreír divertida.
-No me ha pedido usted eso, señor Sanders...- reí.
-Tienes razón, es que... agh, soy una mierda en esto.- dijo apenado. -No sé cómo ser... ya sabes un novio...- masajeó su nuca.
-Bueno, entonces te daré una mano...- me senté en la cama.
-¿De qué hablas?- hizo lo mismo con una expresión de confusión.
-Matthew Sanders, ¿te gustaría ser mi novio?- pregunté son una coqueta sonrisa.
-Bonita, eso debo preguntarlo yo.- rió.
-Pues te jodes, porque ya te gané.- estallé en risas.
-¡Ahhh!- rió divertido, me recostó nuevamente sobre la cama y comenzó a hacerme cosquillas.
-¡Déjame!- grité entre risas.
-¡Yo debo decirlo!- dijo Matt sin dejar de provocar cosquillas en mi abdomen.
-¡Tú ganas!...- en cuanto dije eso Matt se detuvo. Tomó mi mano y tiró de ella hacia él para que me sentara.
-Bien... ahm...- carraspeó su garganta y miró al techo pensativo. -Este... yo...- verlo tan nervioso, sin saber qué decir exactamente, era tan adorable. Cerré los ojos y empecé a soltar falsos ronquidos.
-¡Te haré cosquillas de nuevo!- rió.
-No, no, no, ahí muere...- dije con una carcajada mientras ponía mis pies sobre su abdomen, en una especie de barrera protectora.
-Yo... quisiera saber si... usted, señorita Anderson...- pasó la mano por su cabello, algo ansioso.
-Ajá... vas excelente, sigue asi...- dije con una sonrisa, tratando de darle confianza.
-¿Le gustaría... ser mi novia?- tomó mi mano entre las suyas, apretó sus labios y me miró atentamente esperando respuesta. Lucía como un pequeño niño yendo a comprar su primer golosina. Esperando de puntitas en el mostrador a ser atendido, con esa carita de "estoy muriéndome de nervios, pero estoy emocionado".
-¿No crees que hubiera sido más fácil decirme a mí que sí y ya?- pregunté haciéndolo sufrir un poco más.
-¡Courtney!- hizo un puchero.
-¡Claro que quiero ser tu novia!- respondí mientras estallaba en risas. Lo empujé boca arriba en los pies de la cama, me puse sobre él y di numerosos pequeños besitos en sus labios.

~

Era de mañana y debía ir a los vestidores de la escuela a ponerme ese short deportivo gris y esa camiseta blanco con rosa. Ya que la primera hora, era la clase de gimnasia. De las clases más inútiles de toda la jodida escuela, al menos desde mi punto de vista. Deseaba poder saltarme esta clase y así poder estudiar un poco más para el examen que era a la siguiente hora. Pero había le había prometido a mi padre no saltarme ninguna y quería cumplir con mi palabra.

Cuando terminé de ponerme el uniforme de gimnasia, guardé mi ropa en mi casillero y me aproximé al campo de fútbol, donde el entrenador ya nos esperaba a todos.

-¡Hola, Courtney!- Jordan me saludó amigable, mientras se aproximaba. Un chico bastante atractivo. Alto, de piel blanca, ojos color miel, ligeramente fornido, encantadora sonrisa y el más grande crush de Shanon.
-¡Oh, hola, Jordan!- respondí a su saludo, mientras ataba mi melena en una coleta alta.
-Parece que va a ser un lindo día, ¿no crees?- dijo tratando de hacer conversación.
-Sí...- miré al cielo. -Supongo que será de gran ayuda para motivarnos en el examen de hoy.- añadí.
-Sí, opino lo mismo. ¿Estudiaste?- preguntó.
-Sip, toda la tarde. Espero no estar jodida, soy pésima en álgebra.- respondí. Jordan rió ante mi comentario.
-Te irá muy bien, ya lo verás.- me dedicó una coqueta sonrisa.
-Gracias. Te deseo mucha suerte a ti también...- concluí con la conversación y empecé a alejarme.
-Sí, ehm... ¡Courtney!- me llamó antes de que me fuera.
-¿Sí?- me volví hacia él.
-Ahm... ¿viste el cartel de invitación para el baile de primavera?- preguntó.
-Oh sí, parece que va a estar interesante...- me encogí de hombros.
-Sí, es verdad... este...- sabía por dónde estaba yendo Jordan. Así como también sabía que Shanon estaba escuchando y se acercaba a nosotros cada vez más, con una rabia que se desbordaba por todo su ser. -Me preguntaba si ya tienes con quién ir...- Shanon llegó a interrumpir la conversación, tal y como una mosca llega a arruinar una taza de café.
-¡Jordan!- llegó dando saltitos y dejó un beso en la mejilla del chico, quién puso una circunspecta cara al ser interrumpido con eso tan notoriamente importante para él, que estaba a punto de decirme. -¿Por qué no me llamaste anoche? Te eché de menos...-Shanon continuó como si yo no existiera.
-Ahm... Shanon...- pude ver el esfuerzo de Jordan por buscar la mejor manera de decirle a Shanon que este no era el momento y que dejara de ser tan pesada.
-Hoy quiero estar en la clase contigo. Puedes enseñarme a jugar fútbol...- Shanon hablaba hasta por los codos, haciendo que él no pudiera decir ni una sílaba. Decidida a no seguir escuchando su ridícula voz, le sonreí a Jordan, quién me miraba como un corredor de maratón ve a los pocos metros de llegar a la meta a su contrincante, arrebatándole el primer lugar. Me encogí de hombros y me alejé de ellos.

I'm Your CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora