Courtney:
Me quedé totalmente confundida debajo del marco de la puerta, por la que acababa de huír Matt. ¿Qué le había pasado?, ¿acaso había sido algo que había hecho?, ¿o tal vez dicho? Dios, se veía tan mal, incluso podía jurar que estaba a punto de llorar. Angustiada por él, pero sin saber qué hacer; cerré la puerta, regresé a la cocina, recogí el preservativo que Matt había dejado en el piso y lo tiré al cesto de basura. Suspiré sintiéndome confundida, hasta que uno de los cuchillos de la cocina tirado al lado de su base, llamó mi atención. Lo tomé y lo miré confundida. Juré haber visto todos los cuchillos en orden antes de esto.
~
-Tal vez sea gay.- aseguró Ben.
-Pero me dijo que yo no era el problema. Dijo que yo le encantaba.-
-Pfff... ya empezaba a hacerme ilusiones...-
-¡Ben!-
-Lo siento, ya, seré serio... ahm... tal vez tenga algún trauma respecto al sexo.-
-¿Trauma?-
-Sí... dime, ¿no se mostró raro la primera vez que te acostaste con él?-
-Un poco serio al terminar. Estaba algo ido, como perdido en sus pensamientos, ¿sabes?-
-Entonces lo más probable es que sea eso. Tal vez alguien abusó de él cuando era pequeño.-
-Oh por Dios, pobrecito...- mis ojos se llenaron de lágrimas al pensar cómo alguien podría hacerle daño a alguien tan bueno como él.
-Sí, sigue intentando comunicarte con él, linda. Demuéstrale tu apoyo.-
-Eso haré. Gracias por los consejos de nuevo, amigo.-
-No agradezcas, linda, lo hago con gusto.--¡Courtney!- la señorita de la cafetería me llamó.
-Oh, mi almuerzo está listo. Te hablo después, Ben.
-¡Adiós, bebé!- colgué.Me levanté de mi mesa y fui hasta la barra de la cafetería.
-Aquí tienes... baguette con jamón, queso y lechuga, y un café americano.- dijo entregándome mi almuerzo en una charola.
-Gracias.- le dediqué una sonrisa a la señorita y me quedé ahí un momento para tomar un par de sobres de azúcar.
-¿Ya viste cómo están molestando otra vez a la hija del sheriff?- escuché a un par de chicas platicar entre ellas a mi lado.
-¿Cómo no hacerlo? Pobre coja.- se burló la otra.
-Tal vez deberían de ser más gentiles o nadie sabrá nada sobre el supuesto asesino serial en Portland.- dijo una de ellas con una risita.
-Dudo que hable, con nadie lo hace.- las dos se retiraron con sus respectivos cafés y yo puse mi mirada sobre la chica de la que hablaban.
Tomé mi almuerzo y caminé de regreso a mi mesa, sin dejar de ver a la bolita de zorras que rodeaban a aquella chica.-¿Y vas a ir al baile de primavera, Amber?- preguntó una de ellas.
-¿Baile? ¿La imaginas a ella bailando?- otra de ellas comenzó a cojear mientras bailaba de forma ridícula. Recordaba el nombre de esa perra. Y lo sabía porque era la escoria de toda la clase. Claro; Shanon.
-¿Por qué no me dejan en paz?- preguntó la chica sentada delante de su almuerzo.
-Vamos, deberías de agradecer que te dirigimos la palabra.- dijo Shanon. Me mordía las uñas, ansiosa por meterme en la discusión. Detestaba que trataran así a una persona y por supuesto que también estaba interesada en saber lo del asesino de Portland. Era algo que me interesaba demasiado. ¿Y por qué?... no lo sabía, pero algo adentro de mí me pedía una y mil veces a gritos que investigara acerca del tema.Me levanté de mi mesa y caminé hasta ellas decidida. Sabía que me iba a tirar de enemiga a ese montón de perras, pero me importaba muy poco. Después de todo no sería la primera vez y además valdría la pena.
-¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño?- pregunté con los brazos cruzados a sus espaldas.
-¿Tú qué, Anderson?- preguntó burlona.
-¿Acaso sólo te la vas a pasar todo el almuerzo burlándote de la discapacidad de alguien que no te hace ni puto caso?- Shanon se quedó callada mientras sus perras amigas armaban tremendo bullicio entre ellas.
-Es divertido y ya. No te metas, Anderson.- se dispuso a darse la vuelta y seguir molestando.
-Me meto en lo que se me da la gana. Y antes de criticar el físico de los demás, deberías ver primero tu horrorosa nariz de cacatua.- sus amigas abrieron la boca impresionadas por mi atrevimiento y después estallaron en risas reconociendo que lo que había dicho era verdad.
-¡Cierren la maldita boca!- gritó roja del coraje.
-Pero algún defecto debes tener tú, estúpida. Y lo voy a encontrar.- dijo acercándose a mí, de manera amenazante. Pero no me intimidó en lo más mínimo.
-Suerte.- dije con una sonrisa después de dar un paso más cerca de ella. Apretó los labios furiosa y se alejó junto con sus amigas.La chica evitó mi mirada de manera avergonzada. Una chica de baja estatura, algo subida de peso y de piel negra. Tomé la charola de mi almuerzo, junto con mi mochila y me senté en su mesa.
-¿Estás bien?- pregunté después de tomar asiento.
-Sí, gracias. No necesitas quedarte aquí.- dijo seria.
-Oh claro que sí...- empecé a comer.
-No, nadie quiere almorzar con la coja del salón.- rodó los ojos.
-Eso a mí no me importa.- me encogí de hombros. -¿Eres Amber, cierto?- pregunté.
-Sí...- tomó de su zumo de naranja.
-Ahm... escuché que eres la hija del Sheriff.- pasé la mano por mi enorme cabello.
-Así que por eso me defendiste.- se cruzó de brazos.
-Sí, bueno, fue un 30% no me gusta ver que molesten a los demás y otro 70% eso.- dije con total honestidad.
-Pues pierdes tu tiempo, no voy a dar información que es clasificada.- abrí los ojos de forma indignada.
-Seamos amistosas, ¿quieres? No debo meterme en problemas y aún así lo hice por ti.- dije con la boca llena. -Vamos...- insistí. Toda amabilidad en mí se había perdido a la hora de hacer "amistades". Debía ser más gentil. -Yo no hablo con nadie. No hay manera de que le diga a alguien más lo que me quiero que me digas. Además si tú me hablas acerca de esos asesinatos, yo te prometo que la perra de Shanon no volverá a molestarte.- levanté la palma de mi mano a la altura de mi rostro.
-¿Cómo sé que no le dirás a nadie más?- preguntó.
-Te lo prometo. No tendrás problemas al respecto...- Amber se quedó con la mirada baja, en silencio. -Mi papá conoce al padre de la última chica a la que asesinaron. Por favor... sólo quiero saber qué es esta mierda...- me incliné hacia ella. Amber soltó un suspiro.
-No puedo decir nada aquí. Las paredes oyen... pero puedo darte acceso a la información.- sacó una libreta de su mochila y un bolígrafo. Anotó algo que parecía ser una página web y una serie de números con letras. Arrancó el pedazo de papel y lo dobló por mitad, para después entregármelo.
-Entra a esta página y encontrarás todo ahí.- enseguida sonreí.
-Gracias, Amber...- terminé mi último bocado y me levanté de la mesa.
-Y Courtney...- dijo antes de que me fuera. Me volví hacia ella con mi mochila colgada en mi hombro derecho y con mi vaso de café en la la mano izquierda. -No entres desde tu computadora. Sólo por si acaso...- añadió.
-No lo haré. Gracias...- el timbre sonó y yo estaba decidida a ir al café Internet más cercano, al concliur las clases. Y así lo haría, no sin antes pasar a ver a Matt al supermercado.Al entrar a mi primer destino decidido, busqué con la mirada a Matt entre las cajas, hasta que lo hallé en la número 8. Me acerqué lentamente y di unos toquecitos en su hombro al estar detrás de él. Matt se giró hacia mí y traté de descifrar lo que sus tristes y cansados ojos me decían.
-¿Qué haces aquí, Courtney?- preguntó serio.
-Vine a verte. No has respondido ninguno de mis mensajes, ni mis llamadas... ¿qué te ocurre, Matt?- levanté ambos brazos.
-Nada, estoy trabajando, ¿no ves?- se volvió hacia la caja, pero inmediatamente tiré de su brazo izquierdo.
-Matt, mírame.- insistí. Él hizo lo que le pedí. -¿Por qué reaccionaste así la ultima vez que... estuvimos juntos?... Te veías terrible, incluso parecía que ibas a llorar. Y luego saliste huyendo de mi casa a no sé dónde.- dije confundida.
-¿A dónde más?... a mi casa a hacerme una maldita paja, porque no pude terminar.- dijo en voz baja entre dientes.
-¿Y por qué no pudiste?, ¿Acaso hice algo malo?- pregunté.
-No, Courtney, tú no eres la del problema.- negó con la cabeza.
-¿Ahora me vas a aplicar la "no eres tú. Soy yo."? Por Dios, Matt, eso de lo más inmaduro.- rodé los ojos.
-Tal vez tengas razón, Courtney, pero es así. No eres tú.- se encogió de hombros.
-Entonces, ¿por qué no me dices qué te pasa?- tomé su rostro entre mis manos y me puse sobre las puntas de mis pies, quedando más a su altura.
-No puedo...- negó con la cabeza.
-Claro que sí. Puedo ayudarte... mira como tienes esos ojos...- dije preocupada viendo sus ojos irritados, cansados y con ojeras.
-Nadie puede ayudarme, Courtney.- susurró.
-Yo puedo ayudarte, sé que puedo hacerlo.- insistí.
-Deberías de irte a casa...- dijo serio evitando mirarme a los ojos.
-¿Estás corriéndome?- bajé mis manos a los costados de mi cuerpo.
-Courtney, no podemos seguirnos viendo. Debes alejarte de mí...- sentí como si perforaran mi pecho.
-¿Ya no quieres verme jamás?- pregunté al borde de las lágrimas.
-Va a ser lo mejor...- suspiró. Esta vez era yo la que tenía la mirada hasta el piso. Apreté mis labios y di media vuelta para irme. Sentí la intensa mirada de Matt mientras me marchaba, pero no hizo nada para imepdir que me fuera.Salí del supermercado y estallé en llanto, justo en el estacionamiento. Me senté en la banqueta y hundí mi rostro entre mis brazos. Un pedazo de papel salió disparado de uno de los bolsillos de mi mochila. Era la web que Amber me había dado. Limpié mis lágrimas, me levanté y fui a buscar un café Internet.
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I'm Your Crime
Fanfiction¿Alguna vez te has preguntado qué tan peligroso puede ser el amor?, ¿te has puesto a pensar en qué personalidad hay detrás de cada individuo que conoces?, ¿haz acaso imaginado en algún momento que eres cercana(o) a alguien peligroso?, ¿Y alguna vez...