Brownies "especiales"

67 11 4
                                    

Pasé el resto del día metida en mi cama, durmiendo, llorando y tan sólo dándole vueltas a lo mismo una y otra vez. Tanto que estaba realmente mareada de hacerlo. ¿Cómo me había encariñado tan rápido de alguien así? Me sentía tan estúpida. Tomé mi celular y vi como tenía varias llamadas perdidas de Matt, así como mensajes.

Matt: Courtney, tenemos que hablar.

Matt: Sé que no tengo justificación, pero por favor déjame explicarte.

Matt: Por favor, responde.

Matt: Haré lo que sea, pero escúchame.

Sin expresión alguna en mi rostro, procedí a bloquear su número antes de que siguera insistiendo. Dejé mi celular a un lado y me cubrí con las sábanas hasta la cabeza.

~

-¡Cariño, ya regresé!- escuché como mi padre entró a la casa. Limpié mis lágrimas y miré la hora en mi celular. Joder, era casi media noche y yo ni siquiera había comido algo en todo el día.
-Otra vez no me llamaste.- dijo serio entrando a mi habitación.
-Lo siento...- respondí.
-Hey...- se puso de rodillas enfrente de mi cama y miró con detenimiento mi rostro. -¿Estuviste llorando, cariño?- preguntó preocupado.
-No...- negué con la cabeza y traté de sonreír.
-¿Cómo que no? Tienes los ojos hinchados.- acarició mi rostro. -Cariño, ¿qué tienes?- me senté sobre la cama y limpié mi nariz.
-Yo... yo...- ¿cómo explicar el porqué?
-¿Extrañas a tu madre, cierto?- me miró con pena. Me quedé en silencio unos segundos. Iba a ser mejor que le diera la razón a mi padre.
-Sí... mucho...- claro que extrañaba a mi madre, pero ese no era el problema ahora mismo.
-Oh, mi nena...- me abrazó y comenzó a acariciar mi cabello. Yo me aferré con fuerza a su espalda y comencé a llorar nuevamente. Ni siquiera él sabía ahora mismo lo mucho que ocupaba de su consuelo. -Desahógate, cariño... está bien...- susurró mientras yo sollozaba sobre su hombro.

~

-Courtney... Courtney...- sentí como alguien daba toquecitos en mi hombro. Parapadeé varias veces espabilando y me incorporé. -Las clases terminaron, te quedaste dormida otra vez.- dijo Amber. Era la tercera vez en el día que me quedaba dormida en plena clase. Me sentía realmente agotada, física y mentalmente.
-Sí, lo siento...- comencé a guardar mis libros en mi mochila.
-Te ves muy cansada, ¿estás bien?- preguntó.
-No... pero ya pasará...- suspiré.

Compré un vaso de café frío en un intento por terminar de espabilar y salí de la escuela. Aún necesitaba energía para hacer mis tareas. El ringtone de mi celular invadió mis oídos justo en la entrada de la escuela. Saqué el celular de mi mochila y respondí.

-Hola, papá.-
-Hola, cariño, ¿has salido de la escuela ya?-
-Sí, sí, voy saliendo.-
-Me alegra, hija. Te preparé un poco de ensalada antes de irme para que comas, la dejé en la nevera, espero que...-

Dejé de prestar atención a lo que mi padre decía al ver a Matt parado del otro lado de la acera, tan sólo mirándome. Esta vez iba con una camiseta de manga corta, color negro de "Slayer", unos jeans negros y unos lentes oscuros.

-¿Hija? ¿Escuchaste?-
-Sí, sí... escuché, no te preocupes, papá. Ahm... te enviaré un mensaje cuano llegue a casa.-
-Lo espero entonces, cariño.-
-Adiós.- colgué.

Aparté mi mirada de él, hice como si jamás lo hubiera visto y crucé la calle, ya que era totalmente necesario para llegar a mi casa.

-Courtney...- lo escuché a mis espaldas.
-¡Lárgate!- dije sin detenerme.
-No, ya te dije que necesitamos hablar.- dijo siguiéndome el paso.
-¿De qué? ¿De cómo me querías asesinar?- pregunté sarcástica. -¿O de cómo aún quieres?- me detuve y me crucé de brazos.
-Courtney, yo no voy a asesinarte. Y de eso vengo a hablarte...- no dejé que siguiera.
-¡Vaya, ahora sí quieres hablar! Cuando ya me enteré de toda tu mierda y después de que tú fuiste el primero en mandarme al diablo.- seguí caminando.
-Yo no te mandé al diablo, estaba preocupado por ti al estar cerca de mí y por eso te alejé.-  explicó.
-Qué interesante... ahora vete...- respondí firme.
-Por el amor de Dios, Courtney, escúchame. ¿Qué tengo que hacer para que me escuches?- se puso dentro de mi camino, haciendo que me detuviera de nuevo.
-Lo que quiero que hagas es que me dejes en paz...- respondí al borde del llanto para después alejarme de él. Pude escuchar como soltó un gran suspiro, antes de que estuviera lo suficientemente lejos.

Llegué a mi casa y comí de la ensalada que mi padre había dejado en la nevera para mí. Había comido muy poco en realidad. No tenía hambre, sólo quería dormir y nada de lo que hacía era lo suficientemente intenso como para olvidar a Matt. Enseguida recordé la hierba que le había comprado a Montgomery. Fui a buscarla a mi habitación, tomé un poco, la enrollé en un trozo de papel haciendo un porro y lo encendí con un cerillo. No tenía ni idea de cómo hacerlo, jamás había fumado nada en mi vida. Coloqué el porro entre mis labios e inhalé por la boca. Comencé a toser desesperada. Carajo, era horrible. Apagué el cigarrillo y se me ocurrió una manera mucho más agradable de consumir esa mierda. De cualquier forma, tenía que valer la pena todo el dinero que había gastado en ella.

Matt:

Decidí que iría a ver a Courtney a su casa. Sé que no quería verme... incluso tal vez me odiaba. Pero necesitaba explicarle porqué no había hecho lo que debía hacer y no me iba a rendir hasta que me escuchara. Llegué a su casa, retiré mis lentes de sol y toqué el timbre. Al ver que no salía, insistí.

-Sí, sí, sí, sí, aquí estoy...- dijo abriendo la puerta. Sus ojos estaban un tanto enrojecidos y entrecerrados y por alguna razón estaba sonriendo a pesar de percatarse de mi presencia.
-Courtney, ya sé que no quieres verme pero enserio tienes que escucharme.- insistí.
-Escucharte... pues si te estoy escuchando, no soy sorda...- rió divertida.
-¡Por Dios, Courtney!... ¿te drogaste?- tomé su rostro entre mis manos.
-Pfff... no, sólo me comí unos brownies...- dijo sin parar de reír, para después dar media vuelta y caminar hacia su sala. Entré e inmediatamente reconocí ese aroma. Courtney había consumido la hierba que le había comprado a Montgomery. Corrí hacia ella en cuanto vi que perdía el equilibrio y la tomé por la cintura.
-Ahahahaha perdón, estoy un poco mareada, es todo.- sólo negué con la cabeza sintiéndome preocupado por ella. -Voy por más brownies...- se fue hacia la cocina tambaleando. La seguí de cerca, asegurándome de que no se rompiera el cuello.
-Brownies... ¡Con marihuana, Courtney!- dije mirando el molde con el postre "especial" a la mitad.
-¡Sí!, ¿no es genial?- tomó otro pedazo, mismo que saqué volando por los aires con ayuda de un manotazo. Debo admitir que fue demasiado cómico ver a Courtney seguir el pedazo de brownie con la mirada hasta que cayó en el piso.
-Oye, eso no fue educado...- hizo un puchero.
-Courtney, dijiste que no te drogabas...- dije mientras ella se sostenía sobre mis brazos.
-No lo hacía... pero eso cambió hace una hora.- soltó una carcajada.
-¿Y por qué hiciste eso?- mis ojos no paraban de buscar su mirada.
-Porque... la vida es una mierda, Matt.- se encogió de hombros. -Mi madre se murió, mi padre se la pasa trabajando y el único chico del que he estado enamorada es un jodido asesino.- suspiré sintiéndome terrible.
-Has comido demasiada de esta mierda, me pregunto cómo no te sientes mal.- dije después de oler los brownies.
-De hecho, ahora que lo dices, amigo... me siento un poco... un poco...- su rostro se tornó pálido y sus mejillas se inflaron. Rodé los ojos sabiendo lo que iba a pasar, tomé el cesto de basura de su cocina y se lo pasé. Courtney lo tomó rápidamente y se dobló hundiendo la cara y echando todo en él.

-Bien, supongo que así se te pasará más rápido.- me encogí de hombros esperando a que terminara.
-Mierda...- cayó de rodillas en el piso, una vez que acabó.
-Courtney...- la rodeé con ambos brazos. Lucía bastante más débil, mareada y pálida. -Linda, no estabas acostumbrada a esto, fue mucha para ti...- dije apartando el cabello de su cara.
-Yo... debo ir a dormir...- dijo en voz baja, incapaz de abrir los ojos.
-Te llevaré a tu cama, ¿sí?- no quería hacer algo que ella no quisiera que hiciera y sabía que no estaba en sus cinco sentidos. Pero aún así quería oír de ella que me lo permitía.-¿Está bien si te llevo a tu cama?- pregunté nuevamente.
-Sí...- asintió con la cabeza.
-Eso es...- puse su brazo izquierdo alrededor de mi cuello y la cargué sobre mis brazos con extremo cuidado.

I'm Your CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora