Cuida tu lengua

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Matt:

Bajé a la cocina, abrí la nevera y saqué todo lo que encontré, para prepararle a Courtney un burrito de pollo con queso crema y aguacate. Cuando estuvo listo, lo corté por la mitad, llené un vaso con leche y subí de regreso a su habitación.

-¿Por qué no me esperaste? Pude haberte ayudado a vestirte.- dije al entrar y verla con una adorable pijama rosada con la palabra "Barbie" en la camiseta.
-Tenía que hacer algo para evitar sentirme tan inútil el día de hoy.- se encogió de hombros.
-No eres una inútil, estás lastimada.- le pasé su cena.
-¡Vaya, se ve delicioso!- dijo alegre tomando una mitad de burrito y dándole un mordisco.
-Lo está.- respondí orgulloso y me senté a su lado, rodeando su cuello con mi brazo derecho.
-¿Tú no cenarás nada?- preguntó con la boca llena.
-No, bonita, no quiero acabarme toda la comida de tu nevera.- reí.
-Ay vamos, mi padre es chef, lo que más sobra en esta casa es comida. Así que ve y prepara algo.- insistió. Negué con la cabeza un tanto apenado.
-Cenaré en cuanto llegue a mi departamento, linda. Que por cierto, ya casi es hora de irme. No queremos que tu padre se enfade al encontrarme a...- me interrumpí a mí mismo, al escuchar la puerta abrirse. -Joder, es tu padre...- susurré nervioso.
-¡Pfff!... ni siquiera te escondas, tú fuiste el que me cuidó todo el día, debe estar agradecido.- rodó los ojos.
-Courtney...- se escuchó al señor Anderson subir por las escaleras. Tragué saliva sonoramente y me armé de valor. Afortunadamente ambos ya estábamos vestidos y Courtney con el cabello seco. -Courtney...- su padre abrió la puerta y sus ojos casi se desorbitan al verme sentado en la cama al lado de su hija.
-¿Matthew?- frunció el entrecejo.
-Hola, señor Anderson...- sonreí inocentemente.
-¿Qué haces en la habitación de mi hija?- preguntó un tanto alterado.
-Ahm...- me levanté al ver su actitud.
-Para tu información, Matt fue el que me recogió de la escuela y me cuidó el resto del día.- dijo Courtney cruzándose de brazos.
-Oh...- el rostro del señor Anderson se relajó. -Lo siento, Matt...- se disculpó.
-Descuide. Fui por ella en cuanto me contó que se lesionó en la escuela y me quedé a cuidarla.- expliqué.
-Ajá... lo que se suponía tú deberías hacer, padre, y me mandaste al diablo.- froté mis manos una contra la otra, de manera nerviosa.
-Yo no te mandé al diablo, jovencita, te dije que estaba ocupado y no creí que fuera algo tan grave.- respondió enfadado.
-No es algo tan grave, sólo doloroso. No se preocupe, fui a comprarle desinflamantes y un gel para el dolor a la farmacia y al parecer le han ayudado. Estoy seguro de que mañana se encontrará mejor.- agregué de manera pacífica.
-Y me pidió comida y me preparó la cena.- añadió Courtney orgullosa de mí.
-Bueno... ahm... yo lamento mucho haberme estresado, Matthew. Te agradezco mucho que hayas cuidado de mi hija mientras yo no estaba.- dijo apenado.
-No hay problema, señor Anderson, ya le había dicho que Courtney es muy importante para mí y haría cualquier cosa por ella.-
-Eso me agrada mucho...- suspiró.
-Pero, bueno, yo... pasaré a retirarme...- tomé mi chaqueta de cuero y me volví hacia Courtney. -Preciosa, te veré luego...- me incliné hacia ella para dejar un beso en su mejilla, pero ella tomó mi rostro con ambas manos y besó mis labios por algunos segundos. Lo que me hizo ponerme nervioso, no sabía como reaccionaría su padre. Pero él sólo permaneció en silencio.
-Te quiero...- susurró.
-Y yo a ti...- le dediqué una última sonrisa y me volví hacia su padre, quién me miraba más que serio.
-Ahm... buenas noches...- me despedí. El señor Anderson, quién sólo me siguió con la mirada hasta que salí.

Courtney:

En cuanto Matt salió, mi padre abrió los ojos como platos y levantó ambos brazos.

-¿Qué?- pregunté despreocupada.
-¿Cómo por qué lo besaste?- preguntó con una chillona voz.
-¿Qué tiene? Estamos saliendo.- me encogí de hombros.
-Sí, pero tú me dijiste que aún no eran novios oficialmente.- hizo una mueca de asco.
-Pues eso ya cambió.- mi padre se tornó serio.
-¿Desde cuándo?- preguntó.
-Desde ayer...- evité su mirada.
-¿Quiere decir que ustedes dos ya son... novios?- rascó su cabeza, un tanto incómodo.
-Sip...- respondí.
-Oh...- se quedó callado varios segundos. -Bien...- no pude evitar sonreír al ver su extrema incomodidad.
-¿Qué no creíste que me lo pediría?- pregunté tornándome seria.
-No, no, sí... se ve que le gustas bastante... ehh... eso.- se encogió de hombros.
-¿Estás celoso?- reí.
-¿Celoso?... ¿de qué?- estallé en risas.
-Ok, eso respondió mi pregunta.- dije entre risas.
-Sí, tal vez.- rió por lo bajo.
-Bueno, supongo que seguiré cenando.- di por concluido el tema.
-Sí, sí, provecho, hija...- dio media vuelta, pero se quedó suspendido mirando a la nada.
-¿No ocurrió nada aquí, cierto?- preguntó con los ojos entrecerrados.
-Sí, Matt me cuidó.- respondí con toda la seguridad del mundo, pero con un inmenso nerviosismo por dentro.
-No eso, hablo de algo más...- insistió.
-No sé de qué hablas, padre.- tomé de mi vaso de leche tratando de ocultar mi ruborizado rostro.
-Me refiero a que si no... si no hicieron cosas...- tartamudeaba. -Pfff...- soltó el aire. -Sólo no hagas tonterías, mientras yo no estoy, Courtney...- él mismo había admitido que no podía hablar del tema. Para fortuna mía.
-Está bien, padre...- respondí mientras él salía de la habitación.

Terminé de cenar mientras escogía una película, hasta que escuché hablar a mi padre abajo.

-¿Papá?- lo llamé en voz alta. -Padre, ¿con quién hablas?- pregunté.
-Sí, sí, claro, ella está arriba.- no había podido escuchar lo que mi padre decía, a excepción de esa última oración. Después de escuchar varios pasos subiendo por las escaleras, mi padre entró a mi habitación al lado de un par de hombres con uniformes de policía.
-Courtney, estos caballeros te buscan, ¿acaso te andas metiendo en problemas de nuevo?- preguntó mi padre con el entrecejo fruncido.
-No, yo no he hecho nada.- respondí en mi defensa.
-Descuide, señor Anderson, no es nada de lo que usted creé...- aclaró uno de ellos, que por la placa en su pecho supe quién era. Un hombre alto, muy fornido, de piel negra y de cabeza rapada. -¿Tú eres Courtney, cierto?- preguntó volviéndose hacia mí.
-Sí...- respondí.
-Es un placer, Courtney, mi nombre es Frank.- estrechó mi mano amablemente. -Soy el sheriff. Y él es mi compañero Gordon...- presentó al hombre que lo acompañaba. Igualmente de piel negra, cuerpo delgado y un poco más bajo de estatura.
-Mucho gusto...- dije un tanto nerviosa, después de estrechar la mano de ambos.
-Estamos aquí porque queremos hacerte algunas preguntas.- mis ojos miraban de un lado a otro tratando de saber el por qué de la presencia del sheriff en mi casa.
-Ahm... ¿preguntas?- mis manos comenzaron a sudar.
-Sí, uno de los administradores de nuestra web privada nos notificó que dos dispositivos desconocidos habían ingresado a dicha web. Rastreamos ambos y uno de ellos nos trajo aquí. ¿Sabes algo de eso?- oh mierda, ahora recuerdo. Ahora sabía por qué Amber me había preguntado acerca de esa maldita página. Sólo que lo que había ocurrido con Matt en la ducha hace algunos minutos, me habia hecho olvidarme de responderle y también de ponerme alerta. Joder, ¿ahora qué puedo decir?
-Ahm... no...- dije nerviosa.
-¿Nos permites revisar tu ordenador?- preguntó notando mi inseguridad.
-Pueden hacerlo, adelante...- respondió mi padre, antes de que yo lo hiciera. El compañero del sheriff abrió mi laptop y la encendió.
-Efectivamente, desde aquí se ingresó a nuestra web.- dijo el hombre después de aproximadamente un par de minutos de revisar. Maldita sea.
-Dijiste que no sabías nada de eso.- dijo el sheriff levantando ambas cejas.
-Está bien, sí entré, pero sólo lo hice por curiosidad...- me encogí de hombros.
-Necesitas una contraseña para entrar a esa web, ¿dónde la conseguiste?- preguntó el sheriff.
-Leí el nombre de la web y la contraseña en un trozo de papel que me encontré en la calle...- expliqué nerviosa. Por supuesto que no iba a meter en problemas a Amber, por culpa de mi enorme cagada.
-¿Dónde exactamente?- colocó ambas manos en su cadera, de manera autoritaria.
-No recuerdo en dónde exactamente... tiene varias semanas.- pasé la mano por mi cabello.
-¿Y por qué decidiste entrar?- preguntó su compañero.
-Me dio curiosidad. Fue en un momento de ocio. No sabía que me metía en información clasificada.- expliqué mostrándome avergonzada.
-Courtney, estuviste mirando el expediente de uno de los delincuentes más buscados en Portland. ¿Sabes a cuál me refiero, cierto?- preguntó el sheriff, mientras mi papá sólo me miraba con desaprobación.
-Disculpe, sheriff, pero miré demasiados, así que no sé a quién se refiere...- dije evadiendo el tema.
-Shadows... el famoso feminicida de todo Oregón. A él me refiero...- ay maldición.
-Sí, sí miré su expediente... ¿pero eso qué?- reí nerviosa.
-Fue el único expediente que miraste completo.- añadió el compañero del sheriff.
-Sí y pensamos que tal vez sepas quién es...- ya no podía estar más cagada de los nervios.
-Yo no tengo idea de quién sea ese hombre...- negué con la cabeza.
-Tal vez sea mi culpa, sheriff...- intervino mi padre. -Hace poco le conté a mi hija que una de las víctimas de ese asesino fue hija de un amigo mío. Tal vez por eso mostró más interés en él.- gracias, padre, por fin haces algo útil.
-¿Eso es verdad Courtney?- preguntó el sheriff frunciendo el entrecejo y mirándome a los ojos tan intensamente, que me intimidó.
-Sí, claro que es verdad, yo no tengo nada que ver con eso. Todo fue más que simple curiosidad mía... es todo.- respondí apartando mi mirada.
-Courtney, voy a creerte por esta vez. No es legal lo que hiciste, pero no tomaré represalias en contra tuya sólo si me prometes no volver a ingesar a esa web y no decir nada a nadie de lo que viste...- advirtió serio.
-Lo prometo y lo lamento.- dije apenada.
-De acuerdo...- el sheriff relajó su rostro y me dedicó una sonrisa. Levantó su mano para despedirse. -Oh y no quiero que rompas tu promesa, porque si lo haces...- señaló mi ordenador. -Lo sabremos...- dijo tornándose serio de nuevo. Sólo asentí con la cabeza. Los hombres salieron de mi habitación y mi padre los acompañó a la salida.

I'm Your CrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora