BLACK HOLES & REVELATIONS.

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-¿Cómo sigues cuñadita?- George depositaba frente a mí su nueva creación ''Lord Kakadura'', básicamente este producto causaba constipación en la persona que lo consumiera: me invitaron a probarlo con Sirius aunque me negué infinidad de veces.

-No tan bien, solo es... ¿Cómo me llamaste?- Le pregunté al pelirrojo con una pequeña sonrisa y un rubor en mis mejillas.

-¿Cuñadita? Pensé que te gustaba- El hermano menor de Bill se encogía en hombros con una divertida mueca en su rostro.

-Suena horrible Georgie, tendremos que decir Sra. Weasley 2.0- Fred comento justo entrando a la cocina. En estas semanas que había convivido más con los gemelos nuestras ''diferencias'' se terminaron, o eso creía.

-Oh si, una usurpadora para el puesto de mamá...- George aplaudió ante la propuesta de su hermano.

-ME GUSTA- Sirius grito desde la sala de estar.

-Basta chicos- Negué con el ceño fruncido, pero me parecían muy divertidos.

-¿Qué tiene de malo?- George preguntó encogiéndose en hombros.

-¿Te avergüenzas de ser una Weasley?- Fue turno de preguntar del otro gemelo.

-Chicos... ni siquiera conozco a su madre- Suspire sintiendo como mis mejillas se comenzaban a ruborizar.

-Claro que si Regina, la viste el día que viniste con el chisme de que habíamos salido como reyes de Hogwarts- Dijo George mirándome acusadoramente.

-Yo no vine por... Ese chisme- Negué con una ligera sonrisa.

-No intentes arreglar lo que rompiste Nott- Fred contesto poniendo los ojos en blanco, en forma de broma.

Los gemelos Weasley habían sido mi compañía mas placentera los últimos días, para mi desgracia Tonks estaba en una misión por parte del Ministerio y no había podido estar de visita en esta oscura casa. Por otro lado Bill había decidido rechazar el puesto en Hogwarts, llegamos a la conclusión que era más importante estar juntos ahora que averiguar quién rayos era mi padre: Probablemente nos arrepentiríamos después pero ahora lo que necesitábamos era el uno al otro.

De acuerdo a Fred y a George el Callejón Diagon lucía más lleno que nunca, la tienda era todo un éxito y parecía que no descansaban: pero eso no evitaba que vinieran a sacarme una que otra risa de vez en cuando. Hoy precisamente había estado más sentimental de lo normal, mañana se suponía que regresaríamos a Hogwarts y yo en lo único en que podía pensar era en Theo con su uniforme de Slytherin.

Alastor Moody era el encargado oficial de la búsqueda de mi pequeño hermano, pero no me había enviado una lechuza o un patronus con alguna novedad. Sabía que probablemente Theo estaba en algún lugar, esperaba que escondido por si solo pero me inquietaba no tener noticias de él.

Remus se ofreció a enseñarme a defenderme, según él no estaba tan perdida pero me molestaba no poder conjurar un patronus corpóreo correctamente, parecía que no encontraba un recuerdo feliz que me permitiera hacer el famoso hechizo.

Pensé en el nacimiento de Theo, en último cumpleaños que pase junto a mamá, en mi primer día en Hogwarts con mis amigos y mi hermano, pero nada parecía dar resultados. Mi mayor miedo era ese: nunca poder ser lo suficientemente feliz, estar viviendo tanta... mierda que me marcará de por vida y evitaría que pudiera gozar de una felicidad plena.

Bill me decía que era cuestión de tiempo, pero ya no estaba tan segura. Las cosas con el pelirrojo parecían mejorar, es decir verlo todo los días tenía sus ventajas, el simple hecho de tenerlo cerca me hacía sentir completa. Mis celos por su nueva compañera, que conocí el día que lo encontré en Gringotts, habían aumentado: pero no me atrevía a decirle a Bill lo mucho que me molestaba que hablará de la francesa.

Bill era carismático, noble y muy educado, eso era suficiente como para que cualquier mujer se le acercará buscando algo más que su amistad. Me aterraba perderlo, pero todos los actos del pelirrojo me confirmaban que me quería y respetaba. William le había mentido a sus padres diciendo que Sirius le había pedido quedarse en su hogar, ni siquiera le habíamos pedido permiso a Canuto para quedarnos un tiempo aquí pero al castaño no le parecía importar. Además la Sra. Weasley había protestado en dejar a Harry quedarse aquí el verano, no confiaba lo suficiente en Sirius.. y el castaño no peleo esa batalla contra la matriarca Weasley.


-Regi... me ayudarías a... acomodar?- Sirius entró a la habitación que compartía con Bill, se rascaba su melena como si estuviera avergonzado de pedirle tal cosa. La relación con su elfo se basaba en insultos y odio puro, por lo que el pequeño lo solía ignorar gran parte del día.

-Claro... ¿Qué ocurre?- Salí de la habitación poniéndome los zapatos y cargando mi varita en el bolsillo de mi pantalón, aunque usualmente andaba por todo Grimmauld Place con pijama y calcetas que Bill había conseguido en una tienda muggle.

-Me cambiare de habitación, creo que es tiempo de... de madurar y dejar atrás eso- Sirius señalo los posters de mujeres muggles en bikini que tenía en sus paredes, me reí echando la cabeza para atrás.- Tengo que mover unas cosas a la habitación principal...

Pasamos la mayor parte de la tarde moviendo las cosas al estilo muggle, las pertenencias de los Black estaban hechizadas para que no se pudieran mover con magia: la madre de Sirius había pensado en absolutamente todo. Ya me había acostumbrado a los gritos que salían de su retrato que tratamos de remover con ABSOLUTAMENTE TODO pero fue inútil, la vieja bruja no pasaba un solo día sin recordarnos que éramos traidores de sangre.

Pase una escoba por debajo de la vieja cama del matrimonio Black, estaba teniendo un poco de problema lidiando con todo el polvo de la habitación pero buscaba que quedará brillando de limpia. Sirius me llamo para comer, eran las sobras de la comida de anoche que trajo Bill. Me parecía muy curioso como Sirius al ser un mago sangre pura criado en un hogar como este donde no había ni una sola cosa muggle era tan fanático de ese mundo, a decir verdad en ese aspecto me identifico un poco con él.

Regresando a mí ''trabajo'' me lleve con la sorpresa de toparme a Kreacher saliendo de la habitación que un día fue de Walburga y Orion Black: el elfo orejón solo refunfuño pero no protesto contra mí, a diferencia de cómo lo hacía con Bill o Sirius. Decidí quitarme mis pesadas botas de piel de dragón a fin de cuentas tendría que ducharme y lavar mi ropa después de esto, justo cuando me levante del pequeño sillón que se encontraba en la habitación sentí pisar un pequeño objeto desconocido.

Me agache tomando entre mis dedos un anillo grande color plata, parecía sucio pero lo más interesante era que estaba en el sitio que específicamente ya había limpiado minutos antes: era extraño no haberlo visto anteriormente. La textura del anillo era totalmente lisa, justo en medio tenía una esmeralda opaca por todos esos años donde estuvo sucia. Tocándolo suavemente me di cuenta que tenía algo grabado por dentro...

-B.A.B.-Susurre tratando de leer pero la luz de la habitación no era la mejor, por lo que me decidí a poner el anillo a contra luz abriendo un ventanal del oscuro cuarto.

Pase el dedo suavemente por donde estaba el grabado permitiéndome ver claramente la primera letra que resultó ser una R, claramente el anillo decía R.A.B. En un microsegundo todo hizo clic en mi cabeza, más cuando vi las manijas de los muebles de aquella habitación: Tenía el mismo escudo que la caja que encontré en Gringotts.

-¡REGINA! ¡GINA! ¡LO ENCONTRARON!- Los gritos de Sirius me sacaron de mi shock, tire el anillo al piso justo cuando entendí lo que me trataba de decir. Baje las escaleras a toda prisa, por suerte estaba en el segundo piso, encontrándome con una luz blanca con un halcón que reconocí al instante como el patronus de Alastor Moody.

-Encontramos al chico Nott, llevan a Bill Weasley pero no luce bien-

Y sentí un nudo en mi garganta crecer.

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To be so lonely || Bill Weasley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora