POISON.

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El sonido de un estruendo me hizo girar mi cabeza hacia los lados, pero no me encontraba en un lugar conocido. La forma de las esquinas de los ventanales me recordaba a las de la sala común de Slytherin aunque no era posible que yo estuviese ahí, cerré mis ojos tratando de recordar donde estaba: era imposible. Sentí el olor a la madera quemándose en la fogata, de pronto el ruido de un cuerpo caer me estremeció.

Los brazos pálidos de un hombre se movían lentamente en una convulsión, de su boca comenzaba a salir una espuma recordándome a un efecto de un envenenamiento. Me acerque más pero la vista no era clara, solo notaba todo en cámara borrosa y lenta. De pronto me enfoque en los labios gruesos emblanquecidos por las burbujas formadas, me recordaron a la perfección a unos que conocía muy bien: Eran labios de un Weasley.

Toque con mi mano temblorosa el cabello, deseando y suplicándole al cielo que no fuera largo, pero me encontré con un perfecto corte varonil. Cerré los ojos tratando de aclarar la imagen en mi mente, cuando los abrí me encontré con la imagen de un Ronald Weasley inmóvil en una fría alfombra.

-¡REMUS! ¡SIRIUS!- Grite desde mi cama tratando de encender mi lámpara de noche, olvidando el hecho de que tengo magia.

-¿QUE PASA REGINA?- Sirius entraba alterado a la habitación acomodándose su bata de dormir.

-Envía un patronus a los Weasley, Ron... Ron está en peligro- Traté de calmar mi voz, pero un grito ahogado salió de ahí.

Esperaba que no fuera demasiado tarde, esperaba no haber arruinado las cosas como de costumbre.

Trate de dormir un par de horas después de mi sueño, más bien premonición, pero solo pude hacerlo cuando nos avisaron que Ron estaba fuera de peligro. Tal y como lo vi había sido envenenado con un hidromiel, por suerte Harry estaba cerca para auxiliarlo. Dada las circunstancias, hoy regresaríamos a Grimmauld Place pero con la compañía de Amelia y su biblioteca personal.

El plan que, había trazado junto con Sirius y Amelia, era que Kreacher nos llevaría hasta la cueva donde Regulus murió para preguntarle ciertas cosas: ellos creían sobre mi pasado y condición de banshee, pero en realidad era sobre qué demonios era eso que me había dejado de tarea.

A pesar de todo eso lo único que me emocionaba era volver a ver a Bill, necesitaba un abrazo largo de mi pelirrojo favorito además debía estar ahí para apoyarlo por esta desgracia que pudo haber terminado en tragedia: deseaba acompañar a los Weasley's en este momento.

Aparecimos después de las 4 pm en la Honorable Casa de los Black, fuimos recibidos por un gruñón Kreacher pero se emocionó cuando le dije que le había llevado un obsequio: un imán en forma de leprechauns que me encontré en casa de Amelia. Subí hasta mi nueva habitación, la vieja de Regulus, deseando encontrar una ''red'' que me llevara hasta él sin necesidad de ir hasta esa vieja cueva espantosa pero fue en vano.

Sin embargo me lleve una gran sorpresa al ver que en el lugar había una ligera capa de polvo sobre la mayoría de las cosas. Camine directo al armario, esperando encontrar las camisas y sacos de Bill, pero solo estaban mis pertenencias. Sacudí mi cabeza tratando de no hacerme ideas tontas, aunque en mi pecho ya comenzaba a crecer una inquietud.

-¿Me extrañaste?- Gire la cabeza para encontrarme a una castaña Tonks sonriendo con sus grandes dientes blancos en el marco de la puerta. Corrí hacia ella para ser atrapada por sus brazos, extrañaba mucho a mi amiga.

-¡CLARO! ¡PROMETO QUE YA NUNCA ME IRE SIN TI!- Grite abrazándola.

-Me imagino lo que sufriste, ver a la parejita de abajo TODO el tiempo sola...- Hizo una mueca de asco que me saco una risa.

To be so lonely || Bill Weasley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora