NECROMANCIA DE MEMORIAS
Este encantamiento es bastante complejo de realizar debido a los requisitos necesarios sí es que se quieren recuperar los recuerdos completos. Se necesita: un círculo alquímico, un cadáver con más de cinco años de muerto, un objeto que le perteneció al difunto, contenedor, un galeón para ofrendar.
-Oh mierda- Susurré para mí misma, había encontrado la información correcta en el libro que Walburga menciono pero... no creí que fuera nada como esto.
¿UN CADAVER? ¿DE DONDE MIERDA IBA A SACAR EL CADAVER DE REGULUS BLACK? Lleve mis manos hasta mi cabello estirándolo levemente, sin duda alguna estaba en un problema: Y UNO ENORME. Arranque las hojas de aquel libro viejo disponiéndome a ir a la cama, esperando que por la mañana pudiera... idear un mejor plan.
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A la mañana siguiente desperté gracias al sonido de mi estómago rugir como si fuera un león enjaulado, había sido mala idea dejar aquellas galletas y el vaso con leche en la sala de estar anoche. Baje lista para ver que había cocinado Amelia, pero me lleve una sorpresa al encontrar la casa completamente sola. Aproveche para preparar mi propio desayuno: huevos con tostadas y un café, hoy más que nunca necesitaba tener claridad en mi mente.
Una parte de mi conversación con Walburga resonaba en mi mente, prohibiéndome pensar en otra cosa mientras comía: ¿Qué tan... estúpida estaba siendo como para considerar algo que esa bruja me dijera?, ¿Qué tan desesperada estaba como para hacerle caso?
-Ve a la casa del ataúd, ahí tendrán todo lo que necesitas-La vieja bruja decía en susurro.
-¿Dónde es eso? ¿Callejón Knockturn?- Pregunté mientras Walburga asentía- ¡No puedo salir de aquí!-Chillé en voz baja.
-Usa poción multijugos, ese estúpido auror traidor siempre trae para sus estúpidas misiones asquerosas: tengo al elfo al tanto de todo- Dijo Walburga despectivamente, de inmediato supe que se refería a Moody- Debe de haber cabello de cualquier persona en esta casa, si no pídelo al elfo-
Me dirigí a aquel cuarto donde solía tener algunos duelos con Alastor Moody, claro está que solo eran de práctica, para buscar lo necesario. La idea de la bruja era loca, pero hasta este momento era la mejor idea que tenía. Además tenía la oportunidad de tomar cabello del cepillo de Amelia sí que nadie se enterará, o eso esperaba.
La poción multijugos me permitiría adoptar la forma de otra persona, la conocí en el 5to año cuando Snape nos puso un ensayo de tres pergaminos de tarea. Cuando fue la práctica la poción término siendo un fracaso para la mayoría de los compañeros, Theo y yo logramos hacer en equipo una... muy decente. Tome los cabellos que robe a Amelia y le pedí a Merlín que me ayudara a que todo saliera bien, mi ansiedad se había convertido en depresión estos últimos meses pero ahora sentía como regresaba a mí.
Le di un trago a la pequeña botella y un sabor a betabel amargo invadió mis papilas gustativas, provocando un poco de asco. Espere unos minutos sentada en el borde de la cama antes de ir a verme a un espejo, pero cuando el reloj marco las doce del mediodía decidí que debía apurarme.
Lo primero que vi frente a mí fueron los rizos despeinados de la rubia, me lleve la mano a la boca de la sorpresa. Si bien sabía que era muy probable que la pócima funcionara, jamás me había visto en el cuerpo de alguien más: era una sensación surrealista, y eso decía mucho ya que pues básicamente había vivido toda mi vida como bruja. Sin duda alguna la magia jamás me dejaba de sorprender.
Me vestí lo más más rápido posible y más acorde a Amelia posible, sabía que podía salir algo mal: encontrarme a alguien conocido, convertirme en mí en medio del callejón Knockturn, que un mortifago decidiera atacarme de la nada. Tenía conocimiento de todas las posibilidades de que las cosas salieran mal, pero aun así estaba dispuesta a arriesgarme.
Me aparecí cerca de aquel lugar secreto donde me solía ver con Bill tiempo atrás, era extraño pensar en mi vida en aquel momento: solo era una chica de dieciséis años viviendo su mejor vida detrás de un par de mentiras. Sacudí la cabeza tratando de concentrarme y camine hasta aquel callejón oscuro al que tenía prohibido ir desde que tenía uso de razón.
Estábamos a medio día y aun así el lugar lucia tenebroso, un olor a azufre comenzó a llegar a mi nariz. La gente, a diferencia del Callejón Diagon, lucía con prisa y desesperada, trasmitían una sensación que no lograba descifrar pero podía decir que me sentía incomoda.
Cerca de Borgin & Burkes se encontraba aquel sitio que Walburga menciono, La casa del ataúd, me indico que preguntara por Gerald Crowley y que él me ayudaría a conseguir todo para el ritual. Sabía que todo lo que estaba haciendo estaba mal, en Hogwarts nunca hablaron de este tipo de magia pero tenía que hacerlo. Mi cerebro me estaba jugando una mala pasada, la idea de que estuviera haciendo todo esto por placer rodaba por mi mente. A fin de cuentas mis padres, Regulus y Theodore, se habían metido tanto a estas artes que decidieron poner en primer lugar a cierto mago oscuro: ¿Acaso yo estaba destinada a terminar de esa manera?
Entre al local, esperando no encontrarme con algún rostro familiar, sintiendo la pesada mirada del hombre detrás del mostrador. El lugar estaba lleno de velas en color negro, en los estantes podía ver varios libros sin nombre en el lomo y más calaveras humanas de las que me gustaría admitir. Trague saliva cuando tuve al dueño frente a mí, sus ojos eran grandes y su cabello blanco se encontraba alborotado: tenía una curiosa barba como de centauro, pero lo que más me atemorizaba de aquel individuo era su sonrisa... que parecía más un ceño fruncido.
-¿Qué hace una mujer tan hermosa como usted en un lugar como este?- El anciano se relamió los labios de una manera asquerosa mientras me trataba de desnudar con su mirada perversa, no sabía si quería retirar mi ropa o ver más allá de mi alma pero ambas ideas me parecieron horribles.
-Necesito lo necesario para una necromancia- Dije con firmeza, rezando porque el hombre no reconociera mi terror.
-¿Necromancia?- Chistó caminando hacia el estante detrás de él- El último que pidió un libro sobre eso... se convirtió en eso que atemoriza a mis compradores, de haber sabido que causaría terror en todos lados no le hubiera dado el libro correcto- Puso en mis manos un viejo libro con la tapa color rojo escarlata.
-¿Sus clientes no vienen en busca de eso?- Pregunté, el anciano negó- ¿Entonces a que vendrían a la casa del ataúd?-
-Usualmente quieren mandar a los muertos a cinco metros bajo tierra... en un ataúd, nadie quiere hablar ellos-
Hojee el libro frente a él, el anciano me miraba con curiosidad y caí en cuenta de que no tenía todo el tiempo del mundo para seguir perdiéndolo en este lugar: la poción podría terminar en cualquier momento.
-¿Cómo sabré si lo estoy haciendo bien?- Pregunté alzando la vista.
-Nadie lo hace bien, se requiere más que hacer el ritual para hablar con un muerto: él debe querer conversar contigo, y déjame te digo niña que cualquier muerto preferiría seguir descansando que ayudando a los vivos- Explico el hombre mientras tallaba una calavera con un trapo viejo- Haz el circulo con sal, sirve mejor que con tierra de panteón.
Deje un par de galones antes de salir del tenebroso lugar, pero el hombre no parecía quitar su vista de mí. Mi pecho se encontraba acelerado, prácticamente había corrido desde el Callejón Knockturn hasta el lugar donde me aparecí. Me despeje del pecho aquel libro abriéndolo fijamente, me talle los ojos tratando de aclarar mi vista pero todo era mucho más claro ahora: ''Propiedad de Calliope O'Brien''.
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¡YA VIENE LO BUEENOOoOoOOo! Estos capítulos que siguen me encantan, bueno todavía editare unas cosas pero estoy un poco orgullosa de que tal quedaron. Sus comentarios siempre son bien recibidos.
Muchas gracias por todo su apoyo y paciencia, sé que están aquí por Bill (O DOMHNALL GLEESON BEBÉ) y lo extrañan pero pronto aparecerá: más de lo que se imaginan :P. Espero pronto avanzarle, para subirles más capítulos seguidos jiji.
Lxs quiero mucho, byeeee byeeeee
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To be so lonely || Bill Weasley.
FanfictionBill Weasley creció con seis hermanos, una madre encargada del hogar y un padre amoroso. Nunca le falto nadie, siempre estuvo acompañado. Regina Nott siempre se tuvo a ella y a su soledad, pero nunca se quejó. Aprendió a disfrutar de su propia com...