UN JACUZZI #100

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Taeyong me invitó a sentarme a la pequeña mesa redonda, decorada con un mantel negro, un florero con rosas rojas, copas y con servilletas de tela color roja. El pequeño detalle como haber puesto tenedor y además palillos, eso me llamó demasiado la atención y podía ver lo atento que era.

          —Esta todo realmente hermoso, increíble —confesé

          —¿Te gusta? —dijo mostrando una pequeña sonrisa. Asentí con mi cabeza— Espero que también te guste la comida que preparé

Esperé paciente en mi lugar, aunque la realidad era que estaba muy impaciente y nerviosa. Me sentía como una reina siendo servida por un atractivo sirviente, aunque no estaría mal una historia donde el Rey sirve a su Reina como un sirviente.

          —¡Cierra los ojos! —gritó Taeyong desde la cocina

Hice caso y cerré mis ojos, mis oídos captaron el sonido de sus pantuflas. Lo sentía cada vez más cerca de mí, oí como dejaba cosas en la mesa y luego iba a la cocina, así sucesivamente lo oí venir e ir tres veces. El olor me tenía ansiosa, olía demasiado apetecible.

          —¿Ya puedo abrirlos? —pregunté

          —Sí, ya puedes abrirlos —respondió

Abrí los ojos y lo primero que vi fue su hermosa carita, estaba con una expresión de curiosidad mientras sonreía con su boca entreabierta. Sonreí al verlo y luego baje mi mirada, habían cuatro platillos preparados, me sorprendí al ver comida que conocía. No era comida coreana, era comida típica de mi país.

Me quedé viendo su rostro nuevamente, no podía creer que había hecho todo eso. Sin pensarlo demasiado me puse de pie y me acerqué a él.

Tomé su rostro con ambas manos y acerqué mi cara a la suya, lo besé intensamente. Dejé pequeños besos en todo su rostro mientras él reía.

          —Muchas gracias, no sabes lo mucho que aprecio esto. Incluso lo que me escribiste es demasiado significativo para mí.

Nos separamos y vi sonreír al chico, estaba un poco sonrojado y sus orejitas me lo estaban mostrando.

          —Prueba la comida antes que me lo agradezcas, tal vez sabe mal —rió

          —Y aunque tuviera veneno me la comería —confesé

La sopa que había preparado estaba realmente exquisita, no sabía a la de mi madre pero sí sabía a amor. Estaba preparada delicadamente y con ingredientes tiernos, estaba en su punto perfecto.

Los demás platos estaban igual de exquisitos y muy bien preparados, no podía creer que se había tomado el tiempo de buscar la receta.

Además de sus facetas como actor, su talento de cantante, de rapear, de cantar, bailar y además ser una persona increíblemente inteligente, él también sabía cocinar.

          —¿Qué opinas? —preguntó Taeyong una vez terminamos de comer

          —Opino que eres un increíble Chef. Estaba todo demasiado sabroso, de verdad me llevaste de vuelta a mi país —sonreí al ver sus grandes y lindos ojitos.

          —¿En serio? —rió— Yo también me siento en casa aquí contigo

          —No digas esas cosas, me vas a hacer llorar —confesé

Las palabras se las lleva el tiempo / Taeyong y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora