Las palabras se las lleva el tiempo / Taeyong y tú

UNA LLAMADA #83

La comida había sido algo increíble, tan deliciosa y tierna. Pero no todo estaba saliendo perfecto, de a poco sentía el rechazo de Taeyong. Algo me decía que esta noche no iba a terminar como lo había planeado, mi cuento de hadas no iba a terminar con un buen final.

          —Creo que es hora de irme —soltó Taeyong

          —¿Qué?... ¿tan pronto?

          —Puedes decirle a alguien más que venga —dijo serio— Te dije que hoy fue un día ajetreado. Me hice el tiempo de venir y aquí estoy, ahora es tiempo de que me vaya pero resulta que con eso tampoco estás conforme... ¿qué quieres?

          —¿Por qué de repente estás volviendo a ser el desagradable Taeyong del pasado?

          —Solo estoy siendo honesto... yo —el chico suspiró y desvió su mirada hacia sus manos— Haechan ha cambiado... tienes que hablar con él

          —Este es nuestro tiempo... quiero hablar de nosotros, tú y yo

          —No sé si quiero un tú y yo... —dijo aún mirando sus manos—No sé que quiero

          —¿Qué quieres decir? —indagué

          —Lo que escuchaste —me miró con sus grandes perlas que tiene por ojos— No sé si quiero volver a lo que teníamos. Solo a pensar en eso me da miedo, aún hay algo que no ha sanado...

Me puse de pie y me acerqué a él, así quería dar el último paso de la noche. Me agache e intenté tomar su mano derecha, el chico me miró aterrado y se alejó bruscamente de mí. Cautelosamente se puso de pie mientras me miraba, se veía desorientado, tanto que se tuvo que afirmar de un mueble tras él.

          —Ponte de pie, no hagas eso —me dijo enojado— ¿Qué quieres lograr?

          —¿Me tienes miedo? —me senté en el piso y lo mire.

          —¿Miedo? —relajó su expresión— No es así

Me puse de pie bruscamente y me acerqué a él, como lo sospeché se movió del lugar y me esquivó. Lo perseguí, parecíamos niños jugando al típico juego de tocar al compañero y ese debía tocar a otro quien era el que la llevaba, la diferencia era que mi compañero no quería tocarme.

          —¿Puedes parar? —me preguntó enojado

          —¿Quieres parar tú?, estamos en una lancha...

          —Eres tú quien se comporta como una niña

          —¿Puedes decirme porque no quieres que me acerque a ti? —pregunté— ¿Me temes?, ¿me odias aún?, ¿te doy asco?... no me gusta lo que estás haciendo

          —Solo no te acerques. Ya sé que sonará cliché o lo que sea, pero no eres tú la del problema

          —¿Qué? —reí incrédula— Si eres tú quien se aleja de mí me hace pensar que yo soy el problema... ¿quieres decirme que es lo que pasa en realidad?

El chico suspiró y miro el cielo de la lancha, movió su cabeza de derecha a izquierda haciendo ejercicio de relajación de cuello. Yo restregué las manos sobre mi rostro, me estaba estresando y no sabía que hacer para calmar el ambiente. De pronto me calmé y respiré hondo, miré al chico y asentí. Pasé por lado y subí las escaleras sin decir una palabra.

          —Hola, perdón por molestar

          —Señorita, ¿cómo la están pasando? —me preguntó el conductor Shin Dong Hee