Las palabras se las lleva el tiempo / Taeyong y tú

UN PHOTOSHOOT #73

Solo al llegar a las afuera de su hogar sentí un dolor en el pecho, tantas cosas que se me venían a la mente, recuerdos buenos como malos. Aún podía oír la voz de Doyoung y su golpe en el vidrio, preguntándome que estaba haciendo ahí aquel día que salí con Jaehyun.

Suspiré y miré a Taeyong quien aún no bajaba del auto, tenía cubierto su rostro con ambas manos. No sabía que decir, ni siquiera quería tocarlo.

          —¿Estás bien? —le pregunté estúpidamente

          —Sí... —respondió rápidamente quitándose las manos del rostro— Solamente estoy soñoliento

          —Entonces deberías entrar y dormir de inmediato. Mañana tienen un largo viaje

          —Sí. Gracias por traerme... —me dijo mirándome.

Aquellos ojos oscuros ya no se veían vacíos, sus puntos de luces brillaban fuertemente cerca de esa pupila. Aún no entendía que tanto había pasado entre nosotros para terminar así, me preguntaba a mí misma que cosa habíamos hecho tan mal para merecer un destino como el que estábamos afrontando en nuestra vida hoy en día.

          —No es nada —le dije fingiendo una sonrisa

Taeyong asintió con su cabeza y se soltó el cinturón de seguridad, se arregló un poco la ropa y abrió la puerta para salir. A mis ojos todo ocurría en cámara lenta, su perfume me quedó en mis fosas nasales cuando se movió para bajarse. Lo vi rodear el auto por el frente, mis ojos no querían dejar de mirar esa persona que lucía como la perfección para mí. Al verlo entrar por la puerta y perderse con la oscuridad, fue lo que detonó mis sentimientos. Pero aún no podía decirle cuanto lo seguía amando, porque aún no me perdonaba lo que le había hecho con Baekhyun.

Una semana después de la ida de mis amigos a América del norte, todo seguía como antes de conocerlos, solo que seguía teniendo esa sensación de faltarme algo. Pero no podía detenerme a pensar en aquello, tenía que avanzar. Nuestros ensayos eran cada vez más extensos, estábamos aprendiéndonos dos coreografías a la vez.

          —¡Adivinen! —nos gritó Violet cuando descansábamos después de ensayar

          —¿Qué es tan bueno? —pregunté

          —Volveré al rojo, me lo dijo Unnie —sonrió

         —¿Y eso te hace feliz? —le preguntó Clavel en un tono burlesco

         —Envidiosa

Violet la ignoró luego y se fue al baño, mientras que Clavel reía, luego se puso de pie la persiguió. Esas dos eran como amor y odio a la vez, pero cada vez se llevaban mucho mejor gracias al cielo.

Al día siguiente nos levantamos temprano como de costumbre, pero estaba vez no íbamos directamente a ensayar. Tocaba día de salón de belleza, por lo que fuimos al salón donde nos maquillaban y ahí comenzaron con el proceso. Estaba nerviosa, pues ni siquiera había preguntado que iban a hacerme, de todas formas no podía ni chistar si no me gustaba.

Me sentía Ariana Grande con esas extensiones de cabello que me llegaban hasta más abajo del trasero, eso que tenía una cola de caballo. Parecía asiática recién operada con lo apretado que me habían dejado el peinado. Pero me gustaba el cabello color anaranjado que me había dejado, era un color muy bonito. El maquille que me hicieron fue algo super natural, amaba las pestañas que me había puesto y la sombra que parecía gloss anaranjado.

Me llevaron al vestidor para cambiarme de ropa, encontré ahí unos pantalones tipo escocés de color naranjo y negro muy ajustados hasta la cintura loas cuales tenían una cadena delgada colgando en la cadera izquierda, más un cinturón negro. Más un top negro, una chaqueta de cuero negra y un par de botas negras de charol estilo militar con cordones.

Cuando salí del camerino las estilistas me ayudaron con pulseras, anillos, aros y collares que me pusieron, eran un montón. Cuando vi a las chicas me di cuenta que también lucían un estilo reckero como el mío. Violet tenía el cabello rojo como nos había mencionado y lucía el cabello con ondas, Clavel tenía el cabello plateado y traía dos trenzas de raíz, Layla tenía el cabello negro azulado con un corte bob y Fuji tenía el cabello color lavanda y tenía dos coletas altas.

Tuvimos el photoshoot en un set que habían preparado, el cual se encontraba a no mucho de la empresa. Era un lugar que yo jamás había visto, o al menos no recordaba haberlo visto. Se trataba de un edificio abandonado, lucía desgastado, rayado y hasta un poco tenebroso. El día un poco nublado estaba perfecto para el ambiente que querían darle a las fotos.

Para ser sincera, el día había estado muy divertido tomándonos fotos. Habíamos ido a otro lugar más, el cual era una casa muy antigua y abandonada. Yo no sabía como encontraban estos lugares, pero eran únicos en realidad.

Por la noche cuando las chicas dormían, yo no podía conciliar el sueño. Puesto que aquella última conversación con Taeyong me había dejado tan alerta, tan asustada pero a la vez tan culpable. Me puse de pie de la cama y me vestí, no quería estar acostada. Sin pensarlo mucho, salí de casa sin nada más que mis llaves, el celular y los audífonos.

A pesar que el tiempo estaba mejorando, por las noches aún seguía haciendo frío. Caminé con mi música favorita a todo volumen por mis oídos en las calles desiertas, puesto que eran más de las dos de la mañana no había nadie en la calle, solo alguno que otro auto pasaba. La brisa helada me mantenía pensando en que estaba viva, a pesar que a ratos me sentía muerta en vida. Como si nada fuera real, como si no valiera nada. El cielo estaba despejado pero aún así no podía ver estrellas, eso extrañaba de mi país.

Mientras caminaba me tope con una cartel de la gira que estaba teniendo NCT, anunciando sus fechas en un "Soon". Me quedé quieta mirando el cartel y Taeyong parecía tan irreal ahí, tan inalcanzable aunque la verdad sí era una persona alcanzable. Pero tan sensible y frágil, por eso nadie debería acercarsele tan fácil, nunca más. Porque a pesar de algunas personas muestren un tipo de coraza, muchas no son así como lucen y Taeyong era una de esas personas. Aunque lamentablemente no muchos comprendían eso y lo dañaban.