Los negocios se fueron cerrando, los clientes americanos quedaron encantados con el producto, que unía una extraordinaria calidad y un diseño excelente con ese toque “europeo” que había dicho un excelente crítico de modas, para mayor vanagloria de Hugo, a unos costes muy competitivos.
Don Roberto estaba feliz, sentado con su esposa y con el matrimonio Pinzón, observaba a su hijo y a Betty, alternando con los diferentes clientes que se les acercaban, hacían una hermosa pareja. Apartada a un lado, bebiendo más de lo debido estaba Marcela, que no les quitaba la vista de encima.
Don Roberto.- Hermes, ¿qué le pareció el nuevo trabajo?... se fue haciendo una idea.
Don Hermes, asiente.- Seguro que sí doctor, en breve estaré perfectamente al tanto de todo y con mi inglés un tanto oxidado, en perfecto estado de recuperación.
Don Roberto.- ¿Ha visto que buena pareja hacen su hija y mi hijo, don Hermes?... su hija, además de una excelente profesional, es una preciosidad de mujer, tanto física como espiritualmente, le tengo que felicitar.
Don Hermes, que anda un poquito achispado, rompe a reír con esa risa tan peculiar que tiene.
Don Hermes.- Ojojojojojojojo... muchas gracias doctor, estamos muy orgullosos de la niña, hace gala de los esfuerzos y sacrificios que hemos hecho su mamá y yo, para darle estudios... también tiene Vd. que estar orgulloso de su hijo, un excelente joven, que estará Vd. deseando que le haga abuelo ¿verdad?...
Don Roberto.- Pues vea que sí, aunque ya tengo un nieto de cinco años de mi hija, pero de Armando voy a tener que esperar un poco, de momento lo que quiero es que se divorcie de una vez y organice su vida...
Don Hermes, perplejo.- ¿Cómo ha dicho?...
Doña Julia, intervino.- ¡Ay que disgusto!, ¿entonces no se arreglaron el doctor y su esposa?, él me comentó hace unas semanas que vino a desayunar a casa, cuando Vd. aceptó el trabajo, pero yo pensé que lo mismo...
Doña Margarita.- Pues no, mi hijo y Marcela, se van a divorciar, seguro... en cuanto lleguen a Colombia, ahora en estos días. Nunca debieron casarse, él no lo deseaba, pero ella de alguna manera lo presionó, y él por miedo y por no decepcionarnos, consintió, pero es muy infeliz.
Don Roberto.- Nosotros conocemos a Marcela desde niña, es la hija de mi socio y dueña de la mitad de la empresa con sus hermanos, de modo que cuando se pusieron de novios, nos ilusionamos con esa relación.
Doña Margarita.- Con el paso de los años, casi que han vivido juntos antes de casarse, ya sabe Vd. como son estos jóvenes de ahora.
Don Roberto.- Lo cierto es que no, porque Hermes y Julia, tienen la suerte de tener una niña de las de antes, bien juiciosa y formal que les salió la muchacha, Armando siempre nos lo dice, “Betty es una niña de familia”...
Don Hermes, hinchado como un pavo.- Cómo debe ser, por eso no me gusta nada que se quede sola en Bogotá... si al menos tuviésemos familia...
Don Roberto.- Por eso se puede quedar tranquilo, porque yo voy a cuidársela Hermes, cuente con Margarita y conmigo.
Doña Margarita.- Pues como les decía nosotros nos ilusionamos con la relación de Armando, pero él con el paso del tiempo se dio cuenta de que no amaba a su novia y además ella es excesivamente celosa y dominante, tanto que cuando mi hijo le rompió el compromiso hace unos meses, porque se enamoró de otra joven, ella le amenazó con convencer a sus hermanos para retirar el capital de la empresa.
Doña Julia.- Por eso se casó sin amarla ¿verdad?... pobre muchacho...
Doña Margarita.- Pues sí Julia, así es... Yo conozco a Marcela desde niña y siempre pensé que estaba enamorada de mi hijo, pero ahora me doy cuenta que me equivoqué, que si ella le hubiese querido de verdad, no le hubiese forzado a esta infelicidad que vive.
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Historias de Betty, la fea
FanfictionEstas historias no son de mi autoría, son de una plataforma llamada Tapatalk, las subo porque muchos foros ya han desaparecido y ustedes tiene que leerlas son maravillosas,cada una diferente pero con el mismo amor al escibirlas, si algún autor/a de...