Somos novios 8-13

1.6K 33 33
                                    

Al sábado en el spa, y apasionada tarde en la habitación 5151 de aquel hotel donde hicieron algo más que dormir siesta, le siguió una prudente cena familiar con don Hermes y doña Julia, y una sesión de cine en una sala cercana a la casita de Palermo, a la que Armando invitó a sus suegros.

El domingo, sin embargo, Armando volvió a sorprender a su novia y la recogió bien temprano en su carro, llevándola a pasar el día en los alrededores de Bogotá, concretamente eligió hacer una visita a Zipaquirá, decisión que a ella la llenó de alegría, pues a pesar de estar a sólo 50 km de la ciudad, en dirección norte, ella nunca había estado allí. El día anterior, al tiempo que compraba el bikini para usar en el spa, Armando había insistido en que ella se comprase unos jeans, que precisamente estaba estrenando esa mañana de domingo, junto con una camiseta de algodón de color negro, con escote barco, muy ajustada y manga al codo. Llevaba una chaqueta tipo cazadora, de color también negro y el cabello recogido en una cola de caballo. Cuando Armando la vio, sonriéndole feliz a la puerta de la casita de Palermo, sintió que el amor le iba a reventar el pecho, está preciosa mi vida, realmente preciosa...

Ella subió sonriente al carro de él, para ver como él le pedía unos instantes.

Armando.- Doña Julia, un momento, que quiero darle algo, por favor...

Doña Julia.- Vd dirá doctor, ¿qué se le ofrece?...

Armando, le entrega un sobre blanco.- Tome doña Julia, son dos entradas para la corrida de esta tarde en Santamaría...

Don Hermes, acercándose.- ¿Qué pasó Julia?... ¡Hola Doctor!, ¿les pasó algo?, ¿no le arranca el carro?, ¿no dicen que se iban a pasearse?...

Doña Julia.- No pasa nada mijo, sólo que el doctor ha tenido la amabilidad de traernos unos boletos para la corrida de esta tarde.

Armando, le sonríe.- Si don Hermes, me dijo doña Julia que a Vds les gustaban los toros, y como estamos en la feria del Señor de Montserrate, pensé en que quizás les provocaría asistir. Yo les estoy muy agradecido por todo, y me provocaba tener una atención. Mire don Hermes, acá hay una propaganda ¿ve?, es la cuarta de feria y las reses son de Guachicono y de Achury viejo, para Miguel Abellán, Julián López El Juli y Paquito Perlaza que confirma la alternativa. Son de tendido de sombra señor Pinzón, espero que se diviertan. (*)

Don Hermes, se ha quedado un poco cortado, cosa extraña en él, pero doña Julia, sonríe agradecida y despacha rápido a Armando.

Doña Julia.- ¡Claro que nos provoca!, con las ganas que tenemos los dos de volver a ver una corrida en Santamaría. Mil gracias mijo, y corra que la niña ya se está bajando del carro a ver que pasa, corra.

Armando, sonríe radiante.- Hasta la tarde doña Julia, don Hermes y que disfruten.

Minutos después, cuando ya están saliendo del barrio, Betty le pregunta a Armando.

Betty.- ¿Qué tanto tenía Vd que hablar con mis papás, doctor?, se estuvo un buen rato...

Armando.- Sólo les estaba entregando unas entradas para los toros, para la corrida de esta tarde.

Betty.- ¿Entradas?... ¿y cuándo las compró?...

Armando.- Se las encargué a Freddy, él me las consiguió y me las entregó esta mañana.

Betty.- ¿Freddy hizo toda la fila frente a la taquilla un sábado, que tiene libre?... buena propina le debió costar.

Armando.- No hizo fila, ya no había boletos, tuvo que acudir a la reventa...

Betty.- Vd está bien loco, gastarse tanta plata en eso...

Armando.- ¡Ay mi amor!, pero su mamá se puso feliz y a su papá lo dejé sin palabras, jajajajaja, dejé sin palabras a Hermes Pinzón.. Pinzón...

Historias de Betty, la feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora