Tan cerca, tan lejos

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Pido perdón por subir la que no era antes los borradores se subieron aún no están para subirlos pero les dejo una más bonita y larga... Muy larga
Esta es una historia de mis queridísimas Guiomar y Celia


TAN CERCA, TAN LEJOS

"...Aquello no podía ser cierto, ella no había leído bien, seguro que estaba equivocada... se trataba de un error, era eso, un horrible error... aquella carta, no era más que una estúpida broma, una maldita broma de don Mario... ¡sí era eso!... Pero no, allí se hablaba de ella y de un plan para que don Armando la enamorara... ¿otra vez lo mismo?... ¿otro Miguel, en su vida?... ¡claro que no!, don Armando no era así, él era un caballero, un hombre de buena familia, culto, educado... nunca la usaría de ese modo, nunca se reiría de ella en esos horribles términos... monstrete, vampirín... ¡no, no podía ser!... él, incluso la había llamado "mi Betty" y otra vez "mi picarona linda"... ¡imposible!... pero allí lo explicaba muy claro, don Mario hablaba de su intimidad y la llamaba con sorna ... "hacer el horror"... ¿así había sido para don Armando?, ¿un horror?... ¿sus besos eran tétricos?... ¿le daban asco?... Se iba a volver loca, ¡otra vez lo mismo!, ¡la misma historia!, de nuevo se repetía, se ensañaba en ella... pero era peor, aún peor... porque Miguel no era don Armando, no lo era, no lo era..."

Betty temblaba como una hoja mecida por el viento, sentada en el sillón de presidencia, estrujando aquella maldita carta entre sus manos y sin dejar de llorar. Estaba pálida y fría, no era capaz de reaccionar. Se sentía fuera del tiempo y del espacio, como si aquello no le estuviese pasando a ella. Solo era capaz de musitar : "No, no, no es posible... es un error, un error... no es posible"

La puerta de presidencia, se abrió y dio paso a un radiante Armando Mendoza, que venía limpiando sus gafas, con el borde de la corbata, ni siquiera la miró solo comentó risueño y en voz alta :

Armando.- ¡Ay Betty, que pena con la Bolocco!, mira que tener que presenciar la escenita que hicimos Marcela y yo, me muero de la vergüenza, pero gracias a que al menos, me pude disculpar con ella, me la topé acá en el lobby cuando entraba, ella venía para presidencia. He querido que pasara, pero iba de afán y se tenía que marchar...

De pronto Armando alza la vista y ve a Betty. Su estado lo asusta, nunca la había visto así. A sus ojos viene el paquete azul y algunos de los "detalles" y tarjetas que hay encima de la mesa.

Armando.- Betty, Betty ¿qué le pasa?, ¿qué tiene?... Betty ¿está llorando?, ¿qué le hicieron?, ¿fue esa loca de Hugo?, porque lo mato ¿me oyó?, lo mato... ¿o la estúpida de la peliteñida?...

Mientras le habla se ha acercado a ella y cuando va a tomarla por los brazos, advierte asustado que ella lo mira con pánico y se encoge horrorizada, al tiempo que susurra : "No me toque, cerdo... no se atreva a tocarme".

Armando palidece, de reojo vuelve a mirar sobre la mesa, las cosas que Mario dijo que dejaría. Allí solo hay tarjeticas y regalitos, pero ella sabe, él ha notado en su mirada y en su reacción, que ella sabe todo, o al menos, gran parte del plan que idearon, para tenerla segura. Intenta acercarse de nuevo, y va sintiendo que un dolor extraño y lacerante, totalmente desconocido, le comienza a atenazar el pecho. Entonces la ve, estrujada entre las manos de ella, mojada por las lágrimas que caen sin cesar.

Se arrodilla frente a ella y con suavidad, toma aquellos papeles blancos, no sabe que son, pero sabe que allí está la clave, allí está el motivo del estado de Betty .

Ella está tan ausente, tan agarrotada, que Armando casi tiene que forcejear para que suelte, la maldita carta, pero al fin lo consigue. Y mientras comienza a leer los folios escritos a computador, ella se abraza a si misma y comienza a mecerse sin dejar de gemir .

Historias de Betty, la feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora