¿Quién eres tú? Capítulo 10

895 56 13
                                    

Por espacio de tres horas y media, Betty estuvo ausente de la casa aquella tarde de 31 de diciembre, mientras la arreglaban en el salón de belleza y Pepe, aguantaba estoicamente la interminable espera, haciendo mil y una preguntas a un desesperado Armando que ya no sabía que hacer con él ni cómo convencerlo de que su mamá iba a regresar.

Cuando aún no hacían ni dos horas que Betty había salido, el niño ya estaba agotado y sin saber que más preguntar, ni que más hacer, agarró a su inseparable Joselito y se sentó pegadito a la puerta de salida, llorando en silencio. Armando, que pensó que se había sosegado y que estaba jugando tranquilo, suspiró pensando en lo mal que había tratado la historia al pobre de Herodes, y decidió servirse un trago. Salió a buscar hielo a la cocina, y la escena que se encontró en el vestíbulo, era verdaderamente dramática.

Abrazando con fuerza su muñeco de peluche, a una de las fotos que Betty le había puesto al alcance donde estaba él con su mamá de verdad, y a la camisola que Betty usaba para dormir, y que al parecer debía conservar su olor, estaba Pepe, sentado junto a la puerta de salida a la escalera, llorando en silencio y dando unos hipidos que partían el alma.

Armando se sintió totalmente desarmado ante semejante situación, y de golpe vino a entender todo por lo que estaba pasando aquel niño tan pequeño, y que seguramente era carne de su carne y sangre de su sangre. Sintió que se le formaba un nudo en la garganta y conteniendo a duras penas las lágrimas, se acercó al niño y lo alzó en brazos.

Armando.- Pero hombre, cómo que sigue llorando así, no ve que se va a poner malito.

Pepe no respondió, sólo siguió llorando.

Armando, que se lo acababa de colocar sobre un brazo se dio cuenta.- Pero ¿se hizo Vd pis encima?... sí, ya veo que sí, está chorreando y mi camisa de seda italiana, también ¿cómo que no fue al baño hombre?... ande que le voy a cambiar

Le llevó a su propio cuarto de baño y puso a llenar la tina, al ser la única que había en el apartamento, Betty lo bañaba siempre allí. En tanto se llenaba le fue sacando la ropita húmeda, y le hablaba.

Armando, consolador.- Vea Pepe, que Vd no se puede poner así de desesperado cada vez que Betty sale y le deja conmigo, o con la yaya Julia. Se asusta Vd mucho y se va a poner malito, y Betty viene enseguida, sólo ha ido con mi mamá y con Cata, a que la peinen y la pongan bien guapa para esta noche.

Pepe, sorbiendo por la naricilla y entre hipidos.- No veniba enseguida, tadda mutto yo teniba miedo yo eztaba zolito

Armando, extrañado con el modo de hablar del niño.- Vd no estaba solito Pepe, estaba conmigo, venga que le meto en la tina ¿está buena?...

Pepe, suspiró al sentirse dentro del agua caliente.- Zi eztaba zolito

Armando, ya confuso.- Pepe no diga mentiras yo estaba con Vd

Pepe, hundiendo la cabeza entre los hombros, y con apenas voz.- Pedo yo no zoy zu niño Vd ez el zeñod Admando, yo necezito a mi mamá Betty

Armando se ve sorprendido con la sinceridad de Pepe, a su modo le estaba diciendo, que con él se sentía inseguro, porque él no le reconocía como nada suyo, sólo era el zeñod Admando, como repetía con su lengua de trapo, y sin embargo desde el primer momento, Betty le acogió como madre y le dio esa seguridad que él necesitaba, claro cuando ella no estaba, el pobre recordaba por lo que ya había pasado y se sentía fatal.

No lo pensó, volvió a abrir los grifos de la bañera, y regulando la temperatura dejó que ésta se fuera llenando más, volcó algunas de las sales de baño que tenía sin estrenar y comenzó a desnudarse. Las sales al contacto con el agua comenzaron a hacer espuma, y cuando él se vino a meter a la tina, ya había bastante y Pepe, comenzaba a juguetear en silencio con ella.

Historias de Betty, la feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora