La miraba embelesado, tan pequeña e indefensa, en la inmensidad de su cama, durmiendo confiada, sólo porque él velaba su sueño. La melena rizada y oscura, como la de ella, sus mismos ojos grandes y soñadores, el hoyito en la barbilla, la sonrisa inocente. Se diría que Dios se la devolvía, pero pequeñita, con apenas cuatro años, para que él la protegiese, la cuidase y al mismo tiempo, su vida recobrase el sentido. Ahora sí tenía un motivo para vivir, de nuevo ella llenaba su vida y todo recobraba su sentido, el sentido que siempre debió tener.
Con cuidado se recostó a su lado, mientras la pequeña al sentir su peso, se giraba y se le abrazada, mientras susurraba entre sueños :”Papi... papi”, aquellas cuatro letras que esa mañana lo habían resucitado, cuando creía haber muerto, después de aquellos odiosos, negros y desesperanzados días. Cerró los ojos, mientras acunaba a su hija, su hija... y los recuerdos vinieron a él, llenos de viveza, como si visionara una película.
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Cuatro años sin su presencia, cuatro años buscándola por cada rincón de Colombia, dónde pensaba pudiese estar, cuatro años de desesperación y angustia, cuatro años muriendo un poco cada día.
Desde aquella mañana en que encontró sobre su escritorio la carta de renuncia y los documentos notariales, dónde se verificaba la devolución de Ecomoda, ninguna noticia, nada. Solo la certeza que había pasado los primeros quince días con Catalina Ángel, en Cartagena de Indias, trabajando para ella en el Reinado Nacional, y después nada, ni una pista, ni un rastro.
Su familia se había marchado de Bogotá, lo mismo su amigo Nicolás, nadie sabía darle razón de su paradero. Cuando habló con la mamá de su amigo, doña Eugenia de Mora, solo alcanzó a saber que don Hermes y doña Julia, habían vendido la casita y se regresaron a Ibagué, de dónde procedían, pero ella no les acompañaba. Y Nicolás, había encontrado un trabajo en Maracaibo (Venezuela), en el departamento financiero de una petrolera, pero tampoco sabía nada. Parecía que se la hubiese tragado la tierra.
Empeñado en encontrarla, viajó a Ibagué en varias ocasiones, queriendo hablar con sus papás, pero ni modo, aquél terco de don Hermes, lo más que le gritó antes de echarle la puerta a la cara, era que su hija había muerto, que él no tenía hija. Solo las palabras de doña Julia entre lágrimas, cuando a escondidas de su esposo, lo fue a buscar a su carro, impidieron que aquél mismo día, él hubiese estrellado su coche buscando la muerte.
Doña Julia.- Su papá la echó de casa, no puedo saber por qué, no me lo dice... Ella vino muy cambiada de Cartagena, muy bonita don Armando, con ropa moderna, sin capul, sin los brackets, esa misma noche quiso hablar con nosotros, pero su papá no me dejó estar delante. Hermes le pegó, doctor, le dio una bofetada y la echó de la casa, no se más nada, y me muero de la angustia y si Vd la encuentra, por favor hágame saber que está bien.
Y vuelta a empezar, a seguir buscando, investigando en las listas de empleados de las empresas, en las oficinas de empleo. Un par de veces pareció que la había encontrado, pero fueron falsas noticias. Voló a Maracaibo, se entrevistó con Nicolás y nada, tampoco él sabía nada.
Sólo tenía una certeza, estaba en el país, gracias a sus influencias, había conseguido saber que nadie con sus datos, nadie, había abandonado Colombia, por ninguna de sus fronteras, en los últimos años. Pero ¿dónde?... ¿dónde se escondía?...
Y después de tanto tiempo, aquella noticia horrible, aquél incendio en aquella cafetalera de Marsella en el departamento de Risaralda, y las listas de fallecidos y lo peor, el nombre de los cuatro desaparecidos. Aquellos, que según decía el periódico, debieron quedar tan calcinados, que ni sus cuerpos fue posible encontrar, entre ellos la contable de la fábrica, de solo 29 años : Beatriz Pinzón Solano.
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Historias de Betty, la fea
FanficEstas historias no son de mi autoría, son de una plataforma llamada Tapatalk, las subo porque muchos foros ya han desaparecido y ustedes tiene que leerlas son maravillosas,cada una diferente pero con el mismo amor al escibirlas, si algún autor/a de...