Una familia para navidad

511 42 8
                                    

La luz, entraba a raudales por las ventanas del dormitorio, cuando Armando es capaz de abrir los ojos. Sobre él, absolutamente rendida y entregada, está ella, la que en pocas semanas se ha convertido en el gran amor de su vida... ”¡Quién se lo iba a decir hermano!... esta loquita que arrasó en Ecomoda, proponiendo derribar tabiques, es la que ha derribado definitivamente todos los tabiques y paredes que había en tu vida... ¡que noche, Mendoza, que noche!...¡ha sido gloriosa!... y ¡que mujer, macho, que mujer la suya!... mmm, ¡que rico, solo recordarlo!...!

Armando, acariciando la espalda de Betty.- Buenos días cielo... buenos días... ¿está muy cansadita, mi amor?... ya pasan de las once de la mañana, seguro que Guillermo, lleva rato dando guerra... despierta dormilona, que hace un día muy bello... ¿no te provoca salir a pasear?... ¿sí?...

Betty, desperezándose y bostezando, le mira con los ojos semi abiertos o semi cerrados, según se vea.

Betty.- ¡Ahhhh...!, que bien he dormido... mmm, que a gusto estoy acá, creo que hoy no me voy a levantar, ni Vd tampoco... (beso)... ¿no se quiere quedar conmigo un poco más?... (beso)... ¿ah?...

Armando, le sonríe y le devuelve los besos, al tiempo que la abraza y la acaricia.

Armando.- ¡Ah, picarona!, tiene ganitas de fiesta ¿eh?... pero es muy tarde mi amor, mejor vamos al baño rápido y bajamos a desayunar... nuestro hijo debe andar dando saltos desde bien temprano, extraño es, que no nos esté molestando.

Remolones, se levantan y cada uno se dirige a uno de los baños, con el fin de aligerar. Cuando están preparados, se visten de sport y Armando, ayuda a Betty, a hacer la cama y recoger un poco la habitación. Luego bajan a desayunar.

Armando.- Esteban, la señora y yo, desayunaremos acá en la cocina, no queremos molestar... ¿ya se levantaron todos?...

Esteban.- ¿Café, té, chocolate?... Si señor, todos llevan un rato levantados. Don Roberto y el señor americano, han salido con el señorito Guillermo y la bicicleta, decía su papá, que necesitaban una calle lisa y larga, para que el niño se soltara...

Betty.- Yo quiero chocolate, tostadas con mantequilla y fruta, tengo mucha hambre... ¡uy, que bien huele!... son huevos revueltos, ¿verdad?...

Amalia.- Si señora, del señor americano y de don Roberto, también los comió el niño, revueltos con panceta, aún quedan ¿quiere Vd un poco?... ¿y Vd don Armando?...

Armando.- Si, yo quiero lo mismo que Betty, chocolate, tostadas, fruta y un poco de esos huevos, huelen delicioso... ¿mi mamá salió con ellos?...

Esteban.- SI señor, mientras don Roberto y el señor gringo iban pendientes del señorito y la bicicleta, la señora Margarita, cargaba con el perrito...

Armando.- Jajajaja, ejerciendo de abuelos... pero no entiendo porqué mi papá dice que Guillermo debe arrancar con la bicicleta. Llevaba instaladas, dos ruedas de esas supletorias, para que guarde el equilibrio.

Esteban.- Si señor, pero el niño insistió que se las quitaran, porque dice que ya es mayor y puede andar sin ellas, y el señor Roberto, dijo que era lo mejor, arrancar de una vez.

Betty.- ¿Se puso el casco, Esteban?... lo compré para los patines, pero le dije que le serviría también para la bici y que debía usarlo, con lo atolondrado que es, me da miedo se vaya a chocar con un árbol o con una farola...

Amalia.- Si señora, yo mismo se lo puse y las protecciones, para las rodillas y los codos, iba feliz mi niño bello...

Armando.- Bien, pues en vista de que él ha salido a estrenar su regalo de Navidad, ¿qué te parece que nosotros salgamos a estrenar el tuyo, mi amor?... ¿te provoca un paseíto hasta el mirador de La Calera, con tu carro nuevo?... ¿ah?...

Historias de Betty, la feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora