La bolsa negra (historia corta 4)

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¿Recuerdan el día que Armando cogió la “bolsa negra” con todas la tarjeticas, bombones y reglaos que le había regalado a Betty y se la llevó a la oficina? ¿Recuerdan también porque no pudo lograr su acometido? Exactamente, Marcela Valencia, ella estaba allá y le fastidió la idea... ¿Qué hubiese pasado si Marcela hubiese llegado a la oficina de Bettyminutos después? Bien, después de una ardua investigación es esto lo que he concluido. Espero que les guste, y en especial a Ainara por ayudarme a sacar adelante el foro, besito cielo.

Armando entró a la oficina de Betty con unas carpetas en una mano y en la otra la “bolsa negra”, pero esta la traía escondida tras su espalda para que Betty no la viese y no le echase de la oficina sin darle tiempo a hablar.
A-.Buenas noches Beatriz, vengo a traerle los informes más recientes acerca de las franquicias, acá se los dejo.
B-.Gracias doctor, pero no hacía falta, mañana hay junta y allá podría habérmelos entregado.
A-.Bueno, en realidad no vine a eso solamente, también quería entregarle algo que le pertenece (saca de detrás de su espalda la bolsa y la pone sobre la mesa)
B-.Me parece que se equivocó doctor, eso le pertenece a don Mario, después de todo el lo escribió todo ¿no? Déselo a él, yo no lo quiero.
A-.Pues tírelo si quiere, aunque le aseguro que podría arrepentirse porque no todo lo escribió Mario (abre la bolsa y tira el contenido sobre la mesa) Mire, sin ir más lejos esta tarjeta la escribí yo, esta también, y esta... en todas ellas está lo que yo siento por usted, eso que hace que tiemble cuando la miro, lo que hace que mi corazón lata a 1000 cuando se acerca a mí. (cierra los ojos) Del miedo que me da pensar que de verdad no me ama, que de verdad no le importo, el miedo a pensar que tiene a otro o que otro la tiene a usted, esa es mi verdad Betty.
B-.Le quedó muy lindo doctor, bellísimo pero no le creo ¿sabe cual es mi verdad? (tomó la carta de Calderón y se la dio) ¡Esa es mi verdad! Usted me engañó por su empresa y sigue queriendo hacerlo. Dígale a su amigo que deje de escribirle las palabras románticas que me tiene que decir para no perder su empresa, que ya no funcionan. No doctor, si algo le debo es que, por su engaño, ya dejé de ser una idiota.
A-.No Betty, usted nunca fue idiota, creyó en mí, en mis palabras y estas siempre me salieron del corazón, nunca dije nada que no sintiera... Beatriz yo la amo.
B-.(se levantó de la silla) Ya no lo soporto más, ¡salga de acá doctor! Salga porque no respondo. Ya me cansé de sus mentiras, de sus burlas, de usted... o me deja en paz o me voy de la empresa.
A-.Está bien Beatriz, lo que usted diga (recogió todas las tarjetas me nos una que se quedó encima de la mesa, una que ella nunca llegó a leer, la que tenía que haber leído el día de la fatídica Junta) Bien Betty, si lo que usted quiere es que la deje en paz lo voy a hacer, sólo le ruego que no nos deje, no se vaya.
B-.No me iré doctor, pero me tiene que dejar en paz, yo no me voy a robar su empresa.
A-.(ahora dejó la “bolsa negra” sobre el sillón) ¡¡Maldita sea Beatriz!! ¡Maldita empresa y maldito Calderón! No es la empresa lo que me importa, es usted. Yo confío en usted, sé que no me robará mi empresa, y aunque lo hiciera ¡a mi qué! Lo que no quiero es que se vaya usted, a usted no quiero perderla.
B-.(volviendo a sentarse) Ya es tarde doctor, hace tiempo que me perdió. (miró su mesa y vio la tarjeta, Armando se sentó en el sofá y tomó la “bolsa negra “abrazándola, luego cerró los ojos y dejó las lágrimas correr) Ni sus lágrimas de cocodrilo, ni esta tarjeta me van a convencer doctor, ¡váyase!
A-.¿De verdad ya la perdí? ¿De verdad no me ama? ¡Pues demuéstremelo! Deme un beso sin amor.
B-.Yo no tengo nada que demostrar doctor y menos a usted (tomando la tarjeta entre sus manos la abre) Veamos que nueva payasada se le ocurrió al doctor Calderón...
Empezó a leer aquellas líneas en voz baja, para sí misma en ese momento sintió la duda de que alguien como Mario Calderón pudiese escribir algo tan bello. Estaba fechado con el día de la Junta y, aunque dudó que realmente fuese de ese día, sintió que Armando no estaba mintiendo, que realmente aquellas palabras que hasta hace un momento no había creído, empezaban a tomar un aspecto real...
“Te parecerá extraño esto que te voy a decir, pero he decidido renunciar a EcoModa, no quiero seguir acá porque me obligarían a casarme con Marcela y no quiero. Quiero irme contigo, quiero que nos casemos y seamos felices, que formemos una familia... ¡Vámonos Betty! ¡Volemos lejos! Sé que tengo algunas cosas que explicarte, que te serán difíciles de entender como por ejemplo el comienzo de nuestro romance, pero nuestro amor será más fuerte y superaremos juntos ese dolor... Te amo Beatriz ¿sabes por qué? Yo tampoco Betty, pero sé que te amo. Mira, encontré este poema en un libro, espero que te guste. Te ama tu doctorcito adorado: Armando.
Rompo las cadenas de la tristeza
tú me ayudas porque me acompañas
cada sonrisa es un grito de deleite
cada mirada es calma tranquila
tú me animas, en silencio de palabras
olvidé la tristeza .... vi tu ángel”

B-.(miró a Armando y trató de secarse la lágrimas para que no la viese) Les quedó muy bonito doctor, ¿cuándo la escribió, ayer u hoy?
A-.¿No vio la fecha? El día antes lo escribí y lo hice yo solo, pensando en usted.
B-.Sí claro. Mire doctor, por hoy ya estuvo bien, tome su tarjeta y váyase.
A-.(se levantó, abrió de nuevo la “bolsa negra” y guardó la tarjeta) Ya no le insisto más Betty, sepa que la amo y que esta era mi última “carta”. Hasta mañana.
B-.Hasta mañana...¡doctor!
A-.¿Sí?
B-.Hablaremos después de la colección, ¿le parece? ¿Cree que sentirá lo mismo para entonces?
A-.(sonriendo) Lo sentiré toda mi vida Betty, hasta entonces doctora.

En ese momento llegó Marcela que los miró con cara de odio a los dos...
MV-.¿Interrumpo algo?
B-.¡No! ¿Necesita algo doña Marcela?

Y aquí Marce y Betty hablaron de negocios, y como digo espero que le haya gustado. Besos, Rocío.

Historias de Betty, la feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora