Era tarde y acababan de terminar con la última de las cajas que les habían enviado desde Cúcuta. Dentro venía lo que se esperaba: la ropita de Pepe, sus juguetes y sus películas de DVD, algunos libros de cuentos, y los libros de adultos, que su mamá poseía, varios marcos con fotografías del niño desde que era un bebé, hasta la del último cumpleaños y una especialmente bonita, en la que estaba con su mamá, los dos muy guapos. También venía toda la ropa y los zapatos de Lalia, así como sus objetos de tocador y varios álbumes de fotos, y por fin en esa última caja, venía una carpeta clasificadora con algunos de los documentos de importancia, una copia de la partida de nacimiento de Pepe, y otra de la de Lalia, la cartilla de vacunaciones del niño, al parecer al día y su expediente médico.
Armando.- Bien, pues no viene ninguna cosa que nos de más luz sobre Pepe, que la que ya tenemos. Su mamá lo apuntó como hijo de padre desconocido y nunca podremos saber, si de no haber muerto, alguna vez, hubiese yo sabido de su existencia.
Betty.- Definitivamente no hay ninguna novedad. Las cosas personales de la señorita Mendoza las deberíamos empaquetar de modo conveniente para que no se estropeen y guardarlas como recuerdo para Pepe, cuando sea grande ¿no cree?...
Armando.- En el garaje tengo un cuarto trastero, las puedo guardar allí, de momento llevaré la caja al estudio y mañana me traigo de la empresa, algunas fundas y una caja nueva, que ésta se deterioró con el viaje y ahora al abrirla. Las demás cosas, si quiere le ayudo a llevarlas al cuarto, si le falta sitio, mañana mismo compramos una cómoda, o estantes, lo que necesite.
Betty.- Para nada, yo me organizo y le hago sitio a las cositas de Pepe, tampoco es tanto, vea que los libros, las películas y los álbumes de fotos se pueden acomodar acá en la librería de la sala, así puede cogerlos cuando desee, si los tiene a su altura.
Armando.- Tiene razón traiga que los coloco
Betty.- Doctor, ¿ya contrató al investigador privado?...
Armando.- Ajá, pero aún no recibí noticias
En un rato colocaron lo que pudieron, dejaron recogido el resto en el estudio y se fueron a dormir.
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Al día siguiente antes de salir a almorzar, Aura María y Berta, llamaron a la puerta de presidencia.
Aura María.- ¿Se puede pasar doctor?
Armando.- Sigan ¿qué se les ofrece?...Berta.- Vea doctor nosotras le queremos pedir un favorcito, y Sofía también, sólo que ella anda atendiendo unas llamadas y no ha podido pasar.
Armando.- ¿Un favor?, Vd dirá Berta
Berta.- Es que le queremos pedir permiso para salir a las cuatro de la tarde, dos horicas antes de lo habitual, vea que se lo pagamos quedándonos más tiempo otros días.
Aura María.- Sí doctor, es que en un almacén de La Calera, han puesto muy buenas ofertas de juguetes, y como ahora viene la Navidad y ya sabe Vd, los regalos del Niño Dios, queremos dar un paseo por allí, las tres tenemos hijos en edad de juguetes aún, y la vida está tan cara.
Armando, pensativo.- ¿A qué hora cierran?...
Berta, nerviosa.- Sobre las ocho y media doctor, pero como tenemos que ir hasta allá, hasta La Calera le digo, y luego ver y comprar
Ante el asombro de las secretarias, Armando da una voz y llama a Betty:
¡¡Betty!!La joven enseguida asomó por la puerta de su oficina.
Betty.- ¿Me llamaba don Armando?...
Armando.- Sí, vea que Aura María y Berta, y Sofía también me hablan de un almacén con muy buena oferta de juguetes, he pensado que nosotros no hemos resuelto ese punto.
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Historias de Betty, la fea
FanficEstas historias no son de mi autoría, son de una plataforma llamada Tapatalk, las subo porque muchos foros ya han desaparecido y ustedes tiene que leerlas son maravillosas,cada una diferente pero con el mismo amor al escibirlas, si algún autor/a de...