¿Quién eres tú? Capítulo 8

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Ya estaban en el carro con el niño sentado en su sillita y la cajuela llena de paquetes, cuando Betty, le comenta a Armando.

Betty.- Doctor, yo creo que deberíamos pasar por mi casa.

Armando, perplejo.- ¿Por su casa?... ¿para qué?...

Betty.- Pepe se siente muy inseguro cuando le dejo un ratito, ya ve lo que le pasó ayer en el parque, y hoy en el colegio, porque a cada poco miraba hacia fuera y nos veía a través de los cristales apenas si lleva cuatro días con nosotros.

Armando.- ¿Y?...

Betty.- Que como mañana yo regreso a la oficina y mi mamá se va a quedar cuidándolo, yo creo que es mejor que la conozca antes, ¿no cree?...

Armando, se encoge de hombros.- Sí, claro, como Vd diga, vamos pero ¿no cree que debería Vd llamar antes para decir que vamos con el pelao (1)?... tome mi celular.

Betty lo acepta y llama a sus papás diciendo que va con Armando y con el niño, para que le conozcan. Doña Julia, complacida les invita a cenar y Betty, después de consultarlo con Armando, acepta.

Cuando llegan frente a la puerta de Betty, Armando, aparca el carro y sale del mismo. Betty también baja y saca a Pepe, tomándolo de la mano. Unas vecinas que pasan por la calle, los miran curiosas, se ve que son gente con plata y van a casa de los Pinzón, pero ellas no saben quienes son. Betty que las ha reconocido como unas conocidas de su mamá, al ver que ellas, a su vez no la han reconocido a ella, las obvia y sigue en dirección a su casa.

Al poco de entrar a la casita, doña Julia les recibe cariñosa con besos y enseguida se pone a la altura del niño y acariciándole la carita, le dice.

Doña Julia.- Vd debe ser mi precioso nietecito.

Pepe, arrimándose a Betty.- Yo zoy Pepe Pepe Mendoza.

Doña Julia rompe a reír.- Claro mi amor, que Vd es Pepe, muy bien dicho Pepe Mendoza, y yo soy su abuelita, la mamá de Betty.

Pepe, mira a Betty.- ¿Ez tu mamá?...

Betty, se agacha a la altura del niño.- Sí mi amor, ella es mi mamá, tu abuelita Julia, y te quiere mucho, dale un besito, anda.

El chiquillo se deja abrazar por doña Julia, que le unos cuantos besos bien sonoros, y tomándolo de la mano le lleva hasta la sala, donde algo enfurruñado, manteniendo su papel de suegro gruñón, está don Hermes. Armando, sabiendo que le espera un sermón, traga saliva y sigue a su suegra y a su mujer, que se le han adelantado en el camino a la sala.

Betty, dándole un beso.- Hola papá, ¿cómo está?...

Don Hermes, serio.- Tan bien como se puede, dadas las circunstancias Señor Mendoza.

Armando, extendiéndole la mano.- Don Hermes, buenas noches, gracias por recibirme en su casa.

Doña Julia, cortando la tensión.- Mire Hermes, éste es Pepe, el hijito de Betty, vea que niño más guapo y más juicioso.

Don Hermes, con el ceño fruncido.- ¿Qui hubo muchacho?, ¿cómo está Vd?...

Pepe, que no recuerda haber conocido a nadie con bigotes y al mismo tiempo calvo, le mira de hito en hito, hasta que se atreve a preguntar.

Pepe.- ¿Ze le ha caído el pelo?...

Los adultos sorprendidos por la pregunta del niño, no saben que decir.

Don Hermes, intentando mantenerse serio, responde.- Pues sí señor, el pelo se me cayó, de tanto estudiar y trabajar para ser un hombre de provecho.

Historias de Betty, la feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora