Aquella noche en que Luna, por primera vez, se quedó con una nana, transcurrió perfecta, tanto para ella, como para sus papás.
Ellos fueron la novedad del cóctel, pues hacía tiempo que Armando no se prodigaba por este tipo de eventos, siempre mandaba a Mario y aún menos acompañado de una mujer tan bella, como su esposa.
En los ecos de sociedad de las mejores revistas de la prensa rosa, aparecieron fotos de los dos, con comentarios alusivos a la alegría que reflejaba Armando y a la belleza y elegancia de su joven esposa, vestida con un diseño exclusivo de Hugo Lombardi, en color rojo, que realzaba el dorado de su piel y el color oscuro de sus cabellos.
Esas revistas hicieron sonreír orgullosa a doña Margarita, pues veía que su familia, después de todos los incidentes ocurridos en los últimos años, volvía a colocarse, en los lugares que siempre había ocupado. Sin embargo, hubo alguien que recién llegada a Bogotá, al ver los reportajes, sintió que la rabia y el despecho, se volvían a apoderar de ella.
Marcela venía, como cada pocos meses, a presentar informes del “punto de venta” de Palm Beach, a participar en la Junta Directiva de la empresa y a hacer una serie de visitas de rigor, a sus amistades, al matrimonio Mendoza, darle una vuelta al apartamento y almorzar o cenar con su hermano, unos pocos días de contacto con su ciudad, para regresar de nuevo a su exilio dorado en los EEUU.
No sabía nada de Armando ni de Luna desde el matrimonio de su hermana María Beatriz, por eso se sorprendió muchísimo al ver en la revistas, que en aquél evento tan importante y de gran gala, él se lucía de impecable smoking, junto a aquella joven morena, de la que decían los pie de fotos, que era su esposa, la doctora Beatriz Pinzón Solano de Mendoza, vice-presidenta financiera de Ecomoda y madre de su hija, Luna.
Por otro lado, Luna estaba feliz, para ella había sido toda una aventura quedarse sola con Saya y ambas se lo habían pasado en grande, eso sí, teniendo que atender al teléfono, las llamadas que a cada poco les hacía Betty, para ver si estaban bien.
Habían cenado la pizza que calentaron en el microondas y jugaron al parchís, hasta que Saya se dio por vencida, declarando “campeona mundial” de este juego a la pequeña, que se reía a carcajadas, cuando la muchacha la atacó con cosquillas, sobre la mullida alfombra del salón. Vieron la “Sirenita”, la peli favorita de Luna y luego colorearon juntas en el cuaderno que le había traído Saya de regalo, con dibujos de “Barbie”.
Y amanecieron juntas en la misma cama, la de Luna, a la que Saya tuvo que dormir a fuerza de cuentos y canciones, acompañadas de su guitarra. Allí las encontraron junto a Bettica, Armando y Betty cuando regresaron y no se atrevieron a separarlas, pues ambas estaban abrazadas y profundas, así que se limitaron a cubrirlas con una manta y las dejaron juntas.
Por la mañana, hicieron el desayuno para los papás, dónde Saya hizo gala a su tierra, preparando unos deliciosos “pa amb tomaca” (*) con jamón, que era español de importación y que a Armando le supo a “gloria bendita”.
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Aquél lunes, todos en la planta ejecutiva, comentaban lo guapos y elegantes que aparecían en la revistas, el doctor Mendoza y su esposa y preguntaban a Saya, como le había ido de canguro, con la pequeña Luna.
Pasados estos minutos de sano chismorreo, todos empezaron a trabajar con ahínco, había Junta Directiva y a excepción del doctor Valencia, que se hallaba fuera del país y de doña Camila, que seguía residiendo en Suiza, estarían presentes todos los accionistas de la empresa, incluidos los señores de Mendoza y doña Marcela. Las muchachas del cuartel, andaban expectantes, por ver la reacción de la ex de don Armando, al enfrentarse con Betty, pero esta última estaba de los nervios, pues lo último que deseaba era un enfrentamiento, además llevaba varios días, con el estómago revuelto y no había amanecido demasiado bien.
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Historias de Betty, la fea
FanfictionEstas historias no son de mi autoría, son de una plataforma llamada Tapatalk, las subo porque muchos foros ya han desaparecido y ustedes tiene que leerlas son maravillosas,cada una diferente pero con el mismo amor al escibirlas, si algún autor/a de...