Somos novios 1-3

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En esta historia pasa todo lo que en la original anteriormente paso, comienza desde que don Hermes habla con Armando y Betty

El papá de Betty, le tiene nervioso, no ha parado de mirarlo fijamente a los ojos, como queriendo leer más allá de sus palabras, desde el mismo momento en que él se ha decidido a explicarle, que su hija y él, mantienen una relación formal. Si no hubiese sido porque durante todo el tiempo, Betty lo ha tenido tomado de la mano, es probable que se hubiese levantado del sofá y hubiese echado a correr... ¡Demonio de viejo!, me provoca un respeto... pobre de mi Betty, demasiado bien que salió con semejante papá, ¡uf! Por fin terminé con todo el relato... tranquilo hermano, que en el pecado lleva la penitencia, y después de todo lo que hizo, esto es lo menos que debe pagar...

Don Hermes, con su habitual gesto severo.- Bien ¿y ahora qué?... ¿no decía Vd que se marchaba a Cartagena con ese francés ojiazul que se la llevó anoche de rumba?...

Armando, mira de reojo a Betty, y traga saliva, no quiere ni pensar en el maldito francés que tan malos ratos le ha hecho pasar.

Betty, con voz trémula.- No papá, es cierto que Michel me ofreció un buen puesto en Cartagena, para ocupar la gerencia de sus restaurantes, y yo... bueno estaba muy ofuscada con el doctor... con Armando, han pasado tantas cosas, hemos cometidos tantos errores... pero al final... ¡ay papá!, al final me he dado cuenta de que lo amo, de que nos amamos y que ambos nos merecemos una oportunidad... lo entiende Vd ¿verdad?...

Don Hermes.- Pues no mija, no lo entiendo...

Armando, carraspea y dice casi en un murmullo.- ¿Qué parte don Hermes?... digo, por volverle a explicar...

Don Hermes, se pone en pie y comienza a pasear por el despacho, con las manos atrás, conversando en voz alta como si estuviese solo, ante la mirada atenta y cautelosa de Betty y de Armando.

Don Hermes.- Uno se fijaba en una muchacha a la salida de la iglesia, o cuando la veía en el paseo con su mamá o con las primas, le gustaba y comenzaba a seguirla con disimulo... la muchacha se daba cuenta enseguida y si Vd le gustaba, pues le paraba bolas y se dejaba seguir... entonces uno se enteraba de cual era su calle y su casa y comenzaba a pasearle la calle, ella mientras tanto le observaba a Vd tras los visillos de la ventana, hasta que por fin pasado un tiempo prudencial, vestido con galas de domingo, y con la certeza de no ser rechazado, se acercaba a ella, cuando iba debidamente acompañada de su mamá, o de su tía, o de sus primas, o de amigas de mucha confianza, y le pedía permiso para conversar con ella, exponiéndole sus serias intenciones de mantener con ella una relación formal... y la señorita siempre le decía que debía pedir permiso a sus papás, que era una señorita decente y no se mandaba sola...

Betty, intenta interrumpir el monólogo en varias ocasiones, pero ni modo. Armando, que escucha a su futuro suegro con la boca abierta, le dice en voz baja que le deje terminar.

Don Hermes.- ... Al cabo de un tiempo prudencial la señorita mandaba recado por escrito al joven que la pretendía, comunicándole que su papá les permitía pasear a la salida de la iglesia los domingos, y la tarde de los jueves, u otra tarde, siempre acompañados de una señora de la familia, sino podía ser de la mamá...

El sonido del teléfono interrumpe a don Hermes que contrariado hace ademán de descolgar, pero Betty más rápida, se le adelanta y lo toma ella.

Betty.- ¿Aló?... ¿Aura María?...

Aura María.- Sí mija, soy yo, como llevan tanto rato con su papá ahí dentro, la llamo por si quiere que le eche una mano... ¡ay Betty, que alegría que el doctor y Vd...!

Betty, se sonríe interiormente.- ¡Claro Aura María!, muchas gracias, lo había olvidado por completo... el almuerzo con los compradores de la Guayana... sí claro en media hora, anóteme la dirección Aura María, que ya mismo salgo para allá...

Historias de Betty, la feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora