Historias de Betty, la fea

Tenía que ser usted 6-10

Descuelga el teléfono y comunica con Aura María.

-Aura María, soy Armando, haga el favor de comunicarme con la floristería que nos hace los arreglos normalmente... esa, me pasa la llamada al despacho del doctor Mora, es la extensión 005, espero...

Apenas dos minutos después, suena el teléfono y Armando descuelga, ante la mirada perpleja de Nicolás.

-¿Aló?, hola buenos días, es para encargarle unos arreglos... sí para una amiga muy especial, acaba de ser mamá... espere, ahora le dicen el nombre y la dirección de la clínica, yo sólo le hago el encargo... anote, quiero dos cestas de mimbre esmaltado, una en rosa y otra en celeste, y adornadas con cintas de esos colores, en ellas, tres docenas de rosas blancas en cada una, sí tres docenas, blancas... ¿las tiene?... estupendo, bien... en cada una de las cestas, debe ir un osito de peluche, del tipo Teddy Bear... ¿los conoce?, los puede comprar en “El trenecito” es una juguetería que hay muy cerca de Vds... lógicamente me los cobra con las cestas... los ositos de pelo rizado color miel, que uno lleve una lazada celeste y el otro una lazada rosa, al cuello claro... ¿sí? y que ambos, sean de los que tienen unas gafitas de alambre dorado... ¿tomó nota de todo?... bien, en cada cesto una tarjeta... sólo una cosa, “Armando”, nada más... gracias, ahora le van a dar los datos de la mamá y de la clínica, así como un correo electrónico, quisiera que me enviasen una foto de los arreglos, así como de los muñecos… lo anota Vd a la cuenta de Ecomoda, y envía la factura a la oficina, muchas gracias... esté a la espera que ya le dicen... Tome Nicolás, dígales donde hacen el envío, espere a que yo salga...

Nicolás con el teléfono en la mano, ve salir a Armando, totalmente derrotado, y desde su mesa, observa como entra en presidencia y cierra la puerta. Le da los datos a la florista, y cuelga el teléfono.

Lo que es la vida, queriendo agradar a Betty por el nacimiento del bebé, y sin saber el sexo de éste, ha enviado dos arreglos, uno por si es niño y otro por si es niña. Podría haber escogido algo sin determinar, indefinido, pero no, la vida, o Dios, no sabía muy bien, había dispuesto, que el primer juguete de esos bebés, fuese de su papá, iguales, uno para cada uno. Suspiró y se dispuso a trabajar, había mucho que hacer.

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Betty está incorporada en la cama, observa asombrada los dos preciosos cestos que le acaban de traer de la floristería más selecta de la ciudad, la conoce, porque está harta de hacer cheques para ellos, le trabajan a Ecomoda.

-Mamá... ¿traen tarjeta los arreglos?...

A ver mija, son una preciosura, no sé cuantas docenas de rosas puede haber, entre los dos, pero huelen de maravilla – dice Doña Julia, admirada mientras busca la tarjeta.

-Son bonitos mis niños ¿verdad mamá?, estoy deseando que me los traigan ya...

-Preciosos mijita, preciosos, pero no se parecen en nada a nosotros, en nada Bettica, aunque su papá, diga esa sarta de pamplinas de que son unos verdaderos Pinzón y demás... ni Pinzón, ni Solano, se lo digo yo, que conozco a toda la familia... ¡acá está la otra, mija!, tome las dos tarjetas...

”Armando”... vaya, en las dos pone lo mismo, solo el nombre de él... ¿cómo ha sabido que son dos, niño y niña?... porque lo tiene que saber, sino... ¿a santo de qué enviar dos cestas, una celeste y otra rosadita?... y los ositos, lo mismo, dos... le habrá contado Nicolás, no creo, me prometió que no lo haría y las muchachas no saben aún... esa otra, a ver como consigo que esa sarta de chismosas, no cuente por todo Bogotá, que Betty la fea, parió mellizos... - piensa Betty, con un suspiro mientras mira la tarjeta.

-¿Quién mandó los cestos, mija?, no me ha dicho...

-Mi jefe mamá, don Armando...

-¿Él sabe lo de los mellizos?, como Vd no quería que supiera más que lo justo...