Fue dulce (historia corta 2)

1.2K 57 1
                                    

¿QUÉ O QUIÉN FUE DULCE? CREO QUE TODAS LO SABEMOS...

“...Calderón, yo anoche no hice el amor con cualquier mujer, ni lo hice con una modelo... una de mis modelos, ni con una ficha en mi agenda, ni con una amiga ocasional, no señor. Lo hice con mi asistente, con mi mano derecha, con la única mujer en esta vida que es capaz de salvarme, Calderón. Yo anoche hice el amor con una mujer enamorada. Una verdadera mujer enamorada, y eso no merece ninguna burla, y tampoco pretenda que yo me sienta como si no hubiera pasado nada. Claro que me afecta, mi piel no es de hierro...”

Esas palabras se me clavaron entonces cuando supe que mi amigo ya no era el mismo, que él había empezado a amar a una mujer y me sentí... ¡celoso! Celoso cuando yo mismo le había lanzado en manos de ese amor que Armando estaba sintiendo, de ese sentimiento profundo que le alejó de mí, de nuestro mundo de “rumbas” y mujeres...

“...A ver... un momento... ¿Usted me está diciendo que está sintiendo algo por Betty?...”

Dudoso y esquivando mi mirada me respondió “...Remordimientos, eso siento, remordimientos...” Pero yo sabía que eso era una excusa que él mismo se ponía para no reconocer que se había enamorado de la fea... No sé que fue lo que pasó entre ellos, ni como fue, sólo sé que Armando no necesitó de ningún “inspirador” ni de la foto de Adriana Arboleda...

“...Ningún inspirador Calderón, ninguno. Anoche le hice el amor a Beatriz Pinzón Solano...”

Lo peor de todo fue que me contó que la pasión estuvo acompañada de algo más, algo a lo que él llamo dulzura, pero que yo creo era amor... amor por ambas partes, su sonrisa bobalicona diciéndome “...Pues fue algo como... como... DULCE...”

Sentado en su sillón de presidencia miraba fijamente la puerta del hueco mientras pensaba en todas las preguntas que le había hecho su amigo y se sorprendía de aquellas mariposillas que volaban en su estomago cada vez que pensaba en lo pasado la noche anterior... Aquella pasión que había mostrado Betty y aquellas palabras cuando él le dijo que no podía, que no era capaz de hacerle el amor...

“...Esto no podía suceder... Esto fue un sueño. Aspiré a mucho con usted. Ya era demasiado los besos, que saliera conmigo. Esto es demasiado grande para mí... Ya era demasiado grande que usted me deseara... Por el hecho de que yo lo ame no significa que tenga que hacer el amor conmigo...”

La realidad era que no podía hacerlo, no porque no la deseara, sino porque no deseaba hacerle más daño. Sabía muy bien que, si aquella noche hacían el amor, todo cambiaría. Ahora no eran dos personas distintas, eran una sola. Estaría mucho tiempo negándose aquellos sentimientos, él sabía que enamorarse de una fea no era lo más adecuado, pero por eso no dejaría de sentirlos. Ahora sólo esperaba que nadie más se diese cuenta de ello...

“...Claro..., claro que la quiero. La quiero como... como usted quiere a Sandra que es su secretaria. Sí, como mi papá quería a Susana que es su secretaria. Yo, yo pienso que uno en la vida, pues... va queriendo a mucha gente, y la relación que Betty y yo hemos establecido de alguna manera, es una relación... de... de amigos”

Si bien esas palabras habían valido para convencer a su amigo, no tenían el mismo efecto sobre él, no le convencían, realmente no era eso lo que sentía por Betty, no era amistad... Cerró los ojos para no seguir pensando en ella pero los recuerdos de la noche anterior volaron a su mente y aunque quiso apartarlos, se dejó llevar y decidió disfrutar de ellos, disfrutar una vez más de su dulzura y de su amor...

Después de aquel intercambio de palabras, de sentimientos, después que le dijo que le iba a hacer el AMOR y no a acostarse con ella, comenzó a besarla con delicadeza pensando que tal vez fuese su primera noche... Lentamente le tomó el rostro entre sus manos y la besó con toda la calma posible, conteniendo la pasión que por momentos aumentaba... Se apartó un poco de su lado para quitarse el saco (chaqueta) y desabrocharse la corbata y la camisa dejando la parte superior de su cuerpo al descubierto... Betty se sintió apenada ante la visión medio desnuda de Armando y dio un paso hacia atrás, pero tropezó con la cama...
B-.Doctor, yo creo que no debiera tirar la ropa así, se le puede arrugar... (dirigiéndose al sofá para recoger la ropa) Mejor se la doblo para...
A-.(tomándola por la cintura y atrayéndola hacia él) Olvídate de la ropa...
La volvió a besar y la fue llevando hacia la cama mientras empezaba a desabrocharle los primeros botones de la camisa... En ese momento ansiaba descubrir lo que ella escondía bajo aquellas ropas pasadas de moda, se moría por explorar con sus manos toda su geografía, por ver con sus ojos aquélla maravilla que comenzaba a descubrir con su cuerpo, por sentir sus pieles unidas, respondiendo a sus deseos...
A-.(tiró la camisa de Betty al suelo) Espero que no te moleste que tu camisa se arrugue, porque no te pienso soltar...
B-.(sin sentío) ...Mmm... (abrió los ojos) No... no se preocupe... (la luz encendida y don Armando mirándome así) La luz... mejor la apagamos...
A-.Mejor no, yo te quiero ver...

Sin dejarla moverse, le soltó el sujetador y se sentó en el borde de la cama, acercándola a él y abrazándose a su cintura de tal forma que la cara le quedaba a la altura de su intimidad... Con sus manos buscó el cierre de la falda, pero este nada que aparecía, así que se levantó y se puso detrás de ella “¡Ajá, aquí está!” Bajó la cremallera y dejó que la falda cayera al suelo... Le subió las manos desde sus firmes nalgas has tas la espalda y después, con suaves mordisquitos, fue recorriendo su espalda, dejando que sus manos pasaran a recorrer su vientre y sus pechos...
La piel de Betty se erizaba con cada una de aquellas caricias, el corazón le latía a mil por cada segundo de placer que le daba Armando, desde luego era un maestro, sabía donde tenía que tocar, donde besar, por donde pasear su lengua y como mirarla... Cuando lo tuvo delante él ya estaba completamente desnudo, y ella, por impulso, cerró los ojos...
A-.(risa pero ronca) Betty... abre los ojos.
B-.(negando con la cabeza) No puedo... Me da mucha pena con usted.
A-.Pena ninguna...
Empezó a darle suaves besitos en los párpados, en la cara, en los labios... Luego la tomó en brazos, y ella que no se lo esperaba abrió los ojos de golpe...
La posó sobre la cama y le quitó la última prenda, la que le cubría su intimidad... Sobre la cama empezó su juego más apasionado, aumentando la intensidad de sus caricias y de sus besos, haciendo que ella comenzase a gemir, ofreciéndole todo su cuerpo, entregada a su amor por completo... Trataba de acariciarle el pelo, el pecho, pero de ahí no pasaba y aquélla inocencia empezaba a volverlo loco...
Al entrar en ella notó que no era virgen y la miró sorprendido, pero ella mantenía los ojos cerrados... Siguió moviéndose dentro de ella de una manera suave, dulce y tierna al principio y luego, a medida que la pasión y la excitación aumentaban, sus movimientos también lo hacían...
A-.Betty...ahhh…te amo…
B-….Mmmm… Doctor, yo también...
Llegaron a la cima del placer juntos, apagando su gemido en una ardiente beso. Armando se quedó un rato más sobre ella, pensando en quien haría sido aquel primer hombre en su vida...
B-.Doctor... me pesa.
A-.(apartándose) Lo siento.
La abrazó fuerte contra él, sentía unos celos horribles por no haber sido el primero, se moría por preguntarle, pero a la vez sentía miedo de descubrir que ella aún amaba al otro o que quizás ese otro fuese Nicolás... No sabía muy bien porque pero sentía terror sólo de pensar en perderla, no quería que eso sucediera ahora que había encontrado lo que siempre había buscado...

No me platiques mas
Lo que debió pasar
Antes de conocernos
Se que has tenido, horas felices
Aun sin estar conmigo.

No quiero yo saber
Que pudo suceder
En todos estos años
Que tu has vivido con otras gentes
Lejos de mi cariño

Te quiero tanto que me encelo
Hasta de lo que pudo ser
Y me figuro que por eso
Es que yo vivo, tan intranquilo

No me platiques ya
Déjame imaginar
Que no existe el pasado
Y que nacimos, el mismo instante
En que nos conocimos.

Sintió la mano de Betty acariciando su espalda y al abrir los ojos la vio frente a él, tapada hasta el cuello y una sonrisa burlona iluminó su cara...
A-.Me encanta tu cuerpo, no sé porque lo escondes...
B-.(flipando) Gra... gracias. Yo... a mi también me gusta el suyo doctor...
A-.No más doctor ¿si? Cuando estemos en la intimidad solamente Armando (beso)
B-.Claro... Armando.

Armando le quitó la sábana y de nuevo hicieron el amor, luego la llevó a su casa, de vuelta con su papá...

“...Él tan afortunado que puede tenerla todas las horas del día...”

Historias de Betty, la feaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora