29. Incompleta

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El resto de la semana y del mes siguió sin novedad sobre Charles.

Algo en el fondo me decía que algún miércoles llegaría por la noche a la cafetería para hablar conmigo. Nunca lo hizo.

No hubo rastro de él ni de Stela. Era todo un experto en el arte de evitar encuentros solitarios.

Su actitud tan impersonal durante las clases había dejado más que claro que no quería escuchar mis razones. Estaba confundido y lo entendía. Sólo él sabía la lucha interior que tuvo para fijar sus ojos en una alumna y lo que implicaba justo "esta alumna".

Lo peor vino con la gran decepción de que cuando más cerca se sentía la posibilidad de algo juntos, se perdió en un instante. Por unas fotos.

Ojalá él supiera que también quería ser valiente, que en verdad me quería arriesgar a lo que fuera que podíamos iniciar e intentarlo. 

No era algo que usualmente haría "Alessa Edevane" y eso lo hacía más deseable.

Jacob no muy convencido con mi elección de chico, trató de poner distancia entre nosotros para ayudarme a hacerle entender que entre los dos no había nada, sin embargo no fue suficiente. Incluso inconscientemente con la calificación de su equipo de debate fue bastante severo.

Con el paso del tiempo, su actitud con los demás en las clases fue cediendo. Pronto fue tan amigable como antes, claro; con todos menos conmigo.

La verdad es que si no hubiera estado trabajando tanto en la compañía y en la cafetería no habría podido despejar la mente, me agotaban tanto que eran contados los momentos en los que volvía a pensar en él.

Y bueno, los otros proyectos y actividades con los chicos que se nos sumaban consumían todo el tiempo que me sobraba.

Pasé San Valentín jugando videojuegos con Jacob, lo cual ayudó a evitar el alboroto que causaba esta empalagosa fecha.

También los preparativos de la gran fiesta Árabe- Hindu de Cece para el inicio de la primavera fueron demasiado absorbentes. Semanas antes de la fiesta fuimos a Nueva York con Blake y la Sra. Williams, la madre de Cece,  a comprar decoraciones, vestuario extra y aprovechamos para ir al estudio de la amiga de Blake que ya diseñaba nuestros hermosos atuendos conocidos como sari. Llegarían días antes de la gran noche y más nos valía no alterar mucho nuestras medidas o no entraríamos. Ahí mismo diseñaron unas camisas muy elegantes llamadas sherwani, usualmente las usaban los hombres para su boda; así que en manos de Blake todos iríamos vestidos como para una fiesta con la familia real hindú.

En poco tiempo nuestro dormitorio se volvió un almacén de decoraciones extravagantes y coloridas. Seguí yendo a practicar escalada. Era más agotador de lo que pensaba. A cada roca le entregaba todas mis fuerzas; llegar a la cima lo valía. En lo alto cerraba los ojos y volvía a recordar aquella vez que vine con Charles. Sólo aquí le daba permiso a mi mente de volar,  siempre terminaba con la misma pregunta:

¿Cómo se habría sentido ser besada por él? 


[...] 

—¿Alessa? ¿Nieta está todo bien?

Solté mi tenedor de golpe en el elegante plato de cordero con pequeñas patatas a la mantequilla. Otra vez mi mente ideaba un plan de cómo llamar la atención de Charles. Y tal como los otros planes, este tampoco lo haría realidad.

—Si abuela. Lo siento— le dije volviendo un poco mareada a la realidad.

—Nieta procura ya no hacerlo, es la tercera vez que lo haces esta noche— Me dijo con un toque de severidad— Al menos veo que hoy si tienes apetito.

—Te prometo que esa fue la última.

Hizo un mohín con los labios, y poco a poco esa expresión desganada fue tornándose emocionada al recordar algo importante que compartir con la mesa.  

—Christopher, quizá es un buen momento para que le cuentes la noticia a tu hija; puede que eso le ayude a recuperar el interés en la cena.

La abuela fingía que estaba ofendida; aunque muy en el fondo sabía que prefería que estuviera ahí así a no asistir. Giré a ver a papá con la interrogación en la mirada.

—Hija, esta mañana recibí una llamada de un profesor tuyo de la escuela...— De inmediato pensé en Charles. ¿Le habrá llamado para pedirle permiso de salir conmigo? ¿O quizá quería saber cuáles eran mis flores favoritas para el día en que quisiera pedirme que fuera su...? Mi mente en un instante me llevó a pensar en todo eso hasta que dijo —Milo Danes— Decepcionada guardé silencio y dejé que siguiera con la noticia —Me preguntó si podría permitirle que su clase de último año de arquitectura participe en algún proyecto de la compañía. Dice que la escuela cubriría los gastos del viaje, alimentos, hospedaje y su seguro.

Milo una vez más demostraba su usual profesionalismo como maestro y arquitecto. Yo cada que quería podía disfrutar de experiencias así, no obstante el que los otros también lo probaran seguro les ayudaría a abrir su panorama.

—Suena bastante bien. Sabes, hace unas semanas nos dejó algunas investigaciones sobre los damnificados del huracán que afectó en la Costa Este podríamos ir al proyecto de las casas móviles que la compañía está montando en Baltimore. Las inundaciones sorprendieron a todos y podríamos ayudarles a aventajar algo antes que llegue la siguiente época de lluvias.  No está tan lejos y hay mucho trabajo por hacer.

—En ese mismo pensábamos tu abuela y yo. El número de voluntarios ha bajado y puede que su entusiasta presencia los ayudé a persistir. Quedé de darle una respuesta dentro de una semana, pero si te pones de acuerdo con Mackenzie puede que lo hagas antes.

—No te preocupes papá, yo me encargo.

Nos sonreímos radiantes por la increíble conexión. Hacer cosas por él y darle razones que este orgulloso de mi me llenaba el alma; además una ocupación más a mi lista para mantenerme distraía no la iba a despreciar en absoluto.

Después de cenar, pasamos a la salita trasera  de enormes ventanales con vista al jardín a tomar el té y comer el postre que llevé y no sólo eso, sino que también lo preparé.

—Me da gusto que ya te hayas adaptado rápido a la cafetería— comentó Blake tan elegante como siempre para romper un ligero silencio.

—Gracias... Yo también me alegro, pensé que moriría en el intento, aunque no lo crean me baja el estrés.

—A mí no me agrada mucho que mi nieta, una señorita tan importante esté atendiendo mesas; es como si tu familia no te diera dinero suficiente. Solo recuerda que desde el primer día que trabajes en la compañía ya no podrás hacer tus "experimentos"— dijo la abuela con desdén frunciendo el ceño pero eso si,  saboreando hasta la última migaja del pan de limón.

Asentí dándole la razón como si fuera algo obvio. Aunque en el fondo me dolía que alguien de mi propia sangre no podía entender que no deseaba tanto como antes pasar mis días y noches en "Edevane  Construction Company"

Admito que esa no fue la mejor noche, me sentía desconectada de todos, supongo no solo era la noche, en realidad estás no habían sido mis mejores días ni semanas.

Esto de apagar la chispa que apenas comenzaba me dejó bastante extraña.

Todo lo que buscabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora