Un regalito de parte de:
Charles
¿Como podía definir la verdadera felicidad?
Durante más de cuarenta años había estado buscando aquello que sin saberlo necesitaba. Con la vida que llevaba me sentía bien, era feliz a mi manera pero no era nada a la plenitud que un día me trajo Alessa Edevane.
Sin planearlo se volvió mi todo, y sentí que mi existencia misma dependía de ella.
Por mucho tiempo me reprochaba no ser más joven para ella.
Merecía tanto...
Merecía más que la limitada vida que le podía dar.
Cuando me despedí de ella en París pensaba que hacía lo correcto. Que debía dejarla tomar su propio camino. Me dolió como nunca me había dolido, y es que en el año que llevaba amándola había valido por todo lo que yo ya llevaba vivido y lo que me restaba.
Cientos de veces me debatí sobre como volver, buscarla y luchar por ella con la misma valentía por la que ella había luchado hacía un tiempo por mi. Sin embargo, oscuros pensamientos me cruzaban, y uno de ellos era que seguramente ella había encontrado aquello que la hacía sentir feliz sin mi.
Sin embargo, el momento y las fuerzas llegaron justo cuando la pandemia azotó al mundo y me separó completamente de ella.
Ella se adueño de mis últimos pensamientos, y los pocos latidos de mi corazón fueron solo para seguir teniendo su imagen en mi memoria, el eco de su risa, y esa mirada que decía todo y a la vez nada.
No obstante, ahí paralizado en esa fría camilla sabía que mi día había llegado.
Hospitalizado, pedí informar a mi madre mi estado. También le llamé a Christopher; después de todo nunca dejamos de estar en contacto y agradecía la poca información que me hacía llegar sobre ella.
Anhelaba tener fuerzas para despedirme de ella, pero no quería que su ultimo recuerdo de mi fuera de una imagen aún más desgastada de la que seguro ya me tenía. Prefería morirme sabiendo que me odiaba a que siguiera queriendo un vil recuerdo de mi.
Cuando lo hube decidido en mi corazón, sentí cuando este se paró y dejé de existir.
...
Ojalá me hubiera pasado algo así, pero de alguna forma u otra la vida me daba otra oportunidad. Tuve que pasar muchos meses en terapia y tratamiento para recuperar al Charles de antes, no pedía más. Ni si quiera borrar las arrugas que ya tenía. Solo volver a ser su todo.
...
Un día cualquiera, llegó a mi una revista, una de esas a las que nunca les prestaba atención en la fila del supermercado, pero la imagen de una niña hermosa me hizo conmover un obscuro rincón de mi ser . Algo en mi me hizo sentir cierta cercanía a ese rubio rayo de sol, y cuando vi que la mujer que la cargaba que evidentemente era su madre me paralicé al ver a Alessa, mi Alessa. No hubo marcha atrás.
Desesperado hojee el contenido, aún con los reclamos de la cajera por no haberla pagado antes. Especificaban muchos detalles personales como su recién compromiso con Rinaldi y su sociedad en la compañía Edevane. También que la pequeña estaba por cumplir el año, hice las cuentas y me quedé helado.
La revista ya llevaba varios días en el mostrador, pero si tomaba un vuelo desde Australia hasta Hartford podía llegar, celebrarían el aniversario de un lugar, investigué un poco más en internet así supe donde y cuando encontrarlas.
...
Durante el vuelo llevaba el corazón hecho un nudo.
¿Cómo pude abandonarlas?
Me sentía miserable, pero si no lo intentaba una última vez en verdad me moriría en vida.
Apenas aterricé y fui a un hotel a asearme. De camino ensayaba las posibles excusas para que me dejaran entrar al evento y dar con ella. Mi corazón, acelerado; sentía con desesperación la necesidad de unirnos. No esperaba la misma sincronía de su parte, evidentemente el suyo también lo sentía.
Los segundos eternos que nos separaban por fin terminaron hasta que ella llegó a mi.
Mientras la sostenía, en mis brazos ella me susurró:
"Siempre has sido tu"
Bastó mirarla un segundo para poder volver a ser verdaderamente feliz.
...
Uno nunca sabe cuando la vida cobrará sentido, pueden pasar decenas de años para toparse con aquello que irracionalmente se vuelve tu motor.
Lo cierto es que si nos tomamos tiempo en planear tantas cosas futuras, nos olvidamos de vivir el efímero presente.
Eso es algo que Alessa y yo hemos aprendido. Disfrutar y enfrentar lo que venga. Aunque eso nos llevó a vivir en California y cuidar de nuestros hijos; el segundo seguía creciendo en su vientre.
Así que no importaba si era en un castillo o una sencilla casa frente a la playa como la nuestra; todo lo que buscas puede estar con esa persona que menos esperas.
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Todo lo que buscaba
Romance¿Te ha pasado que los planes resultan mejores en tu mente que en la vida real? Yo era experta en desilusiones de ese tipo. Pensaba que la aparente vida de ensueño que me esperaba después de la graduación lo era todo para mi; hasta que descubrí el...