¿Listos?Aviéntense sin mirar atrás.
Al principio de la noche pocos permanecían en sus asientos, daban vueltas al saloncito de las subastas, al bar, se fotografiaban y saludaban a las amistades.
Nosotros nos levantamos a tomarnos fotos en los arcos llenos de flores silvestres que estaban justo atrás de nuestra mesa, y también aprovechamos para beber algo.
Como todos venimos acompañados tuvimos que hacer varias tomas; Cece obviamente con Kenzo, Jacob quedó de verse aquí con Mackenzie, Michel con una amiguita de Yale y yo con mi hermoso Charles.
En una de las poses se me acercó a susurrarme:
—No puedo creer que este acompañando a un ser tan hermoso.
Bajó sus labios un poco más rozándolos en mi mejilla, exhalando su cálido y adictivo aliento.
De no ser por la oscuridad quizá se habría percibido cuanto me hizo sonrojar; le sonreí y le acaricié con ternura su suave mejilla.
—Créeme que la impresionada soy yo— Nos hubiéramos quedado viéndonos sin parpadear el resto de la noche pero los ojos saltones de Cece llamaron mi atención.
Los abría tanto, y señalaba sutilmente en dirección a la mesa de la abuela que seguro debía ser algo importante. Todos nos giramos con fina indiscreción excepto Charles, que sólo le miró de reojo un segundo y giró de vuelta quitándole importancia a la abuela y su mirada asesina. Me miraba tan enojada que seguro si tuviera súper poderes me atraería hacia ella a rastras.
Claro que cuando la cubrieron siete pares de ojos, se giró y saludó a las primeras personas que se le cruzaron como si ese fuese su objetivo inicial. Todos nos volvimos a girar para seguir hablando; aunque lo más realista era asimilar que su mirada azul y profunda me asecharía como tiburón el resto de la fiesta.
—Guapa ¿Has traído tu chaleco antibalas?— Preguntó Michel de lo más sarcástico.
—¿Estás ciego o que? ¿Apoco crees que en ese... vestidito va a haber algo que pueda protegerla de los misiles?— dijo Jacob de lo más dramático.
—No va a ser necesario chicos, hoy Alessa no viene sola.— los calló Kenzo dándole una palmadita amistosa a Charles; de mis amigos él era quien más lo apreciaba.
Charles sonrió orgulloso y yo a él. Kenzo tenía razón; yo nunca más volvería a estar sola.
En el fondo esperaba que la abuela cambiara de actitud, su mal humor podía arruinarle una de las mejores noches del año, además con el ceño fruncido se veía realmente fea.
Seguimos tomando unos adictivos cocteles de ginebra con lavanda cuando se nos acercaron Rick y Joshua.
—¡Andrews! ¡Stiles!, que gusto me da poder verlos esta noche— Les extendí de forma elegante la mano para saludarlos y acto seguido ellos me jalaron para abrazarme e impregnarme un beso amigable en la mejilla.
—Edevane, por nada del mundo nos perderíamos de poder pasar una grandiosa noche— dijo Rick aun admirando el esplendor del salón.
—Ni de sacar a bailar a una arquitecta tan linda. Aprovecharemos que hoy no traes puesto el casco ni estás polvosa como el otro día que nos vimos en la galería— dijo Joshua con un poco más de familiaridad de la habitual.
Charles tensó un poco la sonrisa, así que lo mejor sería presentarlo.
—Recordarán a Jacob— dije señalándolo de su regreso del bar. Dejó su copa en la mesa y se nos acercó ágilmente.
ESTÁS LEYENDO
Todo lo que buscaba
Romance¿Te ha pasado que los planes resultan mejores en tu mente que en la vida real? Yo era experta en desilusiones de ese tipo. Pensaba que la aparente vida de ensueño que me esperaba después de la graduación lo era todo para mi; hasta que descubrí el...