22. La Pelea

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—¿Y no incendiaste la cocina?— Me preguntó Cece con sarcasmo desde su reflejo en el espejo mientras se terminaba de maquillar.

Nunca iba a superar por completo la vez que incendié la cocina de casa de sus padres.

—No, te lo juro.

—Amiga, por favor avísanos cuando salgas. Anoche me dejaste muy preocupada, pensé que no llegarías a dormir lo cual se me hizo muy extraño por que pensaba que era algo del trabajo. Luego empezamos a hacer una lista de opciones y llegué a pensar que terminarías con Joshua Vinagreta.

Cece en verdad que tenía imaginación. Puse los ojos en blanco y le dije.

—Obvio no Cece, que locura. No es que quiera asustarlos con mala intención amiga, o que me oculte par hacer travesuras. Es solo que quiero hacer otras cosas donde no están incluidos. Ya sabes, en plan No amigos—  Le aclaré más tranquila.

—Perdone su majestad, no la vuelvo a molestar.— frunció el ceño y se giró a su tocador indignada. De espaldas era difícil descifrar si lo decía en broma o no.

Escuché mis palabras en el aire y detecté que no habían sido tan amables.

—Amiga, enserio no quería que se escuchara así. —Esperé a que dijera algo, pero el silencio era incómodo y las razones bastantes.—Cece, no espero que siempre me entiendan. Sé que todos tienen cosas que hacer, y así como ustedes quieren tiempo a solas paras sus cosas, yo también quiero espacio a solas para las mías y que no sea sólo de trabajo. Ya sabes, un rato solo para entretenerme por ahí.

—Alessa, ¡pero si todo lo hacemos juntos! Eso se supone que hacen los amigos, pasar el  tiempo juntos, que no sea escuela ni tareas. —Me espetó con tanto enojo como si todos los problemas mundiales fueran mi culpa.

—Cece, ¿Cómo quieres que pase tiempo contigo si últimamente te la pasas organizando esa dichosa fiesta o estando con Kenzo? Estas últimas semanas apenas si nos hemos visto. Y debemos aceptar que conforme se acerque la graduación las cosas van a ser así. Cada quien tiene que aprender a tomar su camino. —Oh no, creo que ahora si te pasaste Alessa. No pensé que las palabras salieran tan afiladas. En muchas cosas Cece era muy apegada a mi y no quería que sonara a reproche.

—¿Te vas a hacer la víctima otra vez? La pobre niña rica incomprendida, ¿O por que yo si tengo un novio con quien salir?— Me amenazó tan enojada que quizá su mirada furiosa lastimó más que el crudo contexto de sus palabras.

—¡Claro que no chiflada!— Sin querer ambas levantábamos más la voz— El punto al que quiero llegar es que todos tienen su manera de liberar estrés, ¿Y yo?, yo siempre estoy aquí para cuando ustedes necesitan algo o no tienen nada que hacer. ¿Pero qué pasa cuando quiero pasar el tiempo sin ustedes?

—Tú de que te quejas. ¿Para que quieres más tiempo cuando tú ya tienes todo planeado? ¿Qué más quieres? Nosotros seguimos buscando nuestro rumbo. No vengas a gritarme y hacerte la incomprendida.

—¡No Cece!, las cosas no siempre son como las planeamos. ¿Acaso sabes que me espera después de la graduación? Mis días están contados, y estoy aterrada por no encontrar algo que me haga feliz ¡solo a mí! —me di la vuelta y salí furiosa.

No entendía por qué Cece siempre quería tener el control de todo y todos. Agradecía que siempre fuera animada y fuera el chicle que nos mantenía unidos como una familia; sólo que en algún momento nos teníamos que separar.

Hasta los integrantes de "Friends" tuvieron un final, ¿Por qué nosotros seriamos la excepción?

Por más que nos doliera teníamos que aceptar que la realidad cada día estaba más cerca.

Todo lo que buscabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora