Soñé con un lugar al estilo "Charlie y la fábrica de chocolates" sólo que en lugar de chocolates, todo estaba cubierto por pastelillos y galletas; todo rodeado por un río de café con leche. Junto con mis amigos éramos los Oompa Loompa y Willy Wonka era el profesor Charles Richmond, en versión bien peinada y afeitada, por supuesto. De hecho hasta se veía atractivo.El sombrero de copa, el bastón y el traje ajustado con toques modernos le iban bien. Cuando estaba a punto de oprimir un botón rojo para hacer el pastel más grande del mundo sonó la alarma que indicaba que la maquina se había sobre calentado y que estaba a punto de estallar; todos corrimos y corrimos hasta que el sonido se convirtió en mi horrible despertador y caí en cuenta que debía despedirme del mejorado Charles Wonka.
Durante la clase de Milo Danes, no podía quitarme de la cabeza lo bien que se veía Charles Richmond. Le imaginaba con un cambio de imagen. Además de que se le quitarían muchos años de encima, podría demostrar aún más el encanto que tanto se reservaba bajo sus enormes abrigos y ropa desgastada. Y no es que anduviera con ropa primaveral en pleno invierno, pero el imaginarlo con ropa un poco más sofisticada le...
—Tu qué opinas Alessa?
—Perdón? — Le pregunté a Milo apenada.
Milo me había tomado desprevenida durante ese viaje en mi imaginación. Se le veía ligeramente molesto. Lo peor es que se había dado cuenta que en lugar de apuntes había dibujado un rostro no tan definido con el sombrero de Willy Wonka. Qué vergüenza.
Todos giraron a verme con cara de pena lo cual me hizo sentir aún peor.
Milo puso los ojos en blanco con molestia y volvió a decirme,
—Te dije que ¿Qué opinas acerca de la crisis de vivienda en las zonas que destrozó el ultimo huracán en la Costa Este?— Definitivamente estaba molesto y yo en blanco.
¿Cómo pude perder la concentración en una de mis clases favoritas?
Agaché la cara y apenada negué con un movimiento de cabeza dando a entender que no sabía lo que preguntaba. No podía siquiera verle a los ojos. Soltó un doloroso suspiro de decepción y caminó al frente.
—Para los que si les interesa mi clase, para la próxima semana quiero una lluvia de ideas de cómo solucionarían este problema. Pueden buscar programas de gobierno, financiamientos accesibles, ayuda comunitaria, donaciones, lo que sea. ¿Ok?, Nos vemos chicos.
Y finalizó demasiado serio la clase.
Unos truenos sonaron fuerte. Todos guardaron sus cosas rápidamente y salieron antes de que se soltara la lluvia.
—Enserio estuve muy mal?— Le pregunté nerviosa a Jacob girándolo a ver con miedo de saber la respuesta.
—Amm. No precisamente terrible como las respuestas de Aarón, pero si te llamó más de una vez.
—Ja ja, ¿Ahora qué dijo Aarón?— Le pregunté restando importancia al otro asunto.
—Te lo diré después que tú me digas en que pensabas.— Los chicos que en verdad podían llegar a ser unos chismosos.
—Si te digo no te vas a poder concentrar en tu ensayo.
—Hablando de ensayos debo correr o me pierdo mi primer protagónico.
—Claro, amigo... Adiós— y desapareció corriendo abrazando su mochila.
Giré y vi que todos los chicos ya habían salido. Era una buena oportunidad para hablar con Milo y no dejar que pensara que era una chica tonta. Me detuve en el marco de la puerta para verlo mientras leía unas hojas. Sabía que tenía gran concentración así que di un par de toquecitos en la puerta para llamar su atención.
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Todo lo que buscaba
Roman d'amour¿Te ha pasado que los planes resultan mejores en tu mente que en la vida real? Yo era experta en desilusiones de ese tipo. Pensaba que la aparente vida de ensueño que me esperaba después de la graduación lo era todo para mi; hasta que descubrí el...