7. El Mundo de Papá

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Como su departamento está ubicado en una de las avenidas más importantes del centro de la ciudad llegamos en menos de 20 minutos. Al abrir la puerta del departamento bajé mis cosas y las acomodé a un lado de la mesita de la entrada; cerca de la oficina de papá.

A pesar de aun mantener algunos adornos de invierno, todo tenía un gran estilo. La construcción fue idea de papá; literal. Él había hecho la remodelación del edificio. Le gustó tanto que al terminar el proyecto compró un departamento.

La decoración fue idea de Blake; la combinación gris, blanco y negro con un piso perfectamente marmoleado era muy elegante; la sala y el comedor estaban rodeados de grandes ventanales. Desde cualquier ángulo se alcanzaba a ver la ciudad. La sala era un conjunto de sillones de forma extraña pero realmente cómodos, había una fogata rectangular que sólo usábamos en navidad o noches familiares muy frías y esta dividía la sala del comedor. Aunque yo era muy mala en la cocina, era mi parte favorita. Era toda blanca con electrodomésticos plateados y en las paredes había armarios secretos. Sobre la isla donde estaba la estufa eléctrica y algunos adornos, colgaba una jardinera con hierbas frescas que en pocas ocasiones se utilizaban y junto a la ventana tenia pequeñas macetas con fresas que cuidaba desde niña, cuando ya hay una madura le doy la primera mordida a mi hermanito menor y yo me como el resto.

Unas escaleras de cristal conducían al piso de arriba donde están las habitaciones, el cuarto de huéspedes y el enorme armario de Blake. La casa estaba llena de recuerdos, incluida la tierna llegada de mi hermanito, así que en algunas paredes donde  había pequeños dibujos de Luca, Blake procuraba esconderlos con muebles o parte de la decoración;  como en una pared de mí recamara, cada que vuelvo encuentro el dibujo de un elefante nuevo.

Al escuchar nuestras voces, una criatura traviesa corrió enérgicamente por el pasillo, desde la cocina hasta la puerta para recibirnos. Me agaché para quedar a su altura, le extendí mis brazos y nos dimos un tierno abrazo.

—¡Alessa! ¡Alessa! Qué bueno que llegaste, ya te extrañaba— Me dijo Luca con su dulce y aguda voz. – ¡Ya te extrañaba!... —Tomé aire y fuerzas para levantarlo en mis brazos, llenarle su carita de besos.

—Pero si hace unos días nos vimos... —Lo acomodé al sentir que se me resbalaba de los brazos— Además si levanto este costalito a diario— Le di un par de besos más— me voy a quedar sin espalda.

—Blake, cielo, ya llegamos— Papá cerró la puerta y colgó el saco en el perchero de la entrada— ¿Dónde estás?— Le dio un beso a Luca en el cabello color caramelo.

—¡Cocina!

Caminamos los tres por el impecable pasillo hasta que llegamos a la cocina y saludamos a Blake.

—Terminaba de lavar los platos, ¿Cómo les fue a mis chicos?—Se acercó papá a ella para darle un beso.

—Muy bien cielo.

Caminé tras de él con Luca en los brazos.

—Hola linda, ¿Cómo te trató tu jefe el día de hoy?— Nos saludamos de beso y también le dio uno a Luca que no dejaba de jugar con mi cabello poniéndomelo como barba de pirata.

—Hola Blake, estuvo perfecto; lo mejor de los jefes es cuando te invitan a comer.

—Wow que rico, ¿A Dónde fueron?— Se secó las manos, y colocó los anillos de bodas en sus delgados dedos.

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