Lamento incluir un gran SPOILER en la canción... Disfruten.
En una llamada con Charles, me sugirió hacer alguna actividad física para relajar mi adolorido cuerpo. Así que una mañana tomé mis tenis, un short y salí a correr a la orilla de la playa.
Debo admitir que preferiría descansar un poco más en cama y omitir el ejercicio; no obstante cuando volviera a casa no tendría la oportunidad de escuchar el sonido de las olas rompiendo con las rocas o de ver a las gaviotas revoloteando el en cielo veteado. Además confiaba en que Charles llevara la razón. Y ya que era el culpable de esta extraña tortura, me pareció correcto despertarlo con una videollamada.
—¡Hola! ¿Ya te despertaste?— le dije bastante fuerte asegurándome que si no estaba lo suficientemente despierto, con mi voz ya lo estaría.
—Alessa, ¿No te enseñaron a respetar a tus mayores?— respondió aun adormilado con los ojos apenas abiertos desde sus esponjosas almohadas de hotel.
—Ahora me vas a decir que la diferencia de edad siempre si te importa ehh. Cuando te conviene.— le entrecerré los ojos un tanto amenazadora.
—Lo siento lindaaa....
Bostezó y se levantó un poco para recargarse en la cabecera acojinada de la cama. Dormía sin camisa, y con el movimiento se le descubrió parte de su bronceado pecho.
Era la primera vez que le veía sin camiseta. Lucia bastante bien.
Antes que me descubriera sonrojándome o perdiéndome en sus sexys pectorales le cambié de tema.—Sólo quería enseñarte esto....— cambié la imagen por la otra cámara para que viera el hermoso teñido del cielo blanco con franjas anaranjadas y algunas azules más intensas que amenazaban con cubrir todo el cielo.— Si te levantas ahora mismo puede que también lo veas.
—Puede que si, aunque lo más hermoso que he visto en días eres tu. Ya te extrañaba querida—Charles se veía bastante bien cuando sonreía. Su fina sonrisa parecía dibujada. Además escondía esos incandescentes ojos claros bajo una que otra arruguita.
No pude evitar sonrojarme y preferí evitar rápido su penetrante mirada.
—¿Qué harás hoy?— le pregunté cambiando otra vez de tema.
—Pensaba ir a desayunar a un lugar donde acepten a Stella. De ahí, dejarla en la pensión, creo que ya le gustó convivir con otros perros. Más tarde tengo una comida de trabajo con mi amigo beisbolista. Me ha pedido que lo ayude con los contratos de su equipo y si todo sale bien puede que me paguen muy bien.
—Espero que sí. Tú eres muy hábil, seguro los convencerás.
—Espero que sí.
Pudimos quedarnos viéndonos a través de la cámara todo el día hasta que llamaron mi atención unos ruidos procedentes de unos montones de tablas que antes eran casas.
—Charles, debo colgar. Creo que encontré un animal atrapado por ahí...
—Claro linda, en la noche te hablo, ¿Si?
—Si. Ciao. Te mando un beso.
Charles lo recibió, se lo pego en la mejilla, y terminamos la llamada. Guardé el teléfono y agudice el odio para saber que se escondía por ahí.
Lo peor sería que se fuera una rata gigante, así que tomé un palo por si se abalanzaba a atacarme. De momento cesaron los ruidos. Así que con mi palo empecé a mover algunas tablas. Estaba segura que encontraría algo horrible de lo cual me arrepentiría, pero la curiosidad me mataba y no podía parar hasta descubrirlo.
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Todo lo que buscaba
Romance¿Te ha pasado que los planes resultan mejores en tu mente que en la vida real? Yo era experta en desilusiones de ese tipo. Pensaba que la aparente vida de ensueño que me esperaba después de la graduación lo era todo para mi; hasta que descubrí el...