69. Charles dice adiós.

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La voz de Cece era inconfundible. Sentía que había soñado con ella y que resonaba su voz, pero no, cuando empecé a abrir los ojos, vi una lucecita y la cara de Cece tapando visibilidad al doctor que le reclamaba y ella le contradecía. 

No sabía en qué especie de pesadilla estaba hasta que se empezó a sentir muy real. Al ver a Jacob, empecé a examinar que era lo último que había hecho antes de perder la conciencia. 

El doctor siguió reclamándole  algo a Cece en francés, y solo sentía como me tomaba la temperatura, pulso y esas cosas. Cuando me recuperé del colapso y volví al cien, él doctor me hizo algunas preguntas para saber por que me había desmayé a lo que concluyó que era solo por el impacto. Olvidé llevar oxígeno al cerebro y fue todo también me sugirió hacerme una prueba de embarazo a lo que yo le dije que no había razón para hacerla; Charles se cuidaba y no había faltado aquello que pasa cada mes. Así que la descartó.

Cuando se fue el doctor, Cece no dejó que me levantara ni que cruzara la calle para llegar a casa. Quería llamarle a Charles pero seguro estaba ya muy dormido, no quería despertarlo ni angustiarlo por algo que no era nada.  Así que me quede en la cama con Cece,  y Kenzo se fue para con Jacob. 

—Amiga, te hubieras muerto de risa al ver al enclenque de Jacob cargándote. Ya en lo último del pasillo le temblaban los brazos— Dijo Cece recargada en un brazo sobre su almohada. 

—Ese Jacob... —farfullé molesta— ¿Si te contó Michel lo de su casa verdad?

—Obvio....

—Lo volvió a hacer esta noche.— le dije viendo en punto perdido del techo. 

—¿Y que le dijiste?

—No tuve tiempo, de pronto recordé a  Charles, me empecé a sentir mal y creo ahí fue cuando me desmayé. 

—Ay amiga, ¿y que piensas decirle?

—Pues lo que debí hacer hace mucho tiempo. Dejarle claro que debe aceptar que estamos destinados a ser amigos casi hermanos y nada más.

—Así se habla guapa.— dio pequeñas palmaditas de felicitación—  Igual no sabemos por que anda raro. Cuando te fuiste de Hartford, buscaba cualquier excusa para pelearse con Mackenzie y a sabes que ella no aguanto mucho tiempo más su mal humor.

—¿Cómo le hacen para llevarse bien en la oficina?

—Deja que te cuente todos los detalles...

Nos quedamos despiertas hasta altas horas de la madrugada hablando. Escuchar su voz en la oscuridad de la habitación me llevo de vuelta al dormitorio de Yale. Siempre hablábamos sin parar hasta que a una le ganaba el sueño y dejaba hablando sola a la otra.

Al día siguiente nos despertamos tarde y comimos todas las golosinas que traía Cece en su mochila. Traté de comunicarme con Charles pero no respondía. Así que me puse el abrigo y salí despeinada a buscarle.  

Cruce la avenida, abrí la puerta del recibidor  y antes de presionar el botón para llamar al ascensor, el portero del edificio me detuvo para darme una carta, me dijo que la leyera antes de subir. 

Me sorprendió un poco, pero era muy típico de Charles hacer sorpresitas. Cuando estábamos en Grecia pase toda un tarde yendo de un lugar a otro en bicicleta buscando las pistas, siguiendo las  indicaciones  de las notitas que terminaron en una cena romántica en un restaurante tan cerca de la orilla al mar que casi se le metía el agua por las fuertes olas.  

Emocionada abrí el sobre haciéndome la idea que era un tipo de disculpa por lo de anoche; así que me dejé sorprender.


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