Han esperado más de treinta capítulos para por fin ver andar a esta parejita...
¡Aplausos a mis lectores!
Por primera vez deseé que el domingo se esfumara para que llegara un lunes de escuela.
Con la gran diferencia que este día no esperaba ver a una maestra mal humorada o un profesor arrogante; deseaba volver a verlo a él.
Muy torpe olvidé preguntarle su número de teléfono y me sentía atrapada en una historia clásica donde para comunicarse sólo se escribían cartas. Estuve a nada de hacerle una, hasta que pensé que eso rayaba en los límites de la cursilería, y definitivamente era algo que Alessa Edevane jamás se había considerado; una chica cursi.
Durante el almuerzo con los chicos, me pusieron al tanto de los detalles que me había perdido cuando me fui. Como que después de lanzar el polvo de colores durante el Holli, terminaron viéndose como paletas de hielo derretidas, el color y el sudor no se llevaban.
También que el licor dulce que sirvieron resultó ser muy traicionero por que terminaron muchos ebrios, sin olvidar todas las escenitas que provocó.
Comentaron que hubo un pequeño incendio cuando se cayó la arena caliente del carrito de café al pasto seco y como fueron varios chicos a apagarlo. Las llamas dejó algunos agujeros en sus pantalones flojos.
Y lo más conmovedor de la noche fue que Jacob se enamoró de una sexy bailarina árabe que presentían jamás volvería a ver.
Los chicos revisaron minuciosamente en los papeles de contratación de Cece, pero con el atuendo y que con unas copitas de más, Jacob la recordaba mucho más guapa, la única opción que le quedaba era meterse a unas clases de danza árabe en la academia de baile donde se les contrató. Obviamente los chicos empezaron a molestarlo así que prefirió no seguir con la investigación.
Cece estaba emocionada por el número de seguidores que había aumentado considerablemente en su Instagram.
Cada que terminaban de contarme sus historias, giraban a verme para saber si yo les decía algo sobre la mía. Sólo que la mía era tan especial que no merecía ser contada en un almuerzo de chili y tacos; debía ser en nuestro querido café verde.
Esperaba ahí si poder comer; ya que con el revoltijo de emociones de los últimos días, sólo había picoteado un poco de fruta y galletas.
Nos despedimos de todos, y junto con Jacob caminé al edificio de arquitectura para tomar la muy esperada clase de derecho.
—Entonces... ¿Podría decirse que tú y el profe... y Charles ya son novios?— Me preguntó Jacob súper intrigado.
—Mmm... No lo sé, supongo que sí. No soy de esas que anda besando a todo el que se atraviesa y Charles tampoco tiene esa finta.
—¿Y crees que en clase te haga ciertas señales o te diga cosas especiales?
—Obvio no. Su trabajo estaría en riesgo al igual que mi lugar en Yale.
—O puede que ya no se acuerde de ti, y te trate como las semanas pasadas— Bromeó con una sonrisita bastante grande y molesta, que de inmediato le quite de su cara con un golpe en el brazo —¡Oye!, fue un chiste Ales. Estás bastante nerviosita.
—Es que con eso no se juega— le respondí ofendida —Además, es una gran ventaja saber dónde encontrarlo ¿No crees? Hay muchos desafortunados que hasta olvidan el nombre o la cara de su conquista y nunca jamás vuelven a verla.
Bastó una sonrisita triunfante para que recordara su lamentable situación con la bailarina y se quedara callado.
Entrando al salón me costó mucho trabajo dejar de sonreír.
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Todo lo que buscaba
Roman d'amour¿Te ha pasado que los planes resultan mejores en tu mente que en la vida real? Yo era experta en desilusiones de ese tipo. Pensaba que la aparente vida de ensueño que me esperaba después de la graduación lo era todo para mi; hasta que descubrí el...