Bajé las escaleras ya lista para ir a la casa de Cam, mi madre me detuvo al llegar a la puerta.
- ¿A donde vas?
- A casa de Cam ¿Por qué?
- Con permiso de quien.
- Papá- respondí- ¿Ya me dejas ir?
- ¿Por qué pasas tanto tiempo con ese chico? Acaso es tú...
- No- dije rápido- Es sólo mi amigo.
- Esta bien- sonríe- Antes de que se me olvide, en vacaciones iremos a visitar a tus tíos.
- ¿Qué tíos?- pregunté.
- Toda la familia en general... haremos una reunión en la casa de mi hermano.
- Esta bien- dije restándole importancia- ¿Ya me puedo ir?
- ¿A que hora vas a llegar?
- Tarde.
- Te estaré marcando, Tarah.- Le di un beso de despedida y salí para ir a casa de Cam. Caminé hasta llegar a esta, cuando estuve frente a la puerta, toque el timbre pero hubo algo que me desconcertó un poco, en la casa se escuchaban gritos, volví a tocar el timbre y los gritos pararon. El padre de Cam abrió la puerta y me sonrió.
- ¿Si?- pregunta abriendo un poco más la puerta.
- Hola, ¿Está Cameron?
- Está arriba- dice y me hace pasar- ¿Él te invitó?- asentí con la cabeza- ¡Cameron!
- ¡No voy a bajar!- grita desde su habitación.
-¡Te busca una chica! - Un minuto de silencio pasó para que Cameron asomara su cabeza por las escaleras y bajarlas para llegar hasta donde estaba yo.
- Hola- saluda- Papá, estaré con Tarah arriba- dice tomando mi mano guiándome hasta las escaleras. Al entrar completamente en la casa divise a la madre de Cam con el maquillaje corrido y una botella de vodka en la mano.
- Hola señora Buchanan.
- Hola, Tarah.
Llegamos hasta su habitación, entramos y cerró la puerta. Me senté en su cama y él repitió la acción sentándose a mi lado.
- Es el único día que mi padre ha estado más de cinco horas en la casa y en esas cinco horas lo único que han hecho es pelear.
- Cuando salen no pelean.
- Claro que lo hacen- dice apretando las manos.
- Cuando nos conocimos no parecía ser así.
- No, mi padre quería pretender que éramos la familia perfecta.
- Ah. ¿En que piensas?- pregunté viéndolo
- ¿Uhm? En nada, solo estaba viendo el techo.
- Que aburrido- dije riendo.
- Tú eres aburrida.
- ¿Te aburre verme todos los días?- pregunté riendo.
- Me gusta verte todos los días- sonríe.
- Aww- agarré sus mejillas y las apreté- Te gusto.
- Nunca lo dije.
- Pero lo insinuaste.
- Cállate Tar- dice y lo hago- No era literal- ríe- ¿Quieres tomar algo?
- Jugo, ¿Tienes?
ESTÁS LEYENDO
La apuesta de los 100 días (Sin Editar)
Romance¿Qué pasaría si tus amigas y tú hicieran una apuesta para humillar a uno de los playboys de la preparatoria? Pues eso hice yo junto a mis amigas. Debo enamorarlo en cien días, pero yo no debo enamorarme. se rumorea que él es peligroso y a mi me gust...