Dia 39°

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Bajé las escaleras ya lista para ir a la casa de Cam, mi madre me detuvo al llegar a la puerta. 

- ¿A donde vas? 

- A casa de Cam ¿Por qué? 

- Con permiso de quien. 

- Papá- respondí- ¿Ya me dejas ir? 

- ¿Por qué pasas tanto tiempo con ese chico? Acaso es tú... 

- No- dije rápido- Es sólo mi amigo. 

- Esta bien- sonríe- Antes de que se me olvide, en vacaciones iremos a visitar a tus tíos. 

- ¿Qué tíos?- pregunté. 

- Toda la familia en general... haremos una reunión en la casa de mi hermano. 

- Esta bien- dije restándole importancia- ¿Ya me puedo ir? 

- ¿A que hora vas a llegar? 

- Tarde. 

- Te estaré marcando, Tarah.-  Le di un beso de despedida y salí para ir a casa de Cam. Caminé hasta llegar a esta, cuando estuve frente a la puerta, toque el timbre pero hubo algo que me desconcertó un poco, en la casa se escuchaban gritos, volví a tocar el timbre y los gritos pararon. El padre de Cam abrió la puerta y me sonrió. 

- ¿Si?- pregunta abriendo un poco más la puerta. 

- Hola, ¿Está Cameron? 

- Está arriba- dice y me hace pasar- ¿Él te invitó?- asentí con la cabeza- ¡Cameron! 

- ¡No voy a bajar!- grita desde su habitación. 

-¡Te busca una chica! - Un minuto de silencio pasó para que Cameron asomara su cabeza por las escaleras y bajarlas para llegar hasta donde estaba yo.

- Hola- saluda- Papá, estaré con Tarah arriba- dice tomando mi mano guiándome hasta las escaleras.  Al entrar completamente en la casa divise a la madre de Cam con el maquillaje corrido y una botella de vodka en la mano. 

- Hola señora Buchanan. 

- Hola, Tarah.

Llegamos hasta su habitación, entramos y cerró la puerta. Me senté en su cama y él repitió la acción sentándose a mi lado. 

- Es el único día que mi padre ha estado más de cinco horas en la casa y en esas cinco horas lo único que han hecho es pelear. 

- Cuando salen no pelean. 

- Claro que lo hacen- dice apretando las manos. 

- Cuando nos conocimos no parecía ser así. 

- No, mi padre quería pretender que éramos la familia perfecta. 

- Ah. ¿En que piensas?- pregunté viéndolo

- ¿Uhm? En nada, solo estaba viendo el techo. 

- Que aburrido- dije riendo. 

- Tú eres aburrida. 

- ¿Te aburre verme todos los días?- pregunté riendo. 

- Me gusta verte todos los días- sonríe. 

- Aww- agarré sus mejillas y las apreté- Te gusto. 

- Nunca lo dije. 

- Pero lo insinuaste. 

- Cállate Tar- dice y lo hago- No era literal- ríe- ¿Quieres tomar algo? 

- Jugo, ¿Tienes? 

La apuesta de los 100 días (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora