Dia 69°

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En el camino a casa de Cam, trato de inventar una buena excusa para dar explicaciones del gran moretón. Además, no emitimos palabra alguna; no sé si por incomodidad o porque no había tema de conversación. Aún siento leves pulsaciones en mi ojo, pero creo que ya no los tengo hinchados de llorar. Tengo la boca un poco seca, pero no tengo la necesidad de tomar agua. Nos detenemos frente a su casa.

- Creo que tengo que ponerte hielo en ese ojo- habla por fin.

Bajamos del auto.

Sigo a Cam y me hace una señal con la cabeza de que entre yo primero. Me detengo en el recibidor porque no sé a dónde ir o qué hacer; él se pone a mi lado.

- ¡Mamá!- grita.

No hay respuesta; me toma de la mano y vamos a la cocina. Me pide sentarme en un taburete junto a la barra; el va directo al refrigerador a sacar hielos. Cam pone hielos en una bolsa de plástico que cubre con un trapo de cocina limpio. Se acerca a mí y coloca la bolsa en mi ojo; a los segundos, el frío me cala un poco la piel.

- Creo que la loca de Scott sí tiene fuerza...- concluye.

- Creo que para ser una chica de tacones altos y exceso de maquillaje, sí. - Sonríe y sigue sosteniendo el hielo en mi ojo.

- Creo que te saldrá un moretón gigante y se quedará ahí por un tiempo.

- Eso lo sé, es obvio- le respondo- ¿Qué le diré a mi mamá?

- Que chocaste con alguien y te dio con el hombro en el ojo- se encoge de hombros.

- ¿Eso es posible?- lo miro con los ojos entrecerrados.

- Creo que si...

El timbre de la casa de Cam suena y deja la bolsa de hielo en la barra para ir a atender. Me acomodo el cabello detrás de la oreja. De la nada vienen a mi mente Anya y Fred y por qué no me han llamado. Saco el celular y me doy cuenta de que ya no tiene batería; por suerte, la última llamada que pude hacer fue a mamá para preguntarle si podía venir a estudiar con Cam. Después de un rato escucho pasos cercanos: Nick se queda pasmado en el umbral de la entrada de la cocina.

- Demonios...- murmura Cam.

- No es por ser mala persona, pero, ¿Leah, quedó peor que tú?- pregunta Nick.

No sé qué responder pero Cam sí:

- Justo cuando llegué, ya le había dado dos puñetazos en la cara- lo dice como si estuviera orgulloso.

Nick se sorprende, lo cual es raro porque a mí no me sorprende lo qué pasó.

- Por cierto- habla Nick- Anya está como loca intentando marcarte, pero no contestas.

- Ya no tengo batería- respondo.

Nick marca desde su celular y me lo pasa.

- ¿Hola?- escucho al otro lado de la línea.

- ¿Anya?- quiero cerciorarme de que es ella.

- ¿Tarah?- pregunta- ¿Dónde demonios te metiste?

- Estoy en casa de Cam- los chicos están atentos a la conversación- y mi celular se quedó sin batería.

- Maldita sea, ¿Por qué siempre soy la última en enterarme de todo cuando algo malo sucede?- se queja- Fred y yo te buscamos por toda la escuela; cuando llegamos al estacionamiento después de un montón de tiempo, ahí estaba Leah... por cierto, dime que no quedaste como ella.

- Por desgracia, ella fue la que dio el primer golpe y creo que estoy igual que ella, pero en mejores condiciones.

- Tarah, creo que tengo que llevarte a clases de box por si la perrleah intenta atacarte de nuevo.

La apuesta de los 100 días (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora