Tim se sienta a mi lado, mira hacia el frente, trae ropa casual en lugar del uniforme de americano.
- Ya me he disculpado y creo... que lo correcto sería hacerlo de nuevo- dice sin mirarme- Nunca fue mi intención comportarme como un idiota y hacerte sentir incómoda.
- Me lo has dicho- lo interrumpo.
Cruzo las piernas estilo indio y me enfoco en jugar con el brazalete de mi muñeca izquierda.
- Eres linda, ingeniosa y sobre todo una buena persona. No entiendo cómo las personas que te conocen a simple vista suelen decir que eres malhumorada o sarcástica.
- Lo que suelen decir las otras personas de mi es basura y no me interesa en absoluto lo que digan- lo miro enojada- ¿Crees que te perdonaré así, sin más? ¿Qué unas simples palabras harán que te dé otra oportunidad? Si eso te funcionó con las demás, lamento decirte que conmigo no.- Se queda callado y mira sus manos.
Me levanto del pasto y me alejo de Tim, quien por desgracia, me toma del brazo y me impide seguir caminando.
- Suéltame- mascullo empezando a enojarme pero el solo afirma su agarre.
- No, hasta que me escuches. - halo mi brazo, pero él opone resistencia y se niega a soltarme.
- Timothee, suéltame. Abre la boca para decir algo, pero alguien más le gana:
- Dijo que la sueltes Timothee.
Nick, Fred y Anya están en el umbral del ventanal, Tim suelta mi brazo y se aleja sin decir nada. Me quedo atónita por unos segundos. Ya no sé que pensar: primero Cam, después Tim, después Leah, Cam me besa y ahora Tim intenta disculparse.
¿Qué clase de programa de televisión me está jugando una broma?
- ¿Qué te estaba diciendo?- pregunta Anya.
- Intento disculparse... otra vez.
- Yo creo que debemos golpearlo y dejarlo con la cara morada- interviene Nick mientras golpea la palma de su mano con el otro puño.
- ¿De que me perdí?- pregunta Fred bastante confundido.
Típico de Fred.
- De nada interesante- decimos al unísono.
A la mañana siguiente, despierto al mediodía y recuerdo que Anya me dejó en mi casa a la una de la madrugada, ¿Por qué razón? Simple: cuando nos íbamos algunos invitados, ya ebrios, se lanzaron a la piscina; de hecho casi media casa lo hizo, incluidos Anya y Nick.
Yo no tenía ánimos, así que me senté en las sillas para revisar el celular. No me la pasé tan mal, Cam sacrificó divertirse con los demás por pasar el rato conmigo. Estuvimos platicando, me prestó su celular ya que al mío se le acabó la batería. Después de que Anya se aburrió de estar en la piscina me dijo que era hora de irnos.
Me froto los ojos y me quedo acostada intentando volver a dormir.
Más tarde, tocan la puerta de mi habitación; quisiera contestar pero aún siento los ojos pesados y la garganta cerrada, así que me concentro en dormir. Tocan de nuevo y pienso que quizá sea mamá. Insisten, pero esta vez abren la puerta y yo me niego a mirar quién es.
- ¿Aún sigues dormida? Esperen...¿Estoy soñando o en realidad es la voz de Cam?
Despierta, despierta.
Con toda la fuerza de voluntad que logro conseguir, levanto un poco la cabeza para mirar la puerta y me doy cuenta de que no estoy soñando ¡Es Cam!
- ¿Qué haces aquí a esta hora?- le pregunto mientras dejo de ver todo borroso.
¿Por qué actúas tan natural frente a él?
Se metió a tu recámara, estás en pijama, despeinada, con el cabello hecho un nido de pájaros... sólo digo.
- ¿¡Qué haces aquí!?- mi cerebro reacciona y le lanzo un cojín, que logra esquivar.
- Se supone que ayer acordamos en salir a las tres- dice mientras recoge mi cojín- No sabía que recibías a las personas aventándoles cojines.
- ¿En serio? No pues... perdón.
Se sienta en el borde de mi cama.
- Creo que eres más amable cuando estás dormida.
- No es por nada, pero acabo de despertar y no tengo ganas de levantarme- discretamente, intento peinar mi esponjado cabello, que por suerte se peina un poco.
Mira todo mi cuarto y clava la vista en la televisión.
- Si ya no quieres salir, podemos ver películas aquí- ofrece.
- ¿Y quién dijo que quería estar contigo?-Pone cara de ofendido y hace un ademán de irse. - Es mentira- le digo con una sonrisa- El problema es que no tengo películas que puedan gustarle a un chico.
- No me molestaría ver películas románticas contigo ¿Sabes?
Me quedo muda ante aquel comentario. Ningún hombre acepta ver películas románticas nunca, jamás, antes muertos que hacerlo.
- Bueno... ponla tú- sugiero.
- ¿Bromeas? Estoy muy cómodo- dice mientras se recuesta a mi lado.
- ¿Ah, si?- pregunto sarcásticamente- porque tú fuiste el que me despertó - De mala gana, se levanta y le indico dónde están las películas.
Pone cara de emoción cuando encuentra una película de acción; la pone y, literalmente, se avienta sobre el colchón y se recarga en la cabecera de la cama; yo lo imito.
Se concentra en la película, pero como ya la he visto unas veinte veces, me aburre y me duermo de nuevo.
- No te duermas- me pide mientras me abraza por los hombros.
- ¿Qué?- le pregunto confundida.
Después de un largo rato, o al menos eso me parece, me atrevo a decirle su ya me aburrí.
Me lanza una mala mirada.
- Tu dijiste que nos quedáramos aquí.
- El problema es que ya he visto esa película un montón de veces.
Se acomoda mejor en la cama y después me mira.
- ¿Entonces qué quieres que hagamos?
Me toco la barbilla, pensativa.
- ¿Y si te doy un beso?- pregunta de la nada, lo cual hace que me sonrojé.
Se acerca a mi lentamente y, cuando está a milímetros de mi cara, su celular suena y se aleja para atender la llamada de mala gana.
- Si... ajá... no... está bien, estaré allá en media hora, mamá.
- Creo que te regañaron.
- Ja ja ja- se ríe sin humor- No es gracioso, nos vemos mañana en la escuela.
Me da un beso en la frente y se marcha; me quedo sentada, sonriendo como una loca enamorada.
¿Qué carajos me has estado haciendo, Buchanan?
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La apuesta de los 100 días (Sin Editar)
Romance¿Qué pasaría si tus amigas y tú hicieran una apuesta para humillar a uno de los playboys de la preparatoria? Pues eso hice yo junto a mis amigas. Debo enamorarlo en cien días, pero yo no debo enamorarme. se rumorea que él es peligroso y a mi me gust...