Dia 80°

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Me pongo la sudadera gris.

Observo a las personas que salen de las tiendas, a las que cargan decenas de bolsas o las que llevan vasos del café en tendencia. Lilianne revisa tranquilamente su celular; un poco más lejos se encuentran mamá y Andrew charlando. 

Descubro que Max no me quita la mirada de encima. 

- Bueno... Lily, Tarah, vayan a las tiendas de ropa y elijan todo lo que les guste- Andrew nos sonríe con su ya típica sonrisa colgate. 

- ¿Quieres empezar por las tiendas con rebajas o las de marca?- pregunta Lilianne de manera sarcástica. 

Consulto a mamá con la mirada, como si ella supiera la respuesta, pero lo único que hace es un gesto en plan "Es tu decisión"

- No sé, da igual, sólo que haya ropa para mi. 

- Empezaremos por rebajas- gira exageradamente- Seguro hay ropa de tu agrado. 

¡Como quisiera que mis malos deseos le atravesaran la nuca, su diminuto cerebro no da para más!  Lilianne comienza a caminar. Voy a su lado pero me dedico a observar los aparadores. Se emociona al ver una pancarta gigante de cincuenta por ciento de descuento en toda la tienda, se echa a correr. Yo camino a mi ritmo, sin ninguna prisa. Al instante que entro en la tienda siento el aire caliente de la calefacción. 

Localizo a Lilianne, quien está observando unos tacones rojos. 

- Escoge la ropa que quieras- me dice sin despegar la vista del par de zapatos- Compra ropa de verano y de otoño. 

- Okey... ¿Por qué? 

- De verano porque debe ser la más barata; de otoño... porque es bonita. - Asiento con la cabeza y me alejo lentamente porque me extraña la amabilidad de Lilianne. 

Me dirijo a la ropa de verano; shorts coloridos apilados en un exhibidor, zapatos y sandalias en otro, playeras, camisetas, ombligueras, accesorios...  Comienzo por tomar shorts: uno de color mezclilla, un negro y un azul pastel. Después de una hora me dispongo a buscar a Lilianne, con todas mis cosas: shorts, blusas, jeans, chamarras, vestidos y gorros para el frío. 

Lilianne carga dos pares de zapatillas, como si se estuviera debatiendo mentalmente por cuál llevar. Cuando veo que lleva el triple de ropa que yo tengo, me hace sentir menos mal. 

- Creo que ya terminé- hablo. 

- Yo igual- dice y deja de lado unas botas- Será para la próxima.

Una empleada la auxilia para llevar toda la ropa a la caja. Una chica la ve con envidia y un chico le sonríe coquetamente, cosa que conmigo no ocurre; pasó desapercibida detrás de ella y el montón de ropa. Mientras le cobran, me lleno de paciencia para no salir corriendo de la tienda y gritar de desesperación. Después de los quince minutos más largos de toda mi vida, la chica de la caja la mira esperando a que pague.

- Todavía no, la ropa de ella también va a mi cuenta. 

Le sonrió a la chica pero ella hace una mueca de fastidio. Lilianne está atenta a que yo organice correctamente mi ropa para el cobro. Sinceramente pensé que me jugaría una broma y diría algo como: "lástima, consigue dinero para pagar" 

Después de pasar mi ropa, la chica suspira aliviada y le menciona el total a Lilianne, quien de su bolsa de diseñador saca su cartera junto con la tarjeta de crédito. La chica cobra sin dificultades y le devuelve la tarjeta. Tomo mis cuatro bolsas y ella se las ingenia para tomar siete bolsas tamaño grande.

Salimos de la tienda y el ligero viento fría azota en mi cara, despeinándome. 

- Creo que debemos buscar a mi madre para irnos de aquí- le comento. 

La apuesta de los 100 días (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora