Dia 79°

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CAM

Cuando sé que ya estoy de vuelta en la realidad, abro los ojos poco a poco; gracias a que la luz se filtra arriba de las cortinas, adivino que es pasado mediodía.

Quiero moverme, pero mi cuerpo se niega a hacerlo al saber que la posición en la que me encuentro es demasiado cómoda. Miro el reloj de la mesa de noche y no me sorprendo para nada al ver que son las dos y media de la tarde. Ni siquiera recuerdo la hora a la que regresamos de la fiesta, pero fue después del límite que la madre de Tarah permitió.

Sabía perfectamente que su mamá me iba a matar en cuanto me viera. La verdad, la pasé bien. Aún tengo grabada en mi mente la sonrisa de Tarah. Una sonrisa se me forma al recordar las mejillas rojas de Tarah debido al frío, así como aquella inocencia en su rostro.

Me pone feliz recordar como sus bellos ojos azules brillaban cuando la tomaba de la mano.

Tocan la puerta y alguien la abre.

- Cam, tienes visitas- escucho la voz de mamá.

No me preocupo por averiguar quién es, simplemente hago un sonido con la garganta para indicar que pase. Mi mamá se aleja y a los pocos minutos escucho los pasos de alguien más, que cierra la puerta.

- Necesitamos hablar. - Levanto la cabeza y me encuentro a Fred.

- ¿De qué?- le pregunto.

- De Tarah- se sienta en la cama y me mira como si fuéramos extraños- ¿Cómo vas? - Suspiro, listo para la plática que tendremos a continuación.

- Bastante bien, creí que ya lo sabías- le respondo- Además, todavía tengo casi dos semanas y media de sobra para el baile.

- El tiempo no es importante en estos momentos- me mira- Creo qué hay algo que debemos aclarar.

- ¿Qué cosa? - Lleva una de sus manos a su cabello y lo peina, me mira con los ojos entrecerrados.

- No lo sé, quizá... ¿los sentimientos?- me mira- Dime... ¿por qué ayer actuaste así? - Sentimiento... sentimiento...

- ¿De que hablas? Ve directo al punto, Fred. Tú suspenso sólo está confundiéndome más. - Pone los ojos en blanco como si hubiera arruinado algo.

- ¿Por qué te pusiste celoso cuando Tarah besó a Matt?

- ¿Yo, celoso?- suelto una pequeña carcajada que dudo que suene como sarcástica- Sí, claro.

- Cam... vi la forma en que la mirabas cuando estaba a centímetros de los labios del tipo ese- me aclara- Y ni hablar de cómo te la llevaste para calmar tus celos - Me huele a que te estás enamorando. Creo que tendrás que ir comprando un lindo traje para el baile de graduación.


TARAH

- Mamá, ya te dije que no quiero ir de compras- le digo con voz molesta- Mucho menos si va Lilianne.

- Que no te importe si va Lily o no- me mira con cara de: "hazlo por mi"

Lleva casi una hora intentando convencerme de que vaya con ellas a comprar ropa. El hecho de que odie esa actividad no es lo que me desagrada, sino saber que su novio fue el de la idea:

"Tarah, podemos ir a la plaza a comprar ropa y puedes escoger la que quieras sin importar el precio; yo pago".

Básicamente insinúa que mi ropa es fea y que él tiene el dinero suficiente como para gastar en alguien que ni conoce. Bueno, pero la verdad es que no quiero ir, porque después de que Cam me trajera a casa, mis planes eran dormir hasta tarde, ver algunas películas y quedarme en pijama. Quería tomar en serio eso de que son vacaciones.

- Tarah...- se queja mamá.

- Ya te dije que no. - Me paro de la cama, me acomodo en el escritorio, saco la laptop y me giro en la silla para estar frente a ella. - Está bien, mamá. ¿Quieres escuchar mi respuesta?- su mirada se ilumina-: No. - Me concentro en mi computadora.

- Tarah, al menos aprovecha que te pagarán toda la ropa que tú quieras, porque, siendo sincera, compras ropa cada año. Eso si, cada que tienes dinero corres a comprar montones de libros, a pesar de que tienes varios sin leer.

- Quizá lo haga, quizá no, pero básicamente con ese comentario me dijo que necesito otro tipo de ropa.

- Tan sólo mira tu closet- lo señala- Tienes jeans, playeras y sudaderas, con suerte cuatro shorts. Necesitas más ropa linda y otros tenis que no sean esos converse.

- No pienso ni en ropa ni en zapatos nuevos; estoy bien con lo que tengo. Me cruzo de brazos y le sostengo la mirada retadora que tiene puesta en mi. No pienso ir aunque ese tipo ricachón me diga que también podría escoger todos los libros que quiera, incluso la librería entera. Mi respuesta sigue siendo no.

- Está bien, entonces rechaza la oferta de la ropa, sólo acompáñame.

- No- niego con la cabeza.

Enciendo la laptop. Abro el buscador y espero pacientemente; mamá se pone detrás de mi para regalarme una mirada molesta.

¿Cómo lo sé? Conozco a mi madre muy bien.

El buscador comienza a cargar un poco lento, pero cuando carga por completo aparece la página de vestidos de graduación. Bajo la tapa de la laptop con rapidez. Me tapo los ojos, suelto un suspiro y ruego porque ahora mamá no me obligue a ir al centro comercial.

- ¿Por qué veías vestidos para fiestas de graduación?- pregunta burlonamente - según yo odias las fiestas. - No respondo nada, porque la verdad, no debo responder.

Sé que si digo algo, soltaré toda la verdad.

- ¿Significa que alguien te ha invitado al baile de graduación?- puedo imaginar su sonrisa- ¿Acaso fue este chico... Cameron?.

Mierda.

- ¿Entonces si te invitó? Afirma, yo sigo sin atreverme a mirarla. - ¿Pensabas decírmelo?

Niego con el dedo índice. En realidad, sí pensaba contárselo, pero si le decía que sí, probablemente me tomaría del brazo y me metería al coche y me daría un montón de consejos para ese día.

- ¿Y que pensabas hacer? ¿Ir a comprar el vestido sola? -Me encojo de hombros.

Realmente mi plan era ir sola. Porque si le decía a Anya, no me dejaría ver los vestidos que podrían gustarme; me llevaría a la tienda de vestidos que a ella le gusta y me obligaría a buscar uno "perfecto" para mi y que posiblemente terminaría odiando.

Mamá guarda silencio unos segundos después y dice alegremente:

- Cámbiate y ponte un suéter que hace frío - dice firmemente.

- Cámbiate y ponte un suéter que hace frío - dice firmemente

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La apuesta de los 100 días (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora