CAMERON
Le tomé la mano a una de las chicas vestidas de porristas que tenía frente a mí, hice que me mirara y sonreí. A primera hora de la mañana alguien me tenía que dar energía, no tenía la suficiente para comenzar las clases si no me liaba con alguien en la siguiente media hora.
— ¿No quieres ir mejor a los vestidores?
La chica del cabello rojizo comenzó a dudar de mi pregunta y a ponerse nerviosa cosa que basto para que soltara mi mano.
— Tengo novio- dijo y me miro a los ojos.
— ¿Está por aquí?
Ella miró a los lados y negó con la cabeza tímidamente, me acerqué a ella y la llevé en dirección a los vestidores.
Luego por qué te Madrean.
Cállate conciencia.
Entramos y no había nadie, le puse el seguro a la puerta y la tomé por la cintura acercándola a mí.
— Soy Harper — habló mientras me besa.
— Genial — dije sin importancia.
— ¿No me dirás tu nombre?
— Cariño — hablé levantando suavemente su mentón — todos saben mi nombre — termino de decir.
— Eres egocéntrico.
— Como sea, bésa.... — no terminé de hablar.
Me senté en las gradas y abrí el paquete de galletas que recién había comprado, a lo lejos pude ver a ¿Andrea? La verdad es que no recuerdo cómo se llamaba, pero cada vez que me veía sentía su odio hacia mí, se había liado una vez conmigo, confundí su nombre y ella enojada se levantó tomó sus cosas y me dejó solo en el hotel.
— Hola, Andrea.
— Idiota — dice la chica morena.
— Te llamas Andrea ¿no?
— Es Nicole, imbécil — dice furiosa y comienza a alejarse de mí.
— ¿Tu estrategia es cambiarles el nombre a las chicas cierto? — me giré y pude ver a Tarah la chica que venía molestando desde algunos días atrás.
— ¿Con ganas de liarte Sarah?
— Sabes mi nombre no es ese, así que deja de fingir — se cruza de brazos.
— La boda se acerca ¿Irás?
— ¿Irás? — preguntó asustada.
— Ya te lo he dicho, muñeca.
— No creo que te líes con mi tía Danielle.
— Tamara, si me lío con tu tía Danielle — admití — si quieres la puedo llamar y preguntarle cuando nos juntamos — dije sacando mi celular del bolsillo.
— Hazlo — me retó — Desbloqueé la pantalla de mi celular y busqué su número.
Tarah seguía mirando mi celular y de vez en cuando me miraba. Presioné el botón para llamar y lo puse en altavoz para que ella también pudiera escuchar la conversación y viera que es cierto.
— Cameron — dice Danielle al otro lado de la línea con su voz más coqueta.
— Danielle ¿Cómo estás?
— Nerviosa por todos los preparativos de la boda ¿y tú?
— Extrañándote, me preguntaba si podíamos vernos.
— Esta semana estoy ocupada, con todo lo que tengo que hacer se me dificulta verte.
— ¿Te parece el viernes en tu casa?
— Pero... — comenzó a decir, pero la interrumpí.
— ¿A las cuatro? Como siempre.
La boca de Tarah parecía como si quisiera tocar el piso, estaba más que sorprendida y yo la miraba con una sonrisa arrogante.
— Está bien, pero solo veinte minutos ¿te parece?
— Entonces el viernes a las cuatro, nos vemos.
Finalicé la llamada y Tarah me golpeó con su puño en el pecho, me reí al ver su expresión y ella se alejó enojada.
— ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo?
— Oh vamos ella no se niega a nada.
— Tiene treinta y tu dieciocho.
— ¿Y? Para el amor no hay edad.
Buchanan, no que no quieres relaciones serias.
— Eso ni siquiera es amor — me gritó bastante enojada — Está a punto de casarse y podría ser tu madre.
— Pero no lo es.
Le guiñé el ojo.
— No puedes ir a la boda.
— ¿Por qué?
— Tú muy bien sabes la respuesta.
Ella en verdad estaba enojada, desde lejos se notaba como quería golpearme.
- Sarah, si iré.
— Por una última vez, soy Tarah idiota ¡TARAH! — exclamó y la vena de su cuello se marcó, parecía que le iba a explotar.
— Cálmate.
— No Buchanan. Me hartas, en primer lugar, mi nombre es Tarah no Sarah, Saida, Tamara, Lara, Dara ni ningún otro que se le asemeje. Y en segundo te lías con mi tía ¡CON MI TÍA!
— Si que lo hago — dije con una sonrisa causando que su furia creciera más y más.
— Y en último lugar, no entiendo...
La interrumpí con un beso en la boca, la tome de la cintura y la acerque más a mí.
— Eres...— murmuró en medio del beso.
— ¿Mejor? — pregunté
Ella se alejó sin dejar de mirarme a los ojos, se dio media vuelta y se fue sin decirme nada, en su rostro se reflejaba confusión de lo que acababa de pasar.
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La apuesta de los 100 días (Sin Editar)
عاطفية¿Qué pasaría si tus amigas y tú hicieran una apuesta para humillar a uno de los playboys de la preparatoria? Pues eso hice yo junto a mis amigas. Debo enamorarlo en cien días, pero yo no debo enamorarme. se rumorea que él es peligroso y a mi me gust...