Dia 77°

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A pesar de que aún no llegamos a la fiesta, la música a todo volumen ya se escucha.

Desde calles atrás, ya están muchos autos estacionados por ambos lados de la calle. Me pregunto si a los vecinos no les molesta este tipo de fiestas qué hay cada semana.

Después de casi veinte minutos, encontramos un lugar para estacionar el coche a tres calles de la casa. El aire húmedo por la lluvia se percibe cuando caminamos por las húmedas banquetas de la calle. 

- ¿De quién es la fiesta?- le pregunto a Cam, quien lleva las manos en las bolsas de la chaqueta de mezclilla. 

- No tengo la más mínima idea, sólo sé que invitaron a toda la escuela y otro par de preparatorias. 

- ¿O sea que habrá tres veces más gente que en las fiestas anteriores que he ido? 

- Exacto. Y ahora es cuando me siento bien de hayas traído jeans y suéter, porque no quiero andar golpeando a estúpidos que te miren. 

Golpeó su brazo y sigo caminando.

- Si quisiera, podría venir como esas chicas de allá- señaló la banqueta de enfrente; llevan un vestido y más maquillaje que Lilianne y Leah juntas. 

- Sí, claro. El día que te vistas como ellas, en el mundo lloverán diamantes- voltea a verlas de nuevo- Aparte, ese no es tu estilo. Tu eres más de jeans, sudaderas y tenis que de vestidos, escotes y tacones. Puedo apostar a que sí usas tacones caminarás como Bambi al nacer y quizá termines con algún tobillo roto. 

- ¡Eso no es cierto!- me quejo- Después de algún tiempo de práctica podría caminar como súper modelo.

- Me encantaría verte caminando con tacones por toda tu casa- se burla- Y que después anduvieras como súper modelo- tiene mirada pícara y yo ruedo los ojos. 

Después de unos quince minutos de caminata, llegamos a la fiesta; una mansión como la mayoría, pero está lucia más pequeña... o al menos eso aparentaba. 

En la entrada había un trampolín vacío, quizá porque había algo más interesante, como burlarle de los chicos ebrios. Aparte de eso, había basura, vasos vacíos, botellas de cerveza tiradas, gente ebria en el pasto y algunas personas besándose. Para ser las diez de la noche, las personas ya se habían embriagado mucho. 

Cam me toma de la mano mientras nos adentramos. Desde el umbral de la puerta noto que al parecer quitaron la mayoría de muebles para poder hacer una pista de baile en el recibidor, la sala y un salón grande que no tengo ni idea de lo que sería.

La gente baila sin importarle nada; de hecho, hay chicas que bailan en ropa interior y con una botella de cerveza en la mano.

- ¿Entiendes por qué me siento seguro al saber que traes suéter y jeans?- me sonríe. 

Asiento y quito la vista de aquellas chicas en sostén. 

Me hala de la mano y nos adentramos en la multitud de personas que bailan al ritmo de la electrónica.

- Tenemos que encontrar a Nick y a Anya- me grita al oído ya que gracias a la música no se escucha nada. 

- ¿Pero dónde estarán?- le pregunto en un grito. 

- No lo sé- responde. 

Los busco a mi alrededor pero no veo a nadie parecido a ellos.

De repente, alguien me empuja, lo cual provoca que me tropiece y me vaya de frente a Cam, directo a su pecho. 

- ¡Que cariñosa!- dice. 

- Cállate, Camarón- le digo mientras me enderezo- Me empujaron. 

La apuesta de los 100 días (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora