La semana transcurrió normal y tranquila, ninguna de mis compañeras me molestó, ni siquiera la loca de Leah. Cameron pasó más tiempo conmigo, tanto que incluso me llevaba a su casa y después regresaba a sus entrenamientos. Al parecer ya le daba igual lo que pensaran las personas al vernos juntos. El martes en la noche recibí una llamada de Cam dándome las buenas noches. El miércoles nos dormimos a las cinco de la madrugada por estar hablando por teléfono. Claro, al día siguiente los dos estábamos muertos de sueño y durmiéndonos en casi todas las clases; gracias a ello me dieron un balonazo en educación física. El jueves, sin querer, le di un puñetazo en la mejilla, porque lo confundí con Timothee, mientras me tapaba los ojos cuando yo sacaba algunos cuadernos de mi casillero; después me disculpé y lo abracé.
Todos en la escuela se preguntaban porque Cam pasaba tanto tiempo conmigo. Es verdad que algunas personas llegan a cambiar, pero él no es de esas algunas; según dicen los que lo conocen, él nunca cambia por ninguna chica, aunque mi madre siempre me ha dicho que para cada chico hay una chica. Sonará estúpido pero ¿y si yo soy esa chica? ¿si yo soy la mujer que terminará el resto de su vida con él?
Tarah tienes 17 años como para pensar que él será el amor de tu vida. En el mundo hay cientos de chicos.
Me rasco la nariz ante aquel pensamiento loco y me concentro en el aburrido libro de Historia Universal. Es la penúltima clase y ya me estoy muriendo. Al parecer todos los maestros se pusieron de acuerdo en hacer las clases aburridas.
¿Cómo rayos podía pensar en que yo sería el amor de su vida? Eso es patético. Tarah, en verdad eres una maldita ilusa.
Juego con el marca-textos entre mis dedos y miro el reloj, faltan sólo dos minutos para que la clase termine. Guardo discretamente mis cosas y espero el sonido del timbre. Para cuando los demás apenas están guardando sus cosas, yo ya estoy en mi casillero.
- Oye, Tarah. - Es Fred un poco ansioso.
- ¿Qué pasa? - Se rasca la nariz y comienza a ver a todos lados.
- Se me olvidó el libro de Biología y hoy es el examen oral. Tú eres mi única esperanza. - Me rasco el hombro mientras intento sonreírle.
- Dejé el libro en casa porque esta semana dijo que no lo ocuparíamos... Pone ambas manos en su cara y suelta todo el aire acumulado.
-¿Ya le preguntaste a Anya?- me pongo una mano en el hombro- Creo que tienen al mismo profesor. Sonríe, sale corriendo y grita un "gracias".
Saco la ropa de educación física, dejo algunos libros y cuadernos. Camino hasta los vestidores y siento la mirada de varias chicas. Empujo la puerta y hay vestidor lleno. Busco un espacio para cambiarme; nada. Camino y se me iluminan los ojos al ver un cubículo vacío, corro hasta el. Cierro la puerta y comienzo a desvestirme.
-¿Ya escuchaste todos los rumores?- me quedo helada y pongo atención.
-¿De Cameron y Tarah?
- Si- otra voz- Hay demasiados rumores como para ser verdad.
- Algunos son muy exagerados- dice la voz número uno- Dicen que Cameron se equivocó de chica y ahora sólo quiere estar con ella para después de un tiempo botarla. Otro dice que en realidad le gusta, unos más aseguran que es una apuesta por parte de Tarah.
Demonios.
- Yo creo que se equivocó, ya es mucho tiempo para no terminarla- me quedo sin aire por un momento- Ya son casi tres meses juntos.
- Yo digo que en realidad le gusta y no quiso esconder ese sentimiento... eso pienso yo.
- Si, los he escuchado- me dice Anya- Y una infinidad de ellos. Todos diferentes.
ESTÁS LEYENDO
La apuesta de los 100 días (Sin Editar)
Romance¿Qué pasaría si tus amigas y tú hicieran una apuesta para humillar a uno de los playboys de la preparatoria? Pues eso hice yo junto a mis amigas. Debo enamorarlo en cien días, pero yo no debo enamorarme. se rumorea que él es peligroso y a mi me gust...