Dia 52°

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- Tarah, de verdad lo lamento- dice mi madre por enésima vez- No queríamos dejarte sola pe...- la interrumpí.

- No me importa, pasé la noche con los Buchanan y fue mejor que estar con ustedes- dije restándole importancia a la conversación.

- Teníamos una reunión importante hija- ahora habla mi padre- Llegamos cerca de media noche y nos sorprendimos al no verte en casa.

- Ah- dije y miré mi celular- Era obvio- reí sarcásticamente- No iba a esperarlos con la cena hasta las doce de la noche.

- Tarah- dijo mi madre con voz triste.

- Mamá, en serio, olvídalo, no me importa. - El celular de ello sonó y me miró como si esperara mi aprobación para contestar el teléfono, asentí con la cabeza y se alejó dejándome con mi padre en la sala.

- Escucha...- dice mi padre mirando su celular- Te lo recompensaremos... Mañana iremos a clases de cocina, los tres juntos ¿te parece?- dice mientras sonríe y despega la vista de su teléfono.

- Es malo comprar a las personas- respondí.

- Siempre has querido hacerlo- se defiende y a encoge de hombros.

- Lo estás haciendo para que no siga enojada contigo, no porque realmente quieras pasar tiempo con tu hija- contesté enojada y regresé mi mirada al celular.

El timbre de la casa sonó, mi padre se levantó del sillón y se dirigió a abrir la puerta.

- Tarah, te buscan- dice sin despegar la vista de la persona que se encontraba afuera.

- Hey- dije acercándome a mi padre y abriendo la puerta para dejar pasar a Cam, para mi sorpresa no era él, era Tim.

- Hola Tar- dice sonriendo- Al parecer aún estabas dormida.

Era cerca de la una de la tarde y yo seguía en pijama, con el cabello recogido, sin maquillaje y una sudadera gris de Cam que me llegaba dos dedos arriba de la rodilla.

- Lo siento- dije y cerré un poco la puerta- ¿Qué quieres?... quiero decir, ¿A que vienes? Tiene tiempo que ya no pasabas por aquí.

Miré a mi padre en señal de que se fuera, al parecer entendió y se retiró de la puerta.

- Sólo vine a saludar, ya no contestas mis llamadas así que decidí venir por lo mismo.

- No tengo llamadas perdidas- dije con el ceño fruncido mientras miraba mi celular.

- Cada vez que llamo esta ocupado... Al parecer vas bien con la apuesta- ríe.

- Timothee, basta... Cam ya no es una apuesta- dije tocando mi cara con desesperación- ¿Cuándo dejarás de molestarme?

- No lo sé, tengo una cierta obsesión contigo- sonríe.

- Eres un idiota- dije intentando cerrar la puerta pero me detuvo poniendo su mano en ésta.

- Hey, estoy bromeando- ríe- Te invito a cenar- sonríe y eso hace que abra la puerta- Sólo tú y yo.

- No- respondo seca.

- Nada de compromisos, sólo será una cena entre amigos.

- No lo sé Timothee.

- Vamos...- súplica.

- No, no quiero, no puedo y no debo.

- ¿Por Cameron?- pregunta enojado? ¿De verdad te gusta, Tarah?- ríe irónicamente.

-¿Y si me gusta qué?- contesto enojándome.

Lleva su mano a su cabello en señal de frustración para después mirarme con una sonrisa forzada.

La apuesta de los 100 días (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora