- Tarah, de verdad lo lamento- dice mi madre por enésima vez- No queríamos dejarte sola pe...- la interrumpí.
- No me importa, pasé la noche con los Buchanan y fue mejor que estar con ustedes- dije restándole importancia a la conversación.
- Teníamos una reunión importante hija- ahora habla mi padre- Llegamos cerca de media noche y nos sorprendimos al no verte en casa.
- Ah- dije y miré mi celular- Era obvio- reí sarcásticamente- No iba a esperarlos con la cena hasta las doce de la noche.
- Tarah- dijo mi madre con voz triste.
- Mamá, en serio, olvídalo, no me importa. - El celular de ello sonó y me miró como si esperara mi aprobación para contestar el teléfono, asentí con la cabeza y se alejó dejándome con mi padre en la sala.
- Escucha...- dice mi padre mirando su celular- Te lo recompensaremos... Mañana iremos a clases de cocina, los tres juntos ¿te parece?- dice mientras sonríe y despega la vista de su teléfono.
- Es malo comprar a las personas- respondí.
- Siempre has querido hacerlo- se defiende y a encoge de hombros.
- Lo estás haciendo para que no siga enojada contigo, no porque realmente quieras pasar tiempo con tu hija- contesté enojada y regresé mi mirada al celular.
El timbre de la casa sonó, mi padre se levantó del sillón y se dirigió a abrir la puerta.
- Tarah, te buscan- dice sin despegar la vista de la persona que se encontraba afuera.
- Hey- dije acercándome a mi padre y abriendo la puerta para dejar pasar a Cam, para mi sorpresa no era él, era Tim.
- Hola Tar- dice sonriendo- Al parecer aún estabas dormida.
Era cerca de la una de la tarde y yo seguía en pijama, con el cabello recogido, sin maquillaje y una sudadera gris de Cam que me llegaba dos dedos arriba de la rodilla.
- Lo siento- dije y cerré un poco la puerta- ¿Qué quieres?... quiero decir, ¿A que vienes? Tiene tiempo que ya no pasabas por aquí.
Miré a mi padre en señal de que se fuera, al parecer entendió y se retiró de la puerta.
- Sólo vine a saludar, ya no contestas mis llamadas así que decidí venir por lo mismo.
- No tengo llamadas perdidas- dije con el ceño fruncido mientras miraba mi celular.
- Cada vez que llamo esta ocupado... Al parecer vas bien con la apuesta- ríe.
- Timothee, basta... Cam ya no es una apuesta- dije tocando mi cara con desesperación- ¿Cuándo dejarás de molestarme?
- No lo sé, tengo una cierta obsesión contigo- sonríe.
- Eres un idiota- dije intentando cerrar la puerta pero me detuvo poniendo su mano en ésta.
- Hey, estoy bromeando- ríe- Te invito a cenar- sonríe y eso hace que abra la puerta- Sólo tú y yo.
- No- respondo seca.
- Nada de compromisos, sólo será una cena entre amigos.
- No lo sé Timothee.
- Vamos...- súplica.
- No, no quiero, no puedo y no debo.
- ¿Por Cameron?- pregunta enojado? ¿De verdad te gusta, Tarah?- ríe irónicamente.
-¿Y si me gusta qué?- contesto enojándome.
Lleva su mano a su cabello en señal de frustración para después mirarme con una sonrisa forzada.
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La apuesta de los 100 días (Sin Editar)
Romance¿Qué pasaría si tus amigas y tú hicieran una apuesta para humillar a uno de los playboys de la preparatoria? Pues eso hice yo junto a mis amigas. Debo enamorarlo en cien días, pero yo no debo enamorarme. se rumorea que él es peligroso y a mi me gust...