- Esto es tan extraño- le digo.
- ¿Por qué?- responde Cam confundido.
Sonrío y le doy un leve golpe en el hombro.
- Meses antes podría haberte golpeado- río.
- No me recuerdes algo que ya sé- se une a mi risa- Y... ¿Qué quieres que hagamos?- me pregunta, lo que provoca que lo mire de mala manera.
- No lo sé, tu me invitaste- río.
Murmura un "cierto" y se para rápidamente de la cama, me extiende la mano y me levanta de un jalón.
Bajando las escaleras toma mi mano y me lleva hasta su jardín. De repente, siento los brazos de Cam sobre mis piernas y de un momento a otro estoy sobre su hombro suplicando que me baje.
CAMERON
Escucho la risa de Tarah y sus gritos suplicando que la baje. La sostengo bien y camino en el jardín de mi casa.
Me doy cuenta que nunca he tonteado con una chica, sino que voy al grano, hago que tengamos relaciones y al final todo es como si nada hubiera pasado. Sin embargo, Tarah es diferente a todas las chicas con las que me he acostado. La bajo, pero antes de eso saco su celular de la bolsa del pantalón. La miro burlonamente y ella sospecha que le quité algo; comienza a tocarse las bolsas del pantalón con desesperación.
- ¿Buscabas esto?- le pregunto mientras sostengo su celular frente a mi cara. Me mira sorprendida en intenta recuperarlo. Lo alzo lo más alto que mi brazo permite y, aunque brinca lo más que puede, no lo alcanza.
- Devuélveme mi celular, pedazo de..... - se calla abruptamente.
- Si lo quieres, tendrás que alcanzarme. Me echo a correr y es lógico que Tarah jamás me alcanzará. Me detengo muy lejos de ella y observo lo lento que corre.
- ¡Corres más lento que mi abuela!- le grito.
- ¡CAMERON!
Desde la cocina (me encuentro a dos metros) mi madre me prohíbe hacer comentarios como esos. Tarah se acerca, pero vuelvo a correr, esta vez más lejos de la cocina para que mi mamá no me regañe.
Miro hacía atrás y Tarah corre (mejor dicho: trota) hacia mi. Sin querer me tropiezo con mi propio pie y caigo de frente, mi celular sale lanzado y no lo puedo alcanzar tan fácilmente. Intento pararme pero, justo cuando estoy por lograrlo, siento el cuerpo de Tarah sobre mi espalda mientras su mano tapa mis ojos para tomar el celular.
- Eres muy cómodo Cam.
- Tarah- aunque ella no me ve, sonrío maliciosamente- Eres peso muerto para mi, verás que puedo levantarme aunque estés en mi espalda. Por más que se recarga en mi, no puede impedir que me levante porque me sacudo y logro quitármela de encima. Rápidamente consigo recostarla y ahora soy yo quien está sentado en su espalda; obviamente, sin dejar caer todo mi peso.
- Eres muy cómoda Tar.
Después de un tiempo, Tarah se deshace de mi, me quedo acostado en el pasto y ella se sienta al lado mío.
- Mañana tienen partido ¿cierto?- asiento y una sonrisa se asoma de sus labios- Y les patearán el trasero ¿cierto?
No contesto de inmediato porque me quedo sorprendido de lo que veo: el poco aire que sopla hace que su cabello dance; el sol la hace resplandecer como si tuviera una corona de luz. Me quedo sorprendido y los latidos de mi corazón se aceleran.
- Quizás lo hagan- desvío mi mirada de ella- o tal vez nosotros se los patearemos a ellos... Por cierto, ¿Quién te aviso del partido?
- Fred- me dice con un tono de obviedad.
Me siento en el pasto y comienzo a jugar con el.
- Tengo hambre- le digo.
Ya puedo mirarla sin que el pulso del corazón se acelere y quiera salirse de mi pecho.
- Creo que yo también tengo hambre- me toca levemente el brazo y me sonríe. Me pongo de pie y la ayudo a levantarse, nos sacudimos el pasto y la tierra del pantalón y me pongo frente a ella pero de espaldas.
- Te llevaré de caballito- le propongo.
Casi puedo sentir cómo su mirada me atraviesa. Dice no con la cabeza.
- Vamos, sube, no pasará nada.
Se acerca y coloca sus manos en mis hombros; da un salto, agarro sus piernas por debajo de las rodillas y me abraza el cuello, comienzo a caminar.
- ¿Qué pasa si me caigo?
- Pues tu amortiguas mi caída- me dice entre risas.
Ella no para de reír ni de decirme que me fije por dónde camino y que no me vaya a tropezar con mis propios pies. Tarah no pesa nada, podría correr con ella y no sería problema, pero siendo sinceros, me da flojera.
- ¿No te has cansado?- pregunta.
Niego con la cabeza.
Cuando estoy a punto de cruzar la puerta, como por arte de magia, mamá entra en la cocina y se detiene cuando nos ve; me regala una mirada enternecida.
- ¡Cameron!- chilla. Tarah me aprieta sutilmente el cuello mientras me mira con cara de: ¿Qué se hace en estos casos?
- Nunca te había visto haciendo eso con ninguna chica- le sonríe a Tarah, me muero por dentro porque se que es verdad- No se muevan, voy por o cámara.
- Madres...- murmuro con fastidio fingido, la verdad es que estoy demasiado nervioso.
- ¿Tengo que ponerme nerviosa por esto?- me pregunta.
- Nah, sólo tomará la foto y se la enseñará a toda la familia.
Trato de parecer relajado y por su cara creo que lo he logrado.
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La apuesta de los 100 días (Sin Editar)
Romance¿Qué pasaría si tus amigas y tú hicieran una apuesta para humillar a uno de los playboys de la preparatoria? Pues eso hice yo junto a mis amigas. Debo enamorarlo en cien días, pero yo no debo enamorarme. se rumorea que él es peligroso y a mi me gust...