El sol brilla con fuerza, pero en mi pecho hay una sombra que se siente más pesada que el calor del verano. Hoy es 16 de julio, mi cumpleaños, y todos mis amigos han decidido celebrar en la playa. El aire está impregnado de risas y música, pero mi mente está atrapada en un torbellino de recuerdos y emociones. ¿Cómo llegué a esto?
El vestido blanco que elegí resalta mis curvas y refleja la luz del sol, pero me siento como una impostora. Miro mi reflejo en el espejo: la chica que debería estar emocionada por su cumpleaños, pero que solo siente un nudo en el estómago. Cam ha estado a mi lado durante este tiempo, pero la revelación que se avecina me pesa más que cualquier vestido.
Al llegar a la playa, el bullicio me envuelve. Cam me saluda con su sonrisa cálida y genuina, un destello de luz en medio de mi caos interno. Pero esa luz pronto se ve eclipsada por la sombra de la verdad que he mantenido oculta.
—Feliz cumpleaños, Tarah —me dice, envolviéndome en un abrazo que me hace sentir segura y deseada.
—Gracias, Cam —respondo, sintiendo que la culpa me ahoga. ¿Por qué me siento así?
La fiesta avanza, con música a todo volumen y risas que resuenan en el aire. Todos parecen estar disfrutando, menos yo. Mientras me uno al grupo, una parte de mí desea gritarle a Cam lo que he hecho, pero el miedo a perderlo es abrumador.
La tarde avanza entre juegos de playa y risas, pero mi mente no puede dejar de girar en torno a la traición que he ocultado. Los amigos de Cam llegan y se suman a la celebración, y en medio de la alegría, me siento atrapada en una red de secretos. Cada mirada de Cam me golpea como un recordatorio de la verdad que no puedo revelarle.
De repente, Leah se acerca, su sonrisa es brillante, pero su mirada tiene una chispa de malicia.
—¡Tarah! —grita, llamando mi atención—. ¡Feliz cumple! ¿Estás lista para lo que viene?
Miro a Cam, que está a mi lado, y una punzada de ansiedad recorre mi cuerpo.
—¿Qué viene? —pregunto, mi voz tiembla.
Leah sonríe de manera traviesa.
—Oh, ya sabes, lo que todos han estado comentando. Tu pequeña apuesta con Cameron.
Cam se vuelve hacia mí, su expresión cambia de confusión a dolor.
—¿Apuesta? —pregunta, su voz es un susurro, pero resuena como un trueno en mi pecho.
—Sí, Tarah, ¿qué tal si le cuentas a Cam la verdad? —La sonrisa de Leah es desafiante, y siento que el aire se me escapa.
La culpa me consume, un fuego que quema en mi pecho. Cam me mira, sus ojos avellana se llenan de incredulidad y desilusión.
—¿Qué? —su voz se quiebra, y siento que el mundo se detiene a nuestro alrededor.
—Cam, yo... —intento explicarme, pero las palabras se atascan en mi garganta, como si el miedo y la traición se hubieran apoderado de mí.
—¿Es cierto, Tarah? —me interrumpe, su tono es frío y distante—. ¿Todo este tiempo fue solo un juego para ti?
—No, no era solo una apuesta —trato de defenderme—. Al principio, sí, pero lo que siento por ti es real. ¡Por favor, escúchame!
Cam me mira con una mezcla de dolor y decepción.
—Es difícil para mí creerlo ahora —dice, su voz apenas un susurro—. Siempre pensé que eras diferente, pero parece que eres igual que todas las demás.
La música se detiene, y el aire se vuelve pesado con la tensión. Todos nos miran, y me siento expuesta, como si estuviera desnuda ante sus ojos.
—No, Cam. —Mis palabras fluyen con urgencia—. No quiero que pienses así. Me importas de verdad. No quise que las cosas llegaran a este punto.
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La apuesta de los 100 días (Sin Editar)
Romance¿Qué pasaría si tus amigas y tú hicieran una apuesta para humillar a uno de los playboys de la preparatoria? Pues eso hice yo junto a mis amigas. Debo enamorarlo en cien días, pero yo no debo enamorarme. se rumorea que él es peligroso y a mi me gust...