Dia 47°

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Eran las seis de la tarde y aún no recibía una sola llamada de Cam. Revisaba mi celular cada minuto y lo único que encontraba en el eran mensajes de Anya hablándome y obligándome a ponerme de acuerdo con los otros chicos para salir de la ciudad y disfrutar la última semana de vacaciones. Me arreglé para ir a su casa y platicar bien del tema, tomé mi celular para revisar la hora cuando noté que, entre las notificaciones tenía un mensaje de Cam.

《Camarón》

¿Quieres hablar?
5:20 p.m

Estoy en camino a casa de Anya
5:22 p.m

Iré al centro comercial. Ve,

te espero frente a la tienda de discos.

5:24 p.m


Bloqueé mi celular y salí de mi casa con rumbo al centro comercial y no a la casa de Anya como tenía planeado.

(.....)


Moví mis manos, estaba nerviosa por la llegada de Cam, estaba sentada en una de las bancas de aquel lugar al que me había citado. Tenía tantas cosas en la cabeza sobre nosotros, no estábamos en una relación pero nos besábamos y ambos sabemos que nos atraemos.

- Hola. - Saluda llegando a mi lado, brinqué debido a que escuché su voz repentinamente. - Lo siento, no quise asustarte- dijo poniendo su mano en mi hombro mientras se sentaba a mi lado.

- Esta bien, no te preocupes- sonreí- ¿Cómo éstas?

- Ahora...- dice mirándose- Sentado.

- Tonto - dije sonriendo.

- Estoy algo confundido, pero fuera de eso bien- contesta mirándome y con una sonrisa.

- ¿Confundido?- pregunté curiosa.

- Sabes bien de lo que hablo- sonríe.

- No- respondí seria.

- Tarah, hablo de lo que pasó ayer. Por eso estamos aquí.

- Ah...- desvíe mi mirada- No creo que estés tan confundido como dices porque cuando mencionas que te acuestas con otras chicas no suenas a que estés confundido.

- Jamás dije que dormí con otras chicas, estas poniendo falsas acusaciones en mi contra- ataca serio.

- Tal vez tengas razón, pero lo supe en el momento en el que Leah me dijo que ustedes dos durmieron juntos- contesté enojada.

- Es por eso que estoy aquí Tarah, para explicarte todo- suspira frustrado.

- Oh no...- dije riendo- No quiero que me cuentes como lo hicieron y tampoco quiero saber si te gusto o no. Se quedó callado un momento y dirigí mi mirada hacia él. Su vista estaba perdida en el suelo mientras mordía su labio inferior.

- Estas aquí por algo...- me mira- ¿Por qué?

- ¿Qu... De... A que te refieres?- pregunté con nerviosismo.

- Te envíe un mensaje para que nos viéramos aquí- contesta serio- Éstas aquí por ese mensaje, pero me dices que no te interesa saber nada acerca del tema así que dime... ¿Por qué estas aquí?-  Me incomodé tanto que no pude mantener mi mirada puesta en él.

- Me gustas- dije rápidamente pero bastante audible. Estúpida, idiota y enamorada, así es como estoy para decir tal estupidez en frente de él.

- ¿Qué?- pregunta con sus cejas fruncidas y una sonrisa.

- No me mires así, tú eres él único culpable de hacer que me sienta de esa manera y te odio por hacerme sentir algo que nunca he vivido.

- También me gustas, y es por eso que necesito que me escuches- toma mis manos causando que todo mi cuerpo tiemble ante su contacto. Estaba tan nerviosa que no era capaz de articular una sola palabra- Ni siquiera sé por donde empezar- ríe- Fui a esa fiesta literalmente obligado- sonríe- Cuando estuve allá Leah se acercó a mi. Comenzó a hablar conmigo y me dijo que quería bailar conmigo, claramente yo no quería pero estoy seguro que no iba a parar de molestar hasta que bailara con ella, y después de eso ya no recuerdo nada- me mira con arrepentimiento- Desperté semidesnudo junto a ella.

- Estas mintiendo- dije rápido.

- No, no lo hago- responde mientras pone una de sus manos sobre la mía- Nunca te mentiría.

- ¿Por qué?- lo miré confundida. Sonríe mientras acaricia mi mejilla.

- Porque me gustas y no sé cuántas veces tendré que decirte lo mismo para que me creas.

- Nunca me lo habías dicho- susurré.

- Me gustas- repite.

- Lo estas diciendo para que no me enoje contigo.

- Lo digo porque realmente me gustas- sonríe y no puedo evitar hacer lo mismo.

- No hagas eso- dije sonriendo.

- ¿Qué cosa? ¿Esto?- sonríe aún más si es posible y se acerca a mi- ó ¿Esto?-deja un beso en mi nariz.

- No lo hagas- dije pero mi voz no fue lo suficientemente fuerte para que él me escuchara.

- Tarah...- dice y cerré mis ojos esperando a que me besara- ¿Yo te gusto? Asentí con la cabeza aún con los ojos cerrados, acerque mi boca a la suya para que me diera un beso, en lugar de eso me abrazo y se echó a reír en mi oreja.

- Eres un idiota- dije abriendo los ojos.

- Ahora si...- ríe- Bésame.

- No- sonreí y me levanté de la banca- Tengo que ir a la casa de Anya.

- Tar- ríe y se levanta acercándose a mi- Actuemos como si fuéramos novios.

- Claro...- sonreí y me abrazó por la cintura- Como nunca lo seremos- bromeé.

- No digas estupideces, si quieres te puedo pedir que seas mi novia ahora mismo- habla decidido.

- No- reí- Eso es poco romántico.

- No soy romántico- levanta una de sus cejas.

- Conmigo lo eres- dije acariciando su cabello.

- Casi nunca, Tar- ríe a carcajadas.

- Que imbécil puedes llegar a ser- golpeé su pecho.

- Amo cuando eres así conmigo- sonríe para volver a besarme.

- Amo cuando eres así conmigo- sonríe para volver a besarme

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La apuesta de los 100 días (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora